Diez | Juntos

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Capítulo diez

¬

Mc

¿Donde estoy?

¿Que hago aquí?

—Hija...

¡Esa voz!

—¿M-Madre?

—Detrás de ti cariño

Rápidamente me di la vuelta y ahí estaba, parada mirándome con una sonrisa, una sonrisa que te dice "Todo va a estar bien". Sin pensarlo dos veces corrí a abrazarla, pero al llegar a ella la atravesé como su fuese una especie de holograma, me di vuelta nuevamente para mirarla, su expresión cambió a una de tristeza.

—Siento no poder abrazarte, pero aún no es momento— explicó con cierto tono de angustia

—¿Aún no es momento para que?— cuestione mirandola

—Momento de que estemos juntas—la mire curiosa, no entendía a lo que se refería—El te espera— empezó a caminar alejándose de mi

—¡Mamá espera! ¿Quien me espera?

—Ya lo veras— hablo sin voltearse

Pronto desapareció con la oscuridad, ya no la vi más. La oscuridad me cegó por completo. Cerré los ojos en un acto reflectivo. Cuando los volví a abrir estaba acostada en una cama, en una habitación la cual no conocía, me sente lentamente, una punzada en mi hombro hizo que emitiera un quejido, mire mi hombro, el cuchillo ya no estaba, y este estaba completamente vendado.

Mire hacia un lado, y ahí estaba, Jake. Estaba con la cabeza en el borde de la cama, estaba dormido. No llevaba la sudadera negra con la que lo conocí, gracias a esto podía apreciar su brillante cabello negro, acerque mi mano lentamente hacia el y puse mi mano sobre el, acaricie lentamente su cabeza, esto hizo que el se sobre saltará, me miró con una sonrisa.

—¡Mc!— exclamó y rápidamente se acercó a mí para envolverme en un abrazo

—¡Auch!— solté un quejido, el se separó rápidamente de mi

—Lo siento— se disculpo

—No pasa nada, la verdad no pensé que cumplirías tan rápido tu promesa— solté con una pequeña risa

Lo mire unos segundos, ya no llevaba la mascarilla, podía apreciar completamente su rostro, desde su cabello negro y brillante, hasta su mentón marcado, sus ojos azules era lo que más resaltaba de su rostro, su nariz perfectamente curvada, sus labios lindos, el de abajo más grueso que el de arriba, eso los hacía ver tan... Besables... Tenía una mandíbula muy marcada, era perfecto.

Note como se ponía nervioso, había perdido la noción del tiempo mirándolo, rápidamente mire hacia otro punto de la habitación.

—¿No me llevaste a un hospital?— cuestione sin mirarlo

—No— soltó

—¿Me curaste tu?—pregunté volteando mi vista hacia el, asintió—Eres genial

—Lo se

La puerta de la verdad | Jake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora