Eryn Gormsson, una leyenda para los amantes de la historia, una heroína para aquellos que les encantaba la guerra y un orgullo para las mujeres guerreras.
Solo iría a Forks para ser testigo de los Cullen, pero terminó encontrando a dos compañeros, s...
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Un pequeño conejo blanco corría de las manos adolescentes de Astrid Didyme Gormsson, quién se negaba a utilizar su velocidad para no lastimar al conejo que su padre Garrett alguna vez le dio a su madre Eryn.
―¡Rabbit! ―chilló Astrid, no se rendiría ante el animal que parecía burlarse de ella cada segundo. ―¡Ven aquí bola de pelos blanca!
Ragnar y Hela miraban a su hermana pequeña sentados sobre la rama de un árbol, el chico reía a grandes carcajadas, Hela lo miraba como si fuera un idiota mientras lo ayudaba a no caer del árbol.
―¡No escaparás de mí!
A Rabbit lo encontraron días después de la guerra, cuando todos se preparaban para irse del pueblo, Eryn lo encontró en el bosque, y esperaron hasta que Nastya o Gianna tuvieran su magia am completo para volverlo inmortal como a Samantha y Endrina, las mascotas de Queen que Ragnar odiaba.
Sam, la hermosa husky, solía morder sus zapatos y Endrina, la tortuga, solía morder sus dedos cada vez que intentaba sacarla de su caparazón.
―¡Oye Astrid! ―Ragnar llamó la atención de su hermana menor, quién se detuvo justo a un lado del árbol. ―Ya reconoce que Rabbit no te ama.
―¡Cierra la boca, Ragnar! ―gritó Astrid, golpeando el árbol, el cual tembló con brusquedad, pronto le tendría que pedir perdón a su tía Ángela. Hela logró sujetarse, pero Ragnar no contó con aquella suerte, cayó del árbol, impactando su rostro contra el pasto, sacándole un gemido de dolor.
Gruñó al escuchar a Hela reír tan escandalosamente como él lo hizo antes.
―¡Es por eso que eres mi hermana favorita! ―siguió carcajeando Hela.
Astrid sonrió con arrogancia.
Enojado, Ragnar golpeó el árbol como antes hizo Astrid, Hela cayó soltando un pequeño grito sorprendido, Astrid gimió con dolor cuando su hermana cayó sobre ella, ocasionando la risa exagerada de Ragnar.
Su risa se detuvo cuando el puño de Hela volteó su rostro, no fue suficiente, ya que luego fue el turno Astrid.
Los tres se miraron durante unos segundos, antes de que las vampiresas se tiraran hacia Ragnar, quién soltó un grito.
Sobre una colina, Eryn miraba a sus hijos con diversión. Astrid tiraba del cabello de Ragnar, Hela daba puñetazos a su abdomen, y Ragnar gritaba que alguien lo ayudara del ataque de "esas locas".
Todo se encontraba de maravillas, eran parte de una gran familia loca y tal vez un poco desquiciada, era extraño ver a Eleonor competir con Garrett por quién cazaba más humanos, considerando que la vampiresa antes se alimentaba de pobres bambies como decía Hela.
Los Vulturis ya no eran el clan más poderoso, la mayoría había muerto en la guerra y con ellos, sus dones. Para nadie en el mundo vampírico era secreto de que los gemelos diabólicos habían cambiado de bando en plena guerra. El clan Rousseau era el clan más poderoso, nadie se atrevía a desafiarlos, mucho menos al revelarse de que habían dos brujas y una híbrida de vampiro y bruja.
