Capítulo 06

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Mientras bajo las escaleras, tecleo el número de mi hermano en el celular.

—Enanaaa —alarga en cuanto atiende la llamada.

—Mike —mi voz suena como un animal herido, resultado del esfuerzo físico que estoy haciendo al bajar corriendo por las escaleras y el nudo que tengo en la garganta.

—¿De quién huyes?

—De... de nadie —suspiro y me detengo para poder hablar—. Todo está siendo una mierda. Quiero volver a casa.

—¿Qué te hizo ese tal Dylan? Te dije que ya no confiaras en los rubios —sé que intenta hacerme reír, pero por ahora, no funciona—. ¿Qué sucede, pequeña?

—Justin —digo, con toda sinceridad. Ya no quiero seguir fingiendo—. Justin está en todos lados. No sé si es casualidad o lo está haciendo a propósito, pero anoche apareció con Hailey en el club a donde fuimos, luego me vio vomitar en una jardinera fuera del lugar y volvió a decirme que pude haber evitado que se comprometiera con Hails —me muerdo el labio inferior para no llorar— y... acabo de escucharlo teniendo sexo con ella, porque resulta que también nos hospedamos en el mismo hotel —suspiro y dejo que un par de lágrimas me abandonen. Son lágrimas de mera frustración, porque toda la situación se me está saliendo de las manos—. V-voy a comprar un boleto de avión, espero que haya vuelos hoy mismo.

—______ —la voz de mi hermano me abraza por unos segundos—, enana, no puedes dejar que el estúpido de Bieber te aceche por siempre. Estoy orgulloso de ti, porque se que hace un año ni siquiera te habrías atrevido a pisar esa ciudad de nuevo. Que se jodan él y su estúpida boda. Estoy casi seguro de que está queriendo probarte, para saber si puede tenerte a su disposición una vez más.

—Es como si los dos últimos años me hayan valido de nada —sorbo mi nariz mientras intento aclarar mi mente—. Me sigo sintiendo frágil cuando estoy ante él, y yo juraba que era sólo parte del pasado.

—Tuvieron el amor más intenso que he conocido jamás, te va a llevar más de dos años superarlo. Pero eso no es malo, eso sólo te demuestra que lo que sentías es real. Y no es la última persona por la que vas a sentir eso, enana.

—A veces pienso que sí —murmuro.

—Pues ambos sabemos que no eres muy buena para pensar.

Ahora sí, una pequeña risa me es arrebatada.

—Eres un tonto.

—Y tú lo serás si dejas que Justin arruine tu viaje. Disfruta con el tal Dylan, y si Bieber sigue apareciendo como un fantasma a cada lado que vas, haz que sea a él a quien le duela verte feliz, no que te duela a ti.

Asiento, y luego sacudo la cabeza al darme cuenta de que no puede verme.

—Sigo queriendo regresar a casa.

—Vas a regresar en una semana, no es tanto tiempo.

—De acuerdo —acepto, por fin y me limpio las mejillas—. Gracias por escucharme, como siempre.

Hablo con Mike un par de minutos más, cuando colgamos la llamada, puedo bajar el piso que me queda con más tranquilidad.

Aún no sé qué se supone que voy a hacer. Para este punto, Dylan debe estar detestándome por ser una persona tan inestable y no lo culpo.

Me acerco al bufet del hotel y busco una mesa. Pido dos tazas de café y le envío un mensaje para informarle donde lo espero.

Cuando llega conmigo, trato de disculparme una vez más por mi comportamiento, y él me dice que no me preocupe, pero lo noto raro.

Desayunamos juntos, hablando de todo un poco. Me cuenta acerca de una nueva película donde va a trabajar y yo le hablo acerca de la facultad de diseño.

—______ —dice, luego de que ambos estuviéramos en silencio por un rato.

—¿Umh? —respondo, mientras corto mi pancake con el tenedor.

—¿Tú... estás segura de que estás lista para esto? —nos señala a ambos con su dedo índice.

—¿Lista para qué? — Pregunto en un susurro, y le doy un sorbo a mi café.

—Cuando planeamos esta visita, dijimos que era con el fin de terminar de conocernos, no quiere decir que ya estemos saliendo oficialmente o que estés obligada a hacerlo... —lo miro, atenta—. Si me permites opinar, creo que... creo que Justin aún no se va del todo en tu vida. Se nota la complicidad de ambos cuando se miran, y yo no quiero ser un problema más para ti.

—Él va a casarse —digo, tratando de ordenar mis ideas—. Ya no hay "complicidad" entre nosotros. Dylan, tú me gustas —busco su mano por encima de la mesa y la tomo—. Y eres un chico increíble, lo tienes todo —sonrío mirando sus ojos azules—, pero siéndote muy sincera, no me siento lista para salir con alguien.

—Eso es lo que creí —sigue sonriéndome, aunque ahora hay un atisbo de tristeza en su rostro y me siento tremendamente culpable por eso—. Tú también eres una chica increíble, _____. Y estoy seguro, de que en su momento vas a conocer a alguien que pueda complementarte en todos los sentidos —besa mis nudillos y mis ojos se llenan de lágrimas de mera admiración.

—Y yo creo que tú vas a conocer a la chica que sepa aprovechar todo esto —sonrío y sorbo mi nariz, mientras acaricio su mejilla con la mano que tengo libre.

[...]

He decidido volver a __[tu país]___. No estoy segura de querer seguir estando Los Ángeles por mucho tiempo más.

Dylan regreso a su casa hoy por la tarde, ayer pasamos todo el día en la playa y en la noche regresamos a dormir al hotel. Hoy nos dedicamos a vaguear en la habitación, sin hacer mucho, cuando recibió la llamada de que su casa estaba lista, me invitó a ir con él, pero de verdad que no tenía muchas ganas.

Hago el check-in de mi equipaje y me siento en la sala de espera a aguardar mientras me llaman para abordar. Tengo un libro entre las manos y seguramente eso hará que la espera no sea tan larga.

Mi celular comienza a vibrar dentro de mi bolso luego de unos minutos. Me apresuro a abrirlo para poder alcanzar a tomar la llamada, no sin antes mirar el identificador.

Mi boca se abre ligeramente y mi corazón se salta un latido cuando veo los dígitos que iluminan la pantalla. Borré su contacto hace mucho tiempo, pero me sé el número de memoria.

Somebody Else | Justin Bieber y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora