III

2.8K 182 16
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.










La existencia de los vampiros fue una sorpresa para Eryn, y que ella fuera una de ellos, no la hacía sentir mejor.

Habían pasado casi cien años desde que despertó en su nueva vida, cien años desde que su dignidad había terminado por los suelos, cien años desde que había comenzado una relación con un vampiro aún sin ser compañeros, estando completamente obligada por órdenes de Aro Vulturi, uno de los reyes de la realeza vampírica.

Habían pasado cien años desde que era cautiva en aquel castillo en Italia, privándola de su libertad.

Estar con Félix Vulturi era una pesadilla, era un vampiro que se había obsesionado con su sangre, Aro la había nombrado como su tua cantante, básicamente era una bolsa de sangre para Félix, pero él se obsesionó con su belleza y decidió convertirla en un monstruo como él.

Fue testigo del cautiverio en el que vivían las reinas, tenían una torre especial para ellas con una guardaespaldas, nadie podía entrar a esa torre y tampoco salir más que los tres reyes.

Fue testigo del desagrado de Jane y Alec hacia ella, soportó múltiples maltratos de Félix y sus constantes humillaciones. Eryn no soportaba estar un día más en aquel castillo donde veían a las damas como simples sirvientas.

Pero fue aquel año donde cambió todo.

Eryn. ―la llamó Félix con rudeza, la vikinga dio media vuelta, su rostro volteó cuando la pesada mano de Félix golpeó su mejilla. ―¿Qué le he dicho sobre no escucharme?

Que no es digno de una dama. ―alzó la mirada lentamente, sintiendo como un líquido se comenzaba a deslizar por su nariz. Se sentía humillada, odiaba estar ahí. ―Lo siento, señor.

Porque incluso así tenía que hablarle a ese vampiro, ya no tenía libertad, ya no podía expresar sus pensamientos, aquella mujer guerrera había desaparecido aquel día en su última guerra.

𝙶𝚘𝚛𝚖𝚜𝚜𝚘𝚗² | 𝚃. 𝙳𝚎𝚗𝚊𝚕𝚒/𝙶𝚊𝚛𝚛𝚎𝚝𝚝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora