CHAPTER 1

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"Lᴜᴄʜᴀʀ ᴄᴏɴᴛʀᴀ ᴛᴜ ᴅᴇsᴛɪɴᴏ ᴇs ᴄᴏᴍᴏ ʟᴜᴄʜᴀʀ ᴄᴏɴᴛʀᴀ ᴛɪ ᴍɪsᴍᴏ."

Eɴ ᴀʟɢᴜ́ɴ ʟᴜɢᴀʀ ᴅᴇʟ ғᴜᴛᴜʀᴏ     Las puertas de un cuarto oscuro con un opaco destello color morado que desprendía de la mujer encadenada que flotaba dentro, se abrieron

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Eɴ ᴀʟɢᴜ́ɴ ʟᴜɢᴀʀ ᴅᴇʟ ғᴜᴛᴜʀᴏ
Las puertas de un cuarto oscuro con un opaco destello color morado que desprendía de la mujer encadenada que flotaba dentro, se abrieron. Las cadenas en sus muñecas la sostenían a una distancia bastante despegada del suelo, brillaban del mismo color morado que ella desprendía. Apenas se podía ver su rostro, mantenía sus ojos cerrados, pero al sentir la presencia de cierta persona que había ido a visitarla dio una pequeña sonrisa. El hombre de cabello negro y ojos apagados, la miró con su ceño fruncido y con desaprobación, sin mencionar la decepción de sí mismo.

- ¿Porqué? - Preguntó el hombre. La mujer encadenada abrió sus ojos para encontrarse con los del hombre, ella le sonrió.

- ¡Oye, yo también solía ser un héroe! - Habló ella con cierta emoción en su rostro, viéndolo fijamente, mientras flotaba. El hombre se quedó callado, mirándola.

- Tú entraste a la maldad. - Ella fingió pensar para con una sonrisa de oreja a oreja hablar.

- Cambié de carrera. - El hombre no se inmutó, y ella sólo mantuvo ahora su sonrisa ladina y llena de maldad hacía él.

- ¿Porqué te empeñas en seguir en esto? No eres así. - La sonrisa de ella desapareció.

- Porque mi amor por Él es más fuerte que las paredes de mi encierro. Porque la locura, como sabes, es como la gravedad, todo lo que se necesita es un pequeño empujón. Que ustedes mismos nos dieron. Y, querido soy la misma. Pero sin miedo, mucho más mala, menos santa, más dura y menos frágil. - El hombre, frunció levemente su boca al escuchar lo que esa mujer decía. Al terminar ella sonrió de manera sarcástica. Él, sólo soltó un suspiro y dio una vuelta, para irse pero las palabras de ella lo detuvo.

- ¿Sabes que hora es? - El hombre no le contestó, mas no se movió. - Hoy es una gran noche como para ver y volver con mi gente, ¿no lo crees? - Ahora el hombre volteó a verla, encontrándose con sus ojos.

- ¿Cómo puedes llamar a esas personas "tú gente"? - Ella no se inmutó.

- Así mismo como ustedes pueden llamarse "Héroes". - El hombre la miró, lleno de remordimientos, para llegar a la puerta y ella volver hablarle.

- Esa charla te hará daño. - El hombre no entendió a lo que ella se refería, así que le dió un último vistazo, para notar como el cabello largo y oscuro de ella cubría un poco su rostro al estar flotando, pero podía divisar bien su sonrisa, ella solo movía su mano en un ademán de despedida, mientras sus cadenas y su destello se volvían vino violeta.

El hombre solo salió mientras los guardias cerraban la puerta de seguridad. Sus dos compañeros lo miraron expectantes pero el hombre simplemente negó. Para los tres, escoltados por dos guardias, caminarán hacia otra habitación totalmente oscura. Al llegar el hombre miró fijamente la puerta para agarrar valor, asintió a los guardias para que abrieran la puerta y antes de entrar, su amigo rubio colocó una mano en el hombro de él.

𝙋𝙧𝙚𝙙𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙖𝙙𝙤 (𝙆𝙖𝙘𝙘𝙝𝙖𝙠𝙤/𝘽𝙖𝙠𝙪𝙧𝙖𝙠𝙖)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora