Capítulo Veinticinco

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Matthew Anderson sentia como si hubieran retrocedido en el tiempo

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Matthew Anderson sentia como si hubieran retrocedido en el tiempo.

Su abuelo había salido del hospital, aún en constante recuperación por las secuelas que tuvo tras su descompensación.

Ya conseguía hablar y podía retener más cosas en su memoria. Poco a poco la movilidad en sus extremidades volvía a su estado normal y continuaba yendo al hospital cada día por el control de su situación.

Matt se sentía más alegre y menos amargado que antes.

En el autobús y escuchando de su música, observó el paisaje de los bosques a su alrededor.

Sentía como que todo poco a poco iba volviendo a la normalidad.

Tenía más amigos, amigos en los que de verdad podía confiar.

Ian era un amor de persona, aunque hay veces en dónde deseaba cerrarle la boca y que dejara de decir idioteces.

La confianza entre ellos dos había crecido inmensamente tanto que ya no recordaban al antiguo Ian pulcro y tímido del principio.

James, el conductor, por otro lado, había ingresado también en el instituto, teniendo solo diecinueve años, caso que puso un poco confuso a Matt al no entender bien porque vuelve a la escuela.

Por lo que le dijo Ian, James y él son uña y carne, por lo que sus padres se la arreglaron para que el rubio de ojos azules este en clases normales igual que ellos.

––Hola, Matt —saludo una chica a su lado.

Sonaba acaramelada y el solo le sonrió devuelta, ignorandola por el resto del camino.

Porque claro, durante ese mes y medio que había pasado desde que había rompido con Billy varias cosas habían cambiado.

Una de ellas era que Matt se podría considerar a lo que llaman "popular".

¿La razón?

El entrenador de Rugby consiguió convencerlo de que se uniera al club. ¿Cómo? Simple, le ofreció dinero.

Matt en cuanto escucho que le darían dinero por simplemente correr, patear y empujar a mastodontes, dijo de inmediato que si.

Porque claro, el necesitaba y quería dinero.

La incorporación de Matt al equipo fue un gran boom entre los estudiantes, ya que nunca habían notado a alguien tan apuesto como Matt.

Era rubio con tonalidades oscuras, su rostro era bien proporcionado, además de que tenía ese aura de peligro, aunque Matt no matara ni una mosca, eso a la gente le gustaba.

Aquella temporada era oficialmente de ellos y la gente estaba emocionada por verles, no jugar, sino ver a los chicos musculosos sudorosos y con poca dignidad revolcándose con los otros.

Bajo del autobús, sacando sus auriculares y se acercó sonriente a Ian y James, quienes le saludaron con ánimo.

—¿Listo para patear traseros, Anderson? —le abrazo Ian intentando desordenarle el cabello, siendo inútil en cuanto a la diferencia de altura.

CONFUSED || Stranger Things Donde viven las historias. Descúbrelo ahora