El mundo esconde cosas inimaginables, nada nunca es lo que parece. Y en algún momento todos tomarán consciencia sobre eso, junto a las desiciones tomadas. Cuando pensamos que algo es seguro, todo de la nada cambia, resultando que nada está asegurado...
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- Ahh... mmm... - Gemía Akari de placer que le daba Kaito debajo de las sábanas.
- Te amo, Kaito. - Le dijo Akari en medio del placer, lo que hizo que Kaito saliera debajo de las sábanas y se posicionara sobre la chica pelo negra de ojos azules. Kaito se acostó a su lado colocando a ella sobre su pecho.
- Tenemos cosas que hacer. - Le dijo Kaito con su cabello castaño rebelde, mientras la abrazaba y besaba la frente de ella,
- Cierto... si mi madre se entera que no ando haciendo mis responsabilidades se enojará mucho conmigo. - Mencionó la de cabellos lacios negros, pasando una mano por sus ojos.
- Seguro que Jiro no se enojará tanto. Mi padre si se enojaría conmigo, creo que me desheredaría. - Con eso ambos jóvenes rieron con carcajadas.
- Si, el señor Bakugo, es miedo.
- No da tanto miedo como aparenta. - Le dijo Kaito levantándose y colocándose su pantalón y camisa. - Te espero abajo, yo tengo si tengo una carga pesada. - Dijo el castaño para irse, dejando a la chica de ojos azules en la cama y sola. Ella se tumbó mirando al techo soltando un gran suspiro.
El castaño llegó lo más rápido que podía a donde se encontraba su padre, el cual parecía estar cargado de trabajo con el tráfico de drogas y el club de los villanos. Dabi se encontraba a su lado, ayudándole, pero también se veía estresado. El castaño se apresuró y quedó al lado de su padre.
- Aquí estoy.
- ¿Dónde carajos estabas? - Le preguntó Bakugo a su hijo enojado, Kaito no se inmutó.
- Lo siento. - Bakugo chasqueó la lengua.
- ¿Dónde está Akari, ya siempre están juntos? - Preguntó Dabi por su hija, a lo que Kaito negó, dando a entender que no sabía de su paradero. Dabi asintió con seriedad.
- ¿Vez esto? - Le preguntó Bakugo a su hijo, mostrándole un expediente con foto de ina chica de cabellos largos muy lisos y negros, tenía una piel blanca pálida y ojos tan negros como la noche. Kaito anonadado con la belleza de la chica, asintió sin dejar de verla.
- Te encargarás de ella, es Sakura Aisawa, es hija de Shouta Aisawa y Momo Yaoyorozu. La tenemos en el club, ve y encárgate. - Le informó Bakugo, cerrando con tosquedad el expediente y dándoselo a Kaito, quien asintió tomándolo.
Por su lado pasó Akari hablándole pero Kaito sentía una gran curiosidad por la chica que le había encargado su padre, por que lo que no vio ni escuchó a su amiga. Se apresuró y llegó al club, habló con Toga, quien se encargaba de alistar a las chicas demás, para que lo llevara con la chica pelinegra. Toga le hablaba de su día como si a Kaito le importara mientras lo guiaba or el pasillo donde habían muchas puertas de habitación y múltiples sonidos salían de ellas. Llegaron frente a lo que parecía ser la habitación de la chica. Toga le guiñó un ojo pícara, a lo que Kaito rodó sus ojos rubí mientras negaba y sonreía. Su tía Toga siempre había sido una sinvergüenza.