Capítulo 27: The Babel of New York

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El más mínimo ruido, un cambio en la respiración, tal vez, despertó a Harry de su semi-sueño. Utilizando los brazos de la silla, se levantó con más fuerza y sus ojos se centraron en el hombre de la cama. Al no ver ningun cambio, Harry ajusto un poco mas su posicion a algo mas comodo antes de restregarse la cara con las manos y pasarse los dedos por el pelo. Sabía que eso le dejaría el pelo aún más revuelto que de costumbre, pero, en realidad, ¿quién iba a notarlo?.

Matt, al que vigilaba, estaba tumbado en un colchón creado con una especie de gel que se amoldaba a su cuerpo. Supuestamente, estaba diseñado para personas con heridas graves, permitiendo que sus cuerpos pudieran relajarse sin causar una presión indebida sobre las heridas y agravarlas.

Y heridas había. Matt había sufrido cortes profundos en ambas piernas, en un brazo y dos heridas punzantes profundas en la espalda. Había perdido mucha sangre, situación que sólo la poción reponedora de sangre de Harry y el rápido trabajo de la doctora Cho y su equipo de médicos y enfermeras habían podido solucionar.

Harry, todavía vestido como Brujo, había permanecido en un rincón de la sala de operaciones, con los brazos cruzados sobre el pecho mientras vigilaba la operación para salvar la vida del hombre, a pesar de las protestas de dichos médicos y enfermeras. Menos aún les impresionó el hecho de que no pudieran quitarle la máscara a Matt, tanto porque Harry no lo permitía como por el encantamiento de fijación que le había añadido para asegurarse de que se cumplieran sus deseos si le llamaban.

Ahora, después de una noche de vigilia, Matt parecía responder al tratamiento, al menos según el cambio en su respiración y los pitidos que emitían los instrumentos.

-¿Quién está ahí?-.

Harry se sobresaltó de su silla ante el gruñido de Matt, un gruñido en el que pudo detectar un ligero pánico.

-Es Harry, Harry Potter-, dijo mientras se acercaba a la cama. -Estás a salvo. Estás en la sala médica de la Torre de los Vengadores.

Matt levantó rápidamente su brazo derecho, el único apéndice que no se había lesionado en la lucha contra Bullseye, y suspiró con fuerza cuando su mano se encontró con la máscara aún en su sitio.

-No te preocupes, yo no dejaría que te la quitaran-, le tranquilizó Harry.

Matt pareció hacer una pausa, con la mano medio levantada antes de girar ligeramente la cabeza hacia donde estaba Harry.

-Sabes quién soy, ¿verdad, Harry?  Brujo-, afirmó más que preguntó.

-Lo sé-, sonrió Harry.

-¿A quién se lo has dicho?- volvió el gruñido, esta vez con sabor a "resignación".

-A nadie-, tranquilizó Harry al hombre. -Has conocido mi identidad desde que me defendiste después de la batalla Chitauri ante mis compañeros brujos y magos, sin decírselo ni una sola vez a nadie, ni siquiera insinuarlo a Spiderman. Guardar tu secreto a cambio era lo menos que podía hacer-.

Matt asintió. -¿Cómo lo descubriste?-.

-La primera vez que Spiderman y yo te conocimos como Daredevil te puse un hechizo de vigilancia, estrictamente por si alguna vez te metías en demasiados problemas por culpa de Bullseye-, añadió Harry rápidamente. -Ese encantamiento me permitía conocer tu salud así como tu ubicación. Lo seguí una vez para comprobar que funcionaba correctamente y me llevó directamente a tu negocio-.

-Supongo que ese encantamiento fue lo que les permitió a ti y a Spiderman llegar hasta mí... ¿anoche?... cuando me encontré con Bullseye?-.

-Sí, lo fue-, respondió Harry.

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