VI

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―Eryn. ―Aro llamó su atención con una sonrisa tensa. ―No es momento de distraerse, querida, sonríe, o su pintura no será más que una horrible mancha.

Jugando con sus dedos, Eryn forzó una sonrisa, mirando en dirección al dibujante que parecía irritado por su desconcentración tan rápida.

Podía sentir la intensa mirada de Félix en su perfil, el vampiro había estado muy posesivo últimamente.

¿Qué tal si deja sus manos en su hermoso vientre? ―inquirió el pintor. ―Será una maravillosa pintura.

Se mordió el labio inferior, y acató la orden del hombre, obteniendo la sonrisa satisfecha de los tres vampiros en la habitación.

Que un vampiro pudiera tener hijos, sorprendió a todos los Vulturis. Félix se había enfurecido, creyendo que Eryn lo había engañado con un humano, sin embargo fue Aro quién confirmó que era su hijo.

Eryn había quedado embarazada luego de aquel día, donde Félix se había abalanzado sobre ella, aprovechándose de su cuerpo.

Desde aquel día, Eryn se había sentido sucia.

El embarazo era normal gracias a su don, si no fuera por eso, no quería saber como es que sería su embarazo.

Todos en el castillo estaban eufóricos, muy pronto tendrían a un niño o niña corriendo por ahí, esperaban ansiosos cuando comenzara a dar indicios de algún don. Aro decía que ella haría posible su deseo; dar un heredero.

Eryn se había horrorizado cuando Aro le dio aquel plan dejar su hijo o hija en sus manos, Félix había estado de acuerdo, parecía muy orgulloso de complacer a su amo.

Así que apenas diera a luz, su hijo crecería con las reinas y los reyes en su torre, lejos de ella.

Tres horas después, Eryn salía de aquella habitación mirando al piso, sintiendo las patadas del niño dentro de ella. Podía escuchar a lo lejos como Aro felicitaba a Félix, ya se lo imaginaba inflando el pecho con orgullo.

𝙶𝚘𝚛𝚖𝚜𝚜𝚘𝚗² | 𝚃. 𝙳𝚎𝚗𝚊𝚕𝚒/𝙶𝚊𝚛𝚛𝚎𝚝𝚝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora