Capítulo 11

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Ya estoy en la mansión Cross bebiendo el exquisito café al que me está mal acostumbrando Clara y esperando a que Luz baje.
Anoche no dormí bien y se nota en mi cara, Clara ya me lo hizo saber, la culpa la tiene Sam y la estúpida conversación que mantuvimos anoche sus palabras daban vueltas y vueltas en mi cabeza junto con la imagen de Luz que me sonreía pícara como acostumbra a hacer gracias al cielo que el café bien negro me despabila un poco y puedo decir que ahora sí estoy listo para comenzar mi día laboral.
Llego al auto y lo reviso como cada día alos pocos minutos escucho la voz de ella que me hace sobresaltar, como si
estuviera haciendo algo malo.

Vaya... sí que te gusta ese auto, creo que si pudieras te casarías con él..dice mientras yo solo puedo mirarla embobado.

Hoy se ha vestido para confundirme más aún está vestida para provocar y me dan unas enormes ganas de pedirle que vuelva a su habitación y se cambie ya que no quiero que nadie la mire más de lo justo y necesario.

¿Pasa algo malo?..pregunta de seguro sabedora de lo que ha provocado en mí.

N... no. ¿Por qué?

No lo sé..dice mientras se muerde el labio inferior y me mira fijamente con esos ojos verdosos que se esconden tras un espeso flequillo.

Estás sonrojado y con la mandíbula tensa.

¿Seguro te encuentras bien? Si no es así, yo puedo pedirle a uno de los hombres de la puerta que me acompañen y así te tomas el
día libre.

Estoy bien. Estoy bien..digo alto, más que para ella, para convencerme a mí mismo de que estoy bien

Ok. Entonces vámonos

Ella pasa por delante de mí lleva puesta una minifalda de cuero negra, una camiseta blanca muy ceñida a su cuerpo y unos zapatos bajos en color rojo
Le abro la puerta y ella se mete en el auto y se sienta, yo subo al auto también y no puedo evitar que mis ojos se desvíen hasta sus piernas a sus muy torneadas y espectaculares piernas no puedo evitar imaginarla alrededor de mi cintura y tengo que sacudir la cabeza un poco para que ese pensamiento no continúe o mi pantalón mostrará la evidencia de lo que estoy sintiendo y de mis pensamientos de lujuria

¿A la casa en remodelación?..pregunto mientras me aclaro la garganta y fijo mi vista al frente.

Sí, por favor necesito pasar a ver si ya está todo listo y luego iremos de compras.

¿De compras?...pregunto mientras enciendo el auto y trato de no ceder ante la tentación de girar mi cara para mirar sus piernas

Sí. ¿Se te olvida que tenemos a una gala a la cual asistir?...yo niego con la cabeza

Bien, pues necesito un vestido

En mi mente me pregunto si de verdad esta chica necesita comprarse un vestido para usar solo una noche, ya que de seguro tendrá un armario repleto de vestidos los cuales solo se ha puesto una sola vez pero al parecer así son las mujeres de
la alta sociedad, no pueden repetir un vestido en otra fiesta, para ellas sería un escándalo de aquellos. Llegamos a la casa y ella camina con paso rápido delante de mí que me deleito al ver como esa bendita falda se amolda a su trasero y al vaivén de sus caderas suelto la respiración que había estado conteniendo desde que ella bajo del auto y aprieto fuerte mi mano en un puño, porque juro que, cuando pasó por mi lado, tuve la tentación de darle una nalgada a ese trasero respingon

Concéntrate, imbécil estás en tu trabajo, ella es tu jefa.

Al final la cachetada me la pego yo mismo en la cara para dejar de pensar en imposibles y volver a la tierra y a mi trabajo, entro tras ella en la casa luego de tomar un par de ondas respiraciones para calmar un poco la agitación de la cual estoy siendo preso. Luz está en la sala hablando con un tipo, lo he visto antes por aquí, sé por ella que es del equipo de decoración me mantengo alejado y veo cómo este hombre tiene el descaro de mirar a Luz de pies a cabeza me dan unas enormes ganas de correr hasta él y darle un buen par de golpes de puño... No, mejor aún, desde mi distancia sé que no fallaría si le doy un disparo.

El guardaespalda!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora