Capítulo 1

323 9 0
                                    

Luz

Por fin estoy dentro del auto. El Peugeot 306 GTI de papá es conducido por su chofer y nos lleva de vuelta a casa. Ahora las cosas son así desde hace seis años son así, para ser más exacta desde que mamá decidió desaparecer sin dejar rastro. Yo acompaño a mi padre a los eventos públicos donde necesite una acompañante.
Le he dicho muchas veces que siga adelante con su vida, que se busque una novia, y sé que no se ha mantenido tranquilo en todo este tiempo, pero él no quiere tener a una nueva esposa en casa. A veces pienso que él debe sentir
que de volverse a enamorar, estaría engañando a mamá. Ya vamos casi a medio camino de vuelta a casa y se me escapa un
bostezo que no pasa desapercibido para mi padre.
¿Tienes mucho sueño, hija?..me pregunta él mientras me da unas
leves palmaditas en la rodilla ¿No te gustó la ópera?
No, papá sabes que la ópera me encanta, es solo que estos días he
estado haciendo muchas cosas. Estoy terminando con los detalles y los informes de mi trabajo.
Hija, sabes que no tienes que trabajar...
Yo muevo la cabeza negativamente. No quiero tener esta conversación otra vez.
No quiero decirle que no quiero su dinero, que me gusta trabajar y ganarme el mío que me encanta lo que hago y que si no me he mudado a vivir sola, es porque no quiero dejarlo solo en la masión, que me preocupo por él, que es todo lo que tengo en esta vida.
Papá..digo en tono de alerta
Ya tuvimos esta conversación y sabes muy bien lo que pienso.
Sí, hija, lo sé, pero es que yo creo que...
De pronto un sonido sordo pega en el auto. Un vehículo, un poco más pequeño que el nuestro, se pone justo al lado de nosotros y trata de sacarnosdel camino.
Elias, el chofer de papá, se mantiene firme al volante, mira por el espejo retrovisor y puedo notar en sus ojos que él tampoco entiende lo que pasa.
¡Maldición!..suelta mi padre mientras me toma fuertemente una mano
¿Qué le pasa a ese loco?
Elias aumenta la velocidad para ver si deja atrás al auto, pero este
también aumenta la suya y vuelve a golpear nuestro auto.
De pronto escucho un sonido extraño para mí y veo cómo algo se incrusta en el vidrio... ¡Son balas!
¡Papá!¡ ¡¿Qué pasa?..grito asustada al ver que nos disparan y doy gracias al cielo que el auto de mi padre sea blindado.
No te detengas, Elias. No te detengas hasta que lleguemos a casa..dice mi padre y Elias vuelve a aumentar un poco más la velocidad.
Yo estoy pegada a mi asiento, estoy muy asustada y comienzo a
hiperventilar. Solo pido llegar luego a casa, solo pido que no tengamos un accidente, porque a la velocidad que vamos, es muy probable que termine mal.
A lo lejos puedo escuchar las sirenas de la policía. De seguro han sido alertadas de que dos vehículos van a exceso de velocidad en plena ciudad.
El auto que, hace solo unos instantes nos atacaba con todo, ahora se separa y aumenta mucho la velocidad para desaparecer de nuestra vista. Veo
que un par de patrullas nos siguen, Elias no ha bajado la velocidad.
Los policías se acercan y le hacen señas al chofer para que este baje la velocidad, se detenga y baje del auto. ¿Qué ha sido todo eso? No puedo imaginar qué hubiera sido de nosotros si el auto de papá no tuviera tanta seguridad.
Elias, detén el auto..dice mi padre y Elias hace lo que él le pide.
Un par de oficiales se acercan a ver qué pasa, llegan apuntando con sus armas a Elias mi padre abre la puerta y el oficial le dice que se baje con las manos en alto todo esto es un gran mal entendido.
Yo me bajo detrás de mi padre y con los nervios y la adrenalina que están corriendo por mis venas, les grito a los policías:
¿Qué hacen? ¿Por qué nos detienen?¿Es que no ven que
estuvieron a punto de matarnos?
Luz cariño tranquila..dice mi padre con cautela.
No, papá, pero es que ellos nos detienen, nos apuntan con un arma como si fuéramos delincuentes, cuando nosotros hemos sido las víctimas.
Señorita, cálmese..me dice uno de los policías al que fulmino con
mi mirada.
Cómo me puede pedir calma luego de lo que nos ha pasado Casi nos matan
Oficial... dice mi padre calmadamente
Soy Robert Grigori y ella es mi hija, y como ella ha dicho, fuimos atacados por un auto.
El oficial mira al otro y bajan las armas.
Señor Grigori..dice el oficial que se acerca a mi padre disculpe,
pero es que recibimos el llamado de que un auto corría a exceso de velocidad y tenemos que actuar de esta manera.
Lo entiendo, no se preocupe.. dice mi padre y yo resoplo fuertemente. ¿Cómo es que puede ser tan comprensivo con un par de ignorantes?
Como le acabo de decir, fuimos atacados por un auto que nos quería sacar del camino y han disparado a las ventanillas.
