Capitulo 10

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Nos despertaron cuando el avión iba a aterrizar para que nos pusiéramos los cinturones, y a los minutos ya estábamos saliendo de este

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Nos despertaron cuando el avión iba a aterrizar para que nos pusiéramos los cinturones, y a los minutos ya estábamos saliendo de este.

Tuvimos que esperar un poco allí en las pistas para que nos dieran nuestro equipaje y así poder irnos.

De lejos vi como un hombre arrastraba un carro con un montón de maletas y al principio me sorprendí, pero luego caí en que había más personas con nosotros en ese avión.

Cuando nos dieron las nuestras echamos a andar, Rose y yo íbamos poniéndonos al tanto acerca de lo que habían hablado y los chicos iban delante buscando, supongo que el/los coches.

Unos metros más adelante había 2, un Audi, cabe recalcar que ese Audi había sido mi coche soñado más asequible desde que tengo uso de razón, ya que no creo nunca poder tener tanto dinero como para comprarme un Lamborghini. Junto a este otro, un Mercedes, supuse que ese era de Jomar porque a Benito no le gustaban los Mercedes, algo que ya teníamos en común.

No sé dónde irían el resto de personas que había con nosotros pero eso no era algo que me preocupara ahora mismo.

- Bien, tenemos que ir 2 en un carro y 2 en en el otro, son bonitos pero el maletero no es lo suficientemente grande como para meter más de dos maletas de este tamaño.

Yo miré a mi amiga cuando Benito dejó de hablar, y ella me hizo una mirada que solo nosotras entendemos. Segundos después cada una ya nos estábamos subiendo en los coches.

Ella se fue con su nuevo amigo, algo de lo que estaba segura que pasaría, y yo con el señor Martínez.

Tan solo me he subido en este coche unas 3 o 4 veces y no he podido evitar notar que desde que me monté por primera vez y lo adapté como a mi me gustaba (algo que todos hacemos al subir en el coche), siempre estaba así, no se había movido desde entonces. Porque como ya dije antes, me fijo en esas pequeñas cosas.

Lo que me dio a entender que o bien yo era la única que se subía allí, cosa que me resulta extraña, o él lo volvía a poner en su sitio. También podría ser que si alguien se subía no lo hubiese movido, quién sabe.

Me dejé caer sobre el respaldo del asiento y giré la cabeza para mirar por la ventana. No era la primera vez que venía a Miami, vine de pequeña a Disney World pero no es la misma ciudad y de aquello hace mucho años.

- ¿Por casualidad no estará en una planta muy alta mi habitación no?

Pregunté aquello por una razón: no me fiaba de los ascensores.

- Un poco, ¿por qué?

Largué un suspiro antes de contestar algo que me daba vergüenza admitir, ya que esto era algo propio de un niño, no de alguien de casi 21 años.

- Me dan miedo los ascensores.

Su risa fue instantánea, pero paró cuando le golpeé el brazo.

-¿Cómo así Nicole? ¿Tienes claustrofobia?

- No te rías de mí. Y no, no es eso, solo me dan miedo las puertas, que se me cierren justo cuando estoy pasando, esas puertas cierran muy rápido. Y no me vengas con que se abren si les pones el brazo o algo porque yo he puesto ahí el brazo y eso no se abre.

Mi indignación en ese momento era notable.

- Vale, no te juzgo, pero yo no voy a ser quien te acompañe a subir 10 pisos por la escalera.

- ¿10 pisos? Bueno, prefiero que me aplasten las puertas del ascensor.

- Sabía que no ibas a subir, y si hubieras aceptado sí te acompañaría, dime tú qué vas sola y te hacen algo. Nadie sabe lo peligrosa que puede ser la escalera de un hotel.

Solté una risita ante su tono de padre al decir eso.

- Sí claro. Yo me voy a dormir, cuando lleguemos me despiertas, o me dejas aquí, como prefieras. Pero déjame el aire acondicionado puesto.

Dio una pequeña carcajada y yo le miré de reojo, estaba sexi hasta conduciendo.

Volví a echar la cabeza contra el cristal de la ventana y bueno, supongo que me quedé dormida.

...

- ¡Nicole!

Abrí los ojos al escuchar a Rose gritar, y miré la hora. Eran las 19:30 y yo seguía muerta de sueño.

Benito ya había salido del coche, y al bajarme vi que estaba sacando las maletas del maletero.

Cogí la mia después de darle las gracias y nosotras seguimos a los chicos hacia la entrada del hotel.

Mirando desde fuera se veía demasiado lujoso, y al ver el cartel de las cinco estrellas lo confirmé.

Llegamos a recepción, dimos nuestros datos, nos pusieron una pulsera de "Todo incluido", y nos dieron nuestras habitaciones. Los chicos tenían una y nosotras otra.

Mientras caminábamos hasta el ascensor yo iba observando el hotel, nos habían dado un papel donde nos contaban acerca de todas las instalaciones, tenía piscina tanto exterior como una interior, pista de pádel, campo de golf, acceso a playa privada, spa, peluquería... Estaba bien completo.

Cuando llegamos a la décima planta tuvimos que recorrer un pasillo hasta llegar al fondo, donde había 2 habitaciones, la de la izquierda de Benito y Jomar y la otra nuestra.

Teníamos una suite.

Abrí la puerta con la tarjeta y no pude evitar abrir los ojos al ver aquello, la habitación era enorme.

Había una pequeña sala de estar con televisión, también contaba con ducha, bañera, un gran balcón y al final había una puerta que daba a donde estaban las camas. Tenía 2 camas grandes de matrimonio, cosa que ya es rara, normalmente estas son juntando dos de las pequeñas.

Tras decidir quién se quedaba con cada una, abrí la maleta para meter toda la ropa en el armario y que así no se arrugase. Después puse el móvil a cargar y me tiré en la cama.

Me volví a dormir.

...

Después no pasó gran cosa, Rose me levantó para ir a cenar. Había buffet libre y la comida estaba bastante buena.

Una vez que ya habíamos terminado, estuvimos dando una vuelta por allí, y resulta que Benito ya había estado aquí por lo que se conocía el hotel y me contó que en el bar hacían un Moscow
Mule de muerte y acordamos que iríamos a probarlo alguno de estos días. Mejor dicho sería yo quien lo probase.

Y en ningún momento entraban en ese plan Jomar o Rose.

Cuando se hizo ya más tarde y todos estábamos reventados, nos fuimos a descansar. Yo me di una ducha, charlé un poco con mi amiga y de paso estuve viendo un rato Instagram, TikTok...

Y al final caí dormida sin apenas darme cuenta.

The airport - Benito Martinez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora