Will...
Estoy frente al televisor pasando canales sin quedarme en algo en específico.
Hace poco que he llegado a casa y aquí estoy, lamiéndome las heridas, tanto mi teléfono móvil como el teléfono de casa no han parado de sonar. De seguro que es mi madre, pero yo no quiero hablar ni ver a nadie.
Solo quiero estar solo y pensar en la gran tontería que cometí al dejar a mi querida Luz, el ruido molestoso del teléfono vuelve a sonar, me levanto y lo desconecto para no escucharlo más. Apenas termino de hacer eso mi móvil suena y veo el nombre de mi madre iluminando la pantalla, no atiendo a su llamado y dejó que la notificación desaparezca de la pantalla del celular, decido apagarlo para que entienda que no quiero hablar, se que debe estar preocupada pero debe entender que quiero estar solo.
A medida que me sumerjo en la soledad de mi espacio, los recuerdos de Luz comienzan a inundar mi mente, como fragmentos de un pasado que ya no puedo abrazar. Cada imagen, cada momento compartido, se desliza con delicadeza pero con un toque de melancolía.
No soy consciente del tiempo que ha pasado hasta que escucho unos golpes en la puerta, no quiero recibir a nadie supongo que la persona se cansara de tocar y se marchara, y es así se cansa de tocar sea quien sea, y vuelve a inundarme el silencio y sienro que por fin puedo hundirme en mi tristeza otra vez.
Hasta que de pronto escucho que la cerradura de la puerta se mueve, alguien la está tratando de abrir y me levanto cautelosamente tratando de no hacer ruido, llego hasta la cocina
y saco el revólver que guardo en la alacena dentro de la caja del cereal, me pongo al lado de la puerta él que quiera entrar a la casa se llevará el susto de su vida, la cerradura hace un clic y de pronto, la puerta se abre.
Me muevo rápido y me acerco al personaje que ha osado entrar en mi propiedad, lo tomo por el cuello y pongo el cañón del arma en su cabeza.
―¡Santo cielo! Soy yo, loco de mierda ―suelto de inmediato al intruso y luego él me mira de frente.
―¡Maldita sea! ¿Qué mierda haces entrando así en mi casa? Pensé que eras un ladrón ―digo y suelto la respiración que había estado reteniendo
―Pero cómo… ¿Cómo es que abriste la puerta?
Mi amigo Chase me sonríe y me muestra un pequeño estuche donde guarda una llave maestra que usamos en el SWAT.
―No quería tirar la puerta de una patada. Además del escándalo, te saldría muy caro reponerla. Así es que opté por usar mis herramientas ―Dice
sonriéndome burlón.
―Idiota, estuve a punto de meterte una bala en la cabeza… ¿Y se puede
saber qué haces tú aquí?
―Si estoy aquí es por tu culpa y por la maldita manía que tienes de no
contestar el teléfono, tu madre pensó que te había sucedido algo y me mandó a ver si estabas bien.
Resoplo por lo que escucho decir de mi madre aún cree que soy un niño
pequeño que requiere de supervisión.
―Bueno, ya me viste, ahora te puedes marchar.
―No, no y no ―dice y camina hasta la sala y mira el par de botellas sobre la
mesa
― Estás bebiendo y es muy temprano para ti ¿Qué pasa, amigo?
Cierro mis ojos, no quiero hablar con él en este momento ni con él ni con
nadie, lo que quiero es que me dejen solo para seguir sufriendo y
recriminándome por mi idiotez
―No pasa nada yo solo quiero estar en mi sofá, bebiendo cerveza y ojalá sin
nadie a mí alrededor.
Él me mira con una ceja alzada y se cruza de brazos y niega con la cabeza.
Respiro profundo por su actitud, y se que no piensa moverse de aquí;
―Vamos, suelta qué es lo que te tiene así.
―No le contesto, tomo la botella
de cerveza y le doy un gran sorbo
― Esto tiene pinta de ser pena de amor… ¿o me equivoco? estás así por la chica Cross.
Suelto un gran resoplido y cierro los ojos, porque no quiero mirarlo a la cara, pero el me conoce bastante bien y puede darse cuenta perfectamente de qué es lo que me tiene tan afligido.
―¿Qué pasa con ella? ―Insiste ante mi silencio
― Vamos, Will charlar con alguien te
hará bien.
Sé que si no hablo me seguirá insistiendo hasta que por cansancio, le cuente todo lo que me pasa.
―La cagué, como no te imaginas y ahora no sé qué hacer con
mi vida.
Me observa con preocupación en su mirada y luego camina de prisa hasta la cocina, escucho que mueve cosas dentro de los muebles y unos segundos
después, aparece ante mí con dos vasos en una mano y una botella de Bourbon
en la otra.
La botella está nueva, nunca antes he necesitado un trago de ese licor para
calmar o dejar de sentir algo, la abre y comienza a servir dos dedos del licor en cada vaso, me extiende uno y mientras yo miro el vaso, él se toma de golpe el licor del suyo.
―¿Esto fue lo que te enseñaron en tus clases de psicología? ―Le pregunto
elevando una ceja para luego comenzar a beber el licor que va calentando mi
paladar y garganta.
―No, esto me lo enseñó mi hermano mayor bébetelo pronto ese vaso, así será más rápido y factible en soltar la lengua.
Suelto una risa por lo que acabo de escuchar, tal vez y pensándolo
mejor, no es tan mala idea que el halla llegado en este momento.
Así que hago caso a su pedido y lo bebo sin rechistar y lo que queda del Bourbon en el vaso y luego él me vuelve a servir otro poco esperando que de una buena vez le cuente todo.
―Bien… ―digo acomodándome en el sofá, el toma asiento frente a mí
en un sofá más pequeño
― Te lo contaré todo.
Comienzo con mi relato y lo mas curioso es que no me interrumpe en ningún momento, lo más extraño es que deja
me desahogue por completo.
―Vaya, vaya, amigo ―Dice una vez que ya le he contado todo lo que me atormenta.
― Tú sí que estás metido en tremendo lío, lanhas cagado pero bien, bien.
―Dime algo que no sepa ―digo y tomo la botella para volver a llenar el
vaso.
―Tienes que remediarlo, idiota.
―¿Y qué hago? Lo eché todo a perder con Luz, yo debí quedarme con
ella también pienso que, la amo tanto y no quiero que siga sufriendo más, que se enamore más de mí. ¿Y si me pasa algo en el SWAT? No, no
—¿Dime que sientes ahora por no estar a su lado ahora?
—Yo.....
El recuerdo de Luz se desliza por mi mente, sentía como si un velo gris hubiera descendido sobre el mundo, robando los colores vibrantes y dejando solo matices apagados a su paso todo le recordaba a ella, cada pequeño detalle del mundo parecía estar imbuido de su ausencia, el aroma de las flores que tanto le gustaban, el sonido de la lluvia golpeando suavemente contra la ventana, el sabor del café que solíamos compartir, cada uno de estos pequeños momentos cotidianos que se convertían en un recordatorio de lo que había perdido.
La tristeza se me instala en mi pecho, un sentimiento pesado y opresivo que parecía crecer con cada pensamiento de Luz;
Una melancolía profunda, un anhelo silencioso que se extendía por cada rincón de mi ser, su ausencia se sentía como un vacío, una falta que nada podía llenar y el silencio ese maldito silencio, el recuerdo de Luz se convertía en mi única compañía, una presencia etérea que lo envolvía en una dulce y triste melodía de lo que alguna vez fue.
Los recuerdos se despliegan frente a mis ojos como una película en cámara lenta, cada escena emana una mezcla agridulce de alegría y pesar;
Cierro los ojos y puedo sentir su suave tacto en mi piel, recordando el roce de sus dedos y la ternura en su mirada. Pero a medida que la imagen se desvanece, la tristeza se adentra en mi corazón, recordándome que ya no está a mi lado la tristeza se entrelaza con cada recuerdo, como hilos de nostalgia que se enredan en mi ser;
Cada momento compartido se vuelve más preciado y doloroso a medida que la realidad de su ausencia se hace más evidente, el peso de la tristeza se hace más profundo, como si cada recuerdo fuera un recordatorio constante de que la dejé ir.
En medio de la quietud de mi soledad, los recuerdos de Luz se convierten en compañeros silenciosos pero dolorosos. Me encuentro atrapado entre la dicha de lo que tuvimos y la tristeza de lo que se perdió, mientras que los recuerdos siguen fluyendo, me permito sentir esa tristeza, permitiendo que los recuerdos de Luz se conviertan en un tributo a lo que una vez fue, pero que ahora solo viven en mi corazón."
—Cada vez que los recuerdos cruzan en mi mente, se siente como si una nube oscura se cerniera sobre mi corazón, oscureciendo la luz de mi alegría;
Las imágenes de Luz, su sonrisa, la forma en que sus ojos brillaban cuando reía, se reproducen constantemente en mi mente como un film en blanco y negro, cada foto está impregnado en una melancolía profunda, la ausencia de Luz, es como un agujero negro que absorbía toda mi felicidad, cada recuerdo, cada pensamiento de ella, era un recordatorio de lo que he perdido, pequeños fragmentos que quedaran en mi mente
—La amo Chase, la amo
―Y lo harás, te juro por lo más sagrado que encontraré la forma de que lo hagas hasta que vuelvas con ella, si vuelves al SWAT no pretendo ver tu cara de alma en pena todos los santos días.
―¿Crees que el capitán me acepte de vuelta? ―pregunto medio arrastrando
las palabras efecto del alcohol ingerido.
―Por supuesto, deja y lo llamo de seguro que mañana estás de vuelta en la unidad.
―Gracias, Chase
―Para eso están los amigos ―dice y se pone de pie para entrar en la cocina
nuevamente.
―¿Qué estás haciendo en mi cocina?
―Bueno, has bebido mucho y necesitas comer algo veré que puedo hacer con lo poco que tienes por aquí.
―Gracias, cariño ―le suelto risueño y de vuelta recibo un misil en mi
cabeza, algo me ha lanzado el muy cabrón.
―Si le cuentas a alguien del SWAT que me metí en tu cocina y cociné para ti eres hombre muerto, lo sabes ¿verdad?
Muevo afirmativamente mi cabeza y él se pierde otra vez dentro de la cocina donde escucho que abre y cierra muebles y yo cierro los ojos pensando en qué estará haciendo Luz a estas horas, de seguro que estará odiándome con todas la fuerza de su alma y si es así le agradezco, no me puedo quejar, me lo merezco por idiota.
La amo, amo a esa mujer cabezota y divertida que es Luz;
Esa mujer sensual y que me hace sentir mil emociones solo con un beso, la necesito, necesito arreglar todo este problemon en el que me he metido sin la ayuda de nadie.
La amo como no tienen idea es por eso que dejaré que las aguas se deslicen suavemente aunque sea un poco y con la ayuda de mi buen amigo Chase de seguro que se me ocurrirá algo para volver a ella y para que me acepte de vuelta en su vida… O eso espero.
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El guardaespalda!
Teen Fiction"Cuando ya no resta nada por dar. La pasión es lo que nos saca adelante"