Capítulo 8
Defendible
Severus entró furioso a la habitación, cerró la puerta tan fuerte que los cimientos temblaron. Harry no pudo evitar sobresaltarse olvidándose de su lectura.
— ¡Es que no puedo creerlo! ¡Ese pelirrojo va a escucharme! —bramó Severus tan rabioso que no podía quedarse quieto y caminó de un lado a otro—. ¡¿Sabes lo que hizo?!
— No, pero supongo que me lo vas a decir.
Harry se puso de pie para abrazar a su esposo con la intención de relajarlo. Severus respiró hondo pero no lograba controlarse.
— ¡Firmó el permiso para que Archie jugara Quidditch! —reveló con los dientes apretados—. ¡Esto no se lo perdono nunca, es nuestro derecho! ¡Y ahora mismo nos va a escuchar!
Severus se dirigió a la chimenea llamando al pelirrojo en su casa. Ron le respondió de inmediato, y cuando el Profesor le reclamó su proceder, el joven Auror palideció. No pudo quedarse del otro lado de la chimenea y la atravesó para poder hablar en persona con ellos.
— Escuche, Profesor, entiendo que esté molesto, pero déjeme explicarle cómo sucedieron las cosas.
— ¡No me importa, Weasley! —le interrumpió violentamente—. ¡He intentado comprender su actitud pero es demasiado! ¡No lo quiero ver más por aquí, deje de entrometerse en nuestras vidas!
— ¡Severus! —intervino Harry preocupado por las palabras de su esposo—. ¡No puedes pedirle eso! ¡Es mi amigo!
— ¡Será tu amigo pero él no entiende de límites! ¡Sigue planificando las fiestas con Archie, sus paseos, se adelanta a regalarle lo que nos corresponde a nosotros y ahora se toma la libertad de autorizar algo para lo que no tiene derecho!
— ¡Es mi ahijado! —exclamó Ron con el rostro enrojecido.
— ¡Y nosotros somos sus padres! —le escupió en la cara—. ¡Harry tenía que firmar ese permiso, es su hijo y su mayor ilusión y usted se la arrebata sin ninguna consideración! ¡Si es su amigo, demuéstrelo y evíteme la molestia de volver a echarlo de mi casa!
Ron bajó la mirada, su nariz estaba roja. Harry le vio apretar los puños con impotencia, quiso decir algo para defenderlo pero creyó que en esos momentos Severus no escucharía nada.
— Lo siento mucho, Harry. —se disculpó el pelirrojo sin levantar la mirada—. No ha sido mi intención arrebatarte ningún derecho. Los permisos llegaron al Ministerio para ser sellados antes de regresar al colegio. Sabes que si no llevan los sellos el consentimiento se invalida o de lo contrario cualquier incidente se adjudicaría por completo a Hogwarts. Por casualidad llegaron a mis manos y vi que el permiso de Archie no iba firmado, supe que si lo descubrían iban a negar el sello y Archie no podría jugar. Por eso lo hice, mi firma es válida por ser su padrino, nunca quise herir a nadie... En verdad, Harry, a ti menos que nadie.
— Yo entiendo, amigo. —respondió el joven padre sin rencor—. Y te agradezco lo que hiciste.
— ¡Pues yo no lo entiendo! —dijo Severus sin conmoverse—. Váyase, Weasley, y déjenos con nuestros problemas.
Ron asintió y desapareció por la chimenea. Severus bufó cerrando la comunicación con enfado, estaba decidido a no dejarlo volver a entrar a sus habitaciones nunca más. Harry suspiró profundamente, no le gustaba el enojo de su esposo pero iba a dedicarse a hacerlo olvidar el incidente.O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O=O
Al día siguiente, Archie disfrutaba de un paseo con su mejor amigo cuando vio a Draco y Ron entrar a los terrenos del colegio. De inmediato fue hacia ellos lanzándose hacia los brazos del pelirrojo con cariño.
— ¡Que alegría verte! —dijo sinceramente—. Te extraño mucho.
— Y yo a ti.
Archie notó que la voz de Ron no era la misma de antes y se apartó para buscar su mirada notando en ella un sentimiento que le encogió el corazón.
— ¿Porqué estás triste?
— No es eso, sólo estoy preocupado. Discutí con Severus anoche y necesito hablar con él para corregir mi error.
— ¿Qué hiciste?
— Firmé tu permiso para jugar Quidditch, fue un gran descuido de mi parte, pero he conseguido uno nuevo. —agregó señalando el pergamino que llevaba en mano—. Snape tiene razón, era su derecho poner su firma.
— Ay, Ron, lo siento. —dijo volviendo a abrazarlo—. Y gracias por entenderlo. Iré contigo, creo que a papá se le dificultará continuar enfadado si estoy presente.
— En eso el enano tiene razón. —intervino Draco—. Debemos llevarlo con nosotros.
— ¡Tú te quedas!
La orden de Archie no admitía réplica, tomó la mano de Ron para llevarlo hasta el despacho de Severus. Ron no insistió, en realidad le pareció mucho mejor que Draco no se viera involucrado con el riesgo de terminar disgustado también con Severus.
Al quedarse solo, Draco notó la presencia del amigo de Archie quien le miraba con el más absoluto desprecio de un niño de once años.
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Juraste no dejarme
Fiksi PenggemarAhora que Voldemort ha desaparecido, Harry pudo encontrar el amor en Severus Snape, ambos lograron vencer todos los obstáculos para iniciar una nueva vida llena de esperanza sin imaginar que aún estaba deparada en su camino la mayor prueba de fortal...