Capítulo 22: The Devil's Days Are Numbered

1.7K 193 5
                                    

En el momento en que Wilson Fisk entró en su despacho, se detuvo, mirando fijamente al hombre que descansaba en la silla detrás de su escritorio. El hecho de que el hombre estuviera en este mismo despacho, en el corazón del imperio de Fisk, no pareció inquietarle. De hecho, el hombre tenía las botas puestas sobre el escritorio, los tobillos cruzados y parecía estar limándose las uñas.

Los dos guardias que estaban a su espalda, al percatarse de sus movimientos, irrumpieron por las puertas y tomaron posiciones a ambos lados de él, con sus armas desenfundadas y apuntando al hombre. Sólo la mano levantada de Wilson les impidió apretar el gatillo. Ya habría tiempo para eso más tarde. En primer lugar, había que hacer preguntas, concretamente quién era el hombre y cómo había burlado la seguridad.

-Parece usted muy relajado para un hombre que camina al borde de la muerte-, comentó Wilson.

El hombre levantó brevemente los ojos, se percató de las armas que aún le apuntaban y volvió a ignorarlas.

-Antes de que te haga matar, tal vez seas lo suficientemente educado como para decirme cómo has llegado hasta aquí y quién eres exactamente-, dijo Wilson y había acero en su voz que incluso este hombre no podía ignorar.

-Estoy aquí porque usted me invitó-, dijo el hombre. -¿Y quién soy yo? Bueno...-

En lugar de responder a la pregunta, el hombre se limitó a retirar sus botas del escritorio de Wilson, se sentó más erguido, antes de inclinarse hacia delante y quitarse lentamente el gorro negro. Una cicatriz muy distintiva descansaba sobre su frente que había sido cubierta por su gorro; una cicatriz en forma de diana.

-Bullseye-, sonrió Wilson.

-¿Ahora vas a decirles a estos dos cabezas de chorlito que apunten sus armas a otra parte o prefieres que simplemente los mate?-. preguntó Bullseye.

Wilson estuvo tentado de permitirle al hombre una licencia libre, después de todo, sería prudente ver lo que iba a pagar. Pero, tras pensarlo un momento, se limitó a hacer un gesto a sus guardaespaldas para que bajaran las armas; al fin y al cabo, a menudo era muy difícil encontrar hombres buenos y competentes.

Wilson se adelantó, desviándose de su escritorio hacia el armario lateral, donde sacó un vaso y se sirvió un trago de whisky.

-Te ofrecería uno, pero sospecho que si realmente quisieras un trago, ya lo tendrías-, comentó Wilson.

Bullseye se limitó a agitar su lima de uñas en dirección a Wilson, reconociendo el punto.

-¿Cómo debo llamarte?- preguntó Wilson. -Ni siquiera sé tu verdadero nombre-.

-Y me gustaría mantenerlo así, muchas gracias. Bullseye está bien-, le dijeron.

-Muy bien, Bullseye-, sonrió Wilson.

Podía apreciar la necesidad de mantener la identidad de uno en secreto, después de todo, se había tomado muchas molestias (o, al menos, otras personas se habían tomado un mundo de molestias) para eliminar cualquiera que intentara relacionar a Wilson Fisk, el magnate de los negocios, con Wilson Fisk, el Kingpin del crimen de Nueva York.

-Supongo que sabes por qué estás aquí-. Preguntó Wilson.

-Tienes un problema de vigilancia. Algún 'demonio' que tiene al vecindario corriendo asustado-, puntuó Bullseye su afirmación con comillas al aire alrededor de la palabra 'demonio'.

-Efectivamente. Diablo ha estado dando la lata y eso ha sido malo para el negocio-, confirmó Wilson. -¿Supongo que puede ocuparse de este problema nuestro?-.

-Dame la motivación adecuada y podrás considerar que el trabajo está hecho-, respondió Bullseye, mirando fijamente a Wilson, con una leve sonrisa en el rostro.

HEROES ASSEMBLE!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora