Somebody Else | Justin Bieber y Tú

Capítulo 15

°| Justin's Point Of View |°

Las manos de Hailey están abrazando mi cuello, mientras nos besamos. Ella está recostada debajo de mí, con la espalda pegada al colchón.

Siento una de sus manos bajar por mi pecho y mi torso, y no puedo evitar tensarme ligeramente cuando la siento tocar mi miembro por encima de mis pantalones.

—Está bien —dice ella separándose de mi boca y mirándome a los ojos, agitada—. No tenemos que hacerlo hoy.

—No, no te detengas —digo y me inclino una vez más para besarle el cuello—. Quiero hacerlo.

La escucho suspirara de placer mientras beso y lamo su piel, bajando por el escote de su vestido. Trato de disipar todos los pensamientos ajenos a nosotros de mi mente, pero no estoy teniendo mucho éxito.

—Mejor... luego —se humedece los labios y me empuja suavemente de los hombros para que me retire.

Desato el nudo de mi corbata y la tiro al asiento de enfrente.

Estoy en el jet, de camino hacia las islas maldivas y un poco ebrio a decir verdad.

Estoy oficialmente casado.

Mi esposa está durmiendo en la habitación del Jet, y después del fracaso inmenso que ha sido nuestra noche de bodas, he decidido venir a la cabina a pensar un poco.

Es curioso que esté de camino a mi luna de miel con mi esposa, en el mismo lugar donde vi al amor de mi vida por última vez.

—¡Señor Bieber! — Clarie suena entusiasmada cuando llega hacia mí, mientras acomoda la charola con la cubeta de hielos y la botella de whisky en un lugar a mi alcance—, perdón que no haya podido recibirlos a usted y su... esposa, pero estaba terminando de arreglar algunos detalles con el capitán. Por cierto, felicidades por la boda —me regala un sonrisa.

—Gracias, Clarie —intento devolverle el gesto, mientras me estiro para servirme otro trago.

—¿Cree que haya algo más que pueda hacer por usted o por la señorita Baldwin?

—Señora —la corrijo, dejando una pequeña risa amarga salir de mi garganta—, ahora es la señora Bieber.

—Perdón, la señora Bieber.

—No, no creo que ella necesite algo, está dormida —me encojo levemente de hombros—. Yo te llamo si se ofrece algo más.

—De acuerdo, con permiso.

Clarie se retira, dejándome solo de nuevo.

Hailey quería conservar su apellido de soltera, pero de último momento no hubo mucho que hacer porque los documentos estaban listos para sólo ser firmados. El juez dijo que más adelante podríamos solicitar un juicio para que ella cambiara su nombre legalmente, otra vez. 

[...]

TRES MESES DESPUÉS

Dejo el periódico en la mesita de centro cuando termino mi taza de café.

Hailey está sentada a mi lado en el sofá, mientras ve alguna serie en el televisor.

—¿Vas a ir al estudio hoy? — Me pregunta, girando su rostro hacia mí.

—Tal vez vaya un rato más tarde, ¿quieres venir?

—No, Bella está en la ciudad y creo que pasaré la noche con ella, ¿está bien?

—Claro, amor —asiento, poniéndome de pie cuando mi celular comienza a sonar—, avísame si necesitas algo —dicho esto, la beso corto en los labios y doy por terminada nuestra conversación para avanzar hacia el jardín y responder la llamada.

Desde que estamos casados nuestra rutina es un poco monótona: despertamos juntos, desayunamos, perdemos el tiempo un rato "juntos" en casa y por las tardes ambos tratamos de tener algo que hacer fuera; sé que Hailey está tan cansada de esto como yo, pero creo que ninguno se ha atrevido a abrir la conversación de hasta cuando vamos a fingir que todo está bien.

—¿Sí? — Respondo la llamada. Era un número desconocido, pero estoy esperando algunas llamadas de mi asesor financiero desde el banco, así que puede que sea él.

—¿J-Justin?

Reconocería esa voz en cualquier lugar. Y no es mi asesor financiero.

—¿_____? — Mi voz suena pastosa y puedo sentir como mi corazón comienza a golpear mi pecho con más fuerza.

Ella solloza y yo me pongo alerta.

—No vayas a colgar... —ni siquiera me molesto en ocultar la suplica que tiñe mi voz. Llevo meses tratando de tener algún contacto con ella. Sé que está viviendo en Suiza, y hace un par de semanas su hermano se mudó para allá también.

—Tengo mucho miedo —susurra. Su voz suena apagada, lastimada e inestable. La angustia de saber qué la tiene en ese estado comienza a invadir todos mis sentidos—. No debí haber llamado, yo...

—¿Qué sucede? _____, puedes decirme cualquier cosa.

Hay unos agónicos segundos de silencio, antes de que ella vuelva a hablar de nuevo—: Creo que acabo de perder a nuestro bebé —confiesa y su voz se entrecorta—. Justin, estaba embarazada.

Siento como si toda la sangre fuera drenada de mi rostro y me faltara el aire.

Santa mierda.