Eryn Gormsson, una leyenda para los amantes de la historia, una heroína para aquellos que les encantaba la guerra y un orgullo para las mujeres guerreras.
Solo iría a Forks para ser testigo de los Cullen, pero terminó encontrando a dos compañeros, s...
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1915.
Carlisle Cullen era un reconocido doctor en la ciudad de Boston. Era una celebridad en el hospital, y las bellas señoritas morían por caminar de su mano en los atardeceres.
Era un caballero encantador, muy joven para tener todo el éxito y dinero que poseía.
Había decidido conocer a sus compañeros de trabajo, no pudo rechazar la oferta de ir a beber algo, a pesar de que él no podía beber nada más que sangre, de preferencia animal.
Las bellas señoritas caminaban con elegantes vestidos, y los caballeros le ofrecían un trago, demostrando su interés. Luego de haber tenido una larga conversación con sus compañeros, todos se esparcieron en aquel bar, algunos para ir al baño, otros a beber un trago, y otros a cortejar a las señoritas.
Carlisle no podía hacer eso.
Jamás se había interesado en alguna mujer, su condición se lo impedía. Tenía prohibido revelar la criatura que era, aquella ley se reforzó desde el día que tres vampiros desconocidos ―menos para aquellos que han sido parte de los Vulturis― comenzaron una matanza frente al castillo Vulturi.
Carlisle no podía arriesgar a una bella señorita a su mundo.
―¿Un trago, caballero? ―un mozo se le acercó con una bandeja repleta de vasos con champán. Y cuando Carlisle se iba a negar, una voz femenina y seductora se adelantó.
―No creo que me quiera rechazar un trago, ¿Verdad, caballero?
Carlisle volteó, y un jadeo se escapó de sus labios.
Él la conocía.
Claro que lo hacía. En el castillo Vulturi habían cientos de retratos de aquella hermosa rubia y mirada inocente.
Aquella hermosa señorita fue quién lideró la matanza a los humanos en Volterra hace siglos atrás.
