Minerva tocó las grandes puertas de hierro que custodiaban el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería para encontrar a siete individuos de pie en un semicírculo suelto ante ella. El hecho de que cuatro de ellos llevaran capuchas o máscaras que les cubrían toda la cara o sólo parte de ella la hizo suspirar.
-¿Estos son sus amigos, señor Potter?-, preguntó al hombre de la capa azul-gris que reconoció.
-Sí, profesora-, respondió la inconfundible voz de Potter.
Una vez más, recorrió con la mirada al grupo. El hecho de que uno de los desenmascarados llevara claramente armas, a juzgar por la vaina de flechas que llevaba a la espalda, y que otro llevara simplemente un gran maletín muggle de metal, mientras que un tercero llevaba uno de los martillos más grandes que había visto nunca, la preocupó ligeramente. Pero además, los otros estaban enmascarados y una, la única mujer, tenía claramente una cola de todas.
-¿Son muggles?-, preguntó.
-Sí, señora, bueno, la mayoría, por eso pedí los colgantes-, respondió Harry.
-Hmm. Muy bien-, concedió ella finalmente. -Puede entrar, pero le advierto, señor Potter, que no toleraré ninguna payasada más que cuando usted era estudiante-.
-Sí, señora-, respondió Harry.
-¿Tonterías?-, preguntó el hombre del traje muggle, con clara diversión en su voz. -¿Nos has estado ocultando algo, Gandalf? Quiero las historias-.
-Hasta luego, Tony-, suspiró Harry y Minerva esbozó una pequeña sonrisa.
Sí, había muchas historias que se podían contar sobre Harry Potter, aunque no tantas divertidas como las de su padre y sus amigos.
-¿Hay alguna razón por la que muchos de ustedes ocultan sus rostros?-, preguntó ella mientras iniciaban el camino hacia el castillo.
-El bien que podemos hacer en el... mundo no mágico se vería muy reducido si la gente supiera quiénes somos-, respondió el del traje rojo oscuro. -Y tengo entendido que ustedes tienen un gran número de estudiantes con vínculos con el mundo no mágico que asisten aquí-.
-Por no hablar de que, cuando llevamos estos trajes, somos bastante reconocibles y famosos-, replicó el del traje rojo y azul para el cuerpo.
-Hay que amar a esas fangirls-, comentó con nostalgia el que se llamaba 'Tony'.
-¿No estás prácticamente comprometido?-, preguntó la chica.
-No lo estoy-, contestó Tony con vehemencia, y luego, tras un tiempo, añadió -Y a Pepper no le importa que mire, siempre que no toque-.
-Sigue diciéndote eso, Stark-, se rió el arquero. -Quizá algún día no te dé un golpe en la nuca por "mirar"-.
-¿Es ahí donde fuiste a la escuela?-, jadeó el rojo y el azul cuando doblaron la curva y Hogwarts se hizo visible.
-Sí-, respondió un Harry que sonaba orgulloso y Minerva se pavoneó ante las miradas de asombro que suscitaba el antiguo castillo.
-Es mucho mejor que el centro de la ciudad-, afirmó el rojo y el azul.
-Seguro que lo es-, asintió la chica.
Mientras seguían caminando, Harry señaló a sus amigos varias características del castillo y de los terrenos la torre de Gryffindor, la torre de Astronomía, la cabaña de Hagrid, el lago negro, el campo de quidditch. Las preguntas y los comentarios rodeaban a la directora, que escuchaba cómo un nuevo grupo de personas, que no eran de primer año, veían el castillo por primera vez.
El grupo apenas había entrado por las grandes puertas de roble cuando un joven misil de pelo azul eléctrico dio un grito excitado antes de bajar de un salto la última media docena de escalones de la Gran Escalera y prácticamente voló hacia Harry.
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HEROES ASSEMBLE!
FanfictionTras cinco años recorriendo el mundo, Harry Potter ha aterrizado en Nueva York. Supone que no hay mejor lugar que la ciudad que nunca duerme para establecerse y forjar una nueva vida. Si tan solo los héroes, villanos, extraterrestres y espías hubier...