Somebody Else | Justin Bieber y Tú

Capítulo 14

°| Hailey's Point Of View |°

"Creo que no quiero cambiar mi apellido".

Le envío el mensaje de texto a Justin, sin pensarlo mucho.

De verdad me apetece seguir siendo Hailey Baldwin, no quiero ser Hailey Bieber. Siempre me he considerado una mujer independiente, y no quiero que un hombre tenga tanto impacto en mi vida como para cambiar mi nombre, incluso si ese hombre es Justin Bieber.

Mamá va a matarme. Discutimos esto un par de veces y yo cedí a cambiar legalmente todos mis documentos oficiales para llevar el apellido de Justin, a pesar de que no quería hacerlo. Sólo lo hice para darle gusto, como casi todo lo demás...

Ya ni siquiera sé si quiero hacer esto. No se siente correcto y no se siente como siempre lo soñé. Ni el lujoso vestido que enfunda mi cuerpo, ni las preciosas zapatillas que cubren mis pies, ni siquiera la costosa hacienda que hemos alquilado para casarnos me hacen sentir que estoy en un cuento de hadas; siempre creí que iba a sentirme así el día que me casara con el hombre de mi vida.

No quiero sonar dura o cruel, pero ya ni siquiera sé si en verdad amo a Justin. Sé que siento un cariño enorme hacia él, pero me la vivo comparando nuestra relación con J____, y es sinceramente agotador. Él nunca me mira como la miraba a ella, y ya me estoy resignando a que nunca lo hará.

El sonido de llamada entrante en mi celular me trae de vuelta al aquí y ahora.

—¿Sí?

—¿Cómo que no quieres tomar mi apellido? — Justin suena... ligeramente preocupado—. Hailey, los trámites están iniciados.

—Yo... lo sé, lo siento —me disculpo—. ¿No hay manera de arreglarlo?

—Voy a consultarlo con los abogados, pero se supone que la ceremonia empieza en quince minutos. No sé qué tanto puedan hacer en ese tiempo.

—Eres Justin Bieber, seguro que hay una manera —intento sonar casual y despreocupada.

Él suspira levemente.

—Le prometí a tus padres que llevarías mi apellido —no sé si hay personas cerca de él ahora mismo, pero está susurrando.

—Haces que nuestra boda suene a un contrato entre dinastías —arqueo una ceja, consciente de que nadie puede verme. Consciente también de que, se siente como un simple contrato desde el día 1.

—No quise sonar así, perdón —se disculpa—. Debo colgar, hablaré con los abogados a ver qué se puede hacer.

Mientras él habla, estoy mirando en la cama el conjunto de lencería que se supone iba a usar para nuestra noche de bodas, al final decidí ni siquiera estrenarlo, estoy segura de que no va a tocarme esta noche; hace meses no lo hace.

—¿Justin? — Lo llamo, a pesar de que sé que sigue ahí.

—¿Mmmh?

—¿De verdad crees que va a funcionar?

Lo escucho tomar una larga inspiración.

—Lo haremos funcionar, rubia —sé que está intentándolo. Trata todos los días de ser amable conmigo y fingir que nuestra relación está bien—. Te quiero, Goo Goo.

Dicho eso, cuelga la llamada sin decir nada más.