El oficial mira las balas incrustadas y traga en seco. Sé que ha pensado lo mismo que yo. Si el cristal no fuera blindado, estas balas estarían ahora en
nuestras cabezas.
Ahora, oficial, le pido que nos escolte a nuestra casa y podremos hablar ahí del tema. No quiero que esto se llene de curiosos y mañana salir en
los noticiarios.
Claro, señor. Los escoltaremos hasta su casa..dice el oficial quien
Se dirige a hablar con sus compañeros.
Yo estoy parada en la calle, y aunque no hace frío, tiemblo como una hoja al viento mientras me abrazo a mí misma. Mis nervios están mal ahora que ya ha bajado la adrenalina y la realidad se hace cargo de mí.
Pienso y pienso en quién podría ser capaz de cometer este ataque, pero nada acude a mi cabeza, no soy de mucha ayuda en el estado en el que me encuentro.
Mi padre se quita su chaqueta y me cubre los hombros con ella, pensando que tal vez, mis temblores son por el frío.
Yo dejo que me cubra, no le dejo saber que estoy muerta de miedo por lo que acabamos de pasar.
Entramos en el auto y Elias nos lleva rumbo a casa, pero ahora
vamos escoltados por dos patrullas policiales.
Soy la primera en salir del auto y camino hacia la casa rápidamente de lo que me permiten mis tacones. Entro y Clara, el ama de llaves, me
recibe con cara depreocupación.
Luz ¿estás bien?...pregunta acercándose a mí con la angustia marcada en su cara
Estás blanca como un fantasma. ¿Qué ha pasado, hija?
Clara sufrimos un ataque mientras veníamos a casa..digo mientras camino hasta el salón y me siento de golpe y sin ninguna delicadeza en el sofá.
¿Un ataque? ¿Qué clase de ataque? ¿Estás bien? ¿Y tu padre? Estamos bien, gracias al cielo. Papá está afuera hablando con la policía...
¡La policía aquí! Entonces fue algo muy grave. Te traeré una te para que te calmes y...
No, Clara mejor será que me traigas un whisky y doble, por favor.
Clara desaparece por una puerta para traerme lo que le pido y es en ese momento cuando mi padre entra seguido de dos oficiales de policía y nuestro chofer.
Señor Grigori ¿tiene alguna idea de quién podría haber realizado este ataque?
No..responde mi padre y sé que por su cabeza están pasando miles de pensamientos buscando quién podría quererlo muerto.
Está claro que este ataque fue planeado. Haremos las pericias
pertinentes a su vehículo y si se le ocurre algún nombre, si recuerda algo, lo que sea, no dude en informárnoslo. De momento le sugiero que ande con cuidado y con resguardo.
Bien..dice mi padre con toda la calma del mundo, como si lo que
acabara de pasar fuera algo común de cada día.
Los oficiales le dejan un teléfono directo con el cual conectarse en
caso de que surja algo y nos quedamos solos en el salón.
Clara entra con una bandeja y dos vasos de whisky. Yo me tomo el licor como si fuera agua, y aunque quema en la garganta, siento que me tranquiliza un poco.
Papá, ¿de verdad que no tienes idea de quién pudo haber sido el que hizo esto?..le pregunto mientras él le da un sorbo al whisky de su vaso.
La verdad es que no, hija. No logro imaginar quién puede querer hacerme daño
Mi padre es un conocido hombre de negocios. Dueño de varias marcas y compañías un hombre influyente en el país, claro que debe tener enemigos, pero nunca pensé que pudiera tener uno tan peligroso que nos llegara a atacar.
Veo la preocupación en sus ojos. Debe estar pensando, al igual que yo, quién podría ser el infeliz que nos quería muertos esta noche.
Papá, ¿estás bien?..pregunto aunque sé que la respuesta es obvia. El no me dirá que está mal para no preocuparme.
Sí, hija. Estoy bien. Ahora es mejor que te vayas a dormir, mañanapensaremos en qué medidas tomar.
¿Medidas? ¿Qué medidas? pregunto y me acerco a él.
Lo primero es contratar más seguridad. Hasta que esto no se aclaredebemos ser más cautelosos y lo segundo, es cambiar tu automóvil por uno
blindado.
¡Papá!..digo con un poco de protesta.
No, hija. No vas a salir de esta casa en tu antiguo automóvil.
Pero papá...
No discutas, Luz..Él se levanta del sofá y queda a mi altura, me mira fijo a los ojos y me dice
Tú estarás más segura y yo estaré un poco más tranquilo.
Pero, pero...
Ahora vete a dormir, hija trata de descansar.
Me besa la frente y así la conversación termina. Se gira para dirigirse hasta la biblioteca dejándome sola en el salón.
Lo miro alejarse y luego decido irme hasta mi habitación. Tomo un baño de tina que me relaje un poco antes de dormir.
No quiero estar intimidada, me niego a darle a algún mal nacido ese poder sobre mí, pero con tal de que mi padre esté tranquilo, dejaré de protestar y acataré lo que él decida.

El guardaespalda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora