La zona Norte de la ciudad estaba completamente atemorizada, no podían salir sin sentir miedo alguno, estaban desesperados.
Algo o alguien los estaba matando, lenta y dolorosamente. Algunos pensaban que se trataba de un lobo, pero... ¿y si en realid...
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No iba a admitirlo, al menos en voz alta, pero estaba aterrado.
No sabía siquiera qué podría ocurrir, era un lobo longevo y perspicaz, pero la persona que buscaba cazarlo tenía algo bastante diferente a otros cazadores, una mirada diferente, solo esperaba estar equivocado.
Poco a poco la luna roja comenzaba a abrirse paso entre las nubes blancas, dándole al cielo un color violáceo suave en lugar del típico azul que daba cabida al anochecer.
En ese instante no pudo evitar recordar.
ㅡNo me gusta ese tipo para ti, Ju ㅡle dijo Park SuJin una vez que estaban recolectando algunos frutos silvestres en medio del bosque. Ese día harían una tarta.
El menor la observó, con sus orejitas gachas y un puchero en sus labios.
ㅡPero es bastante lindo conmigo... ¿Y si es la pareja que estaba esperando? ¿Y si es mi omega? ㅡinquirió hacia la mujer, con una pizca de esperanza. DongJu sabía que aquel hombre era un alfa como él, pero quizá y si era su destino, aquella naturaleza lo haría convertirse en su omega, o al menos eso era lo que esperaba.
SuJin se enderezó y observó con algo de pesar al lindo cachorro enorme que tenía en frente.
Sin embargo, algo cambió en el aire, algo que alertó a la hechicera de largos cabellos.
ㅡJu ㅡle llamó en un susurroㅡ, quédate debajo de mi.
El joven obedeció y se ocultó en el amplio faldón de su figura materna.
Unos gruñidos ahogados y agitados se escuchaban cada vez más y más cerca. El lobito reconoció el aroma a su alrededor y pegó un pequeño chillido de enfado, pero la mayor le pegó suavemente con su pie, pidiéndole que se callara.
Ahí estaba, Jin YongHoon, el maduro hombre lobo que le había robado un par de suspiros al lobito de pelaje de oro, revolcándose con un lobo cualquiera.
El estómago del menor ardía de la rabia, quería lanzarse encima del lobo desconocido y arrancarle la yugular, nadie tocaba a su YongHoon.
Aún así, la mayor lo mantuvo oculto bajo su faldón, impidiéndole salir tras hechizar su ropaje para que el menor quedase atrapado unos segundos y no hiciese una locura. Se acercó lo suficientemente como para poder vislumbrar mejor al par de lobos, notando sus pieles expuestas y varias partes que prefería ignorar, algo que sí llamó su atención fue la reciente, roja y palpitante marca que sobresalía en el hombro del que su DongJu quería como omega y que efectivamente se había transmutado, pero no por el pequeño lobo; eso fue lo que finalmente la hizo arder en ira.
