cap 23

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—¿Puedo tener mis llaves de regreso? —le preguntó Sakura, tendiéndole la
mano expectante justo mientras Sasuke colocaba la última bolsa en el asiento trasero.
—No —dijo él, haciendo que la palabra se desplegara, dando un paso por delante de ella y subiendo en el asiento del conductor.
Suspirando, Sakura se metió en el lado del pasajero, sabiendo que era inútil discutir con él y realmente no tenía la energía. Lo único que quería hacer era encontrar la cabaña, tomar un baño y dormir durante el próximo día o dos.
Retiró la mano cuando Sasuke trató de sostenerla. En lugar de argumentar él actuaba como si nada pasara y se centró en las indicaciones impresas. Pasados unos minutos le tomó la mano de nuevo.

Después de dos minutos de un tira y jala, Sakura se dio por vencida y le
permitió tener su triste pequeña victoria, mentalmente prometiéndose todo tipo de venganza cuando él sonrió con suficiencia. Estaba demasiado cansada para discutir
así que se acomodó en el asiento de cuero fresco y trató de no quedarse dormida.
Sus ojos se clavaron en el espejo retrovisor y se estrecharon contra la gran pila de bolsas de supermercado. Volvió su mirada hacia Sasuke.
—Espero que no esperes que cocine para ti. —Ella decidió que si él hacía un puchero ante aquel anuncio iba a romper los puños de furia en su trasero.
Él negó con la cabeza.
—No tienes permiso cocinar esta semana —le dijo, sorprendiéndola
completamente.
—¿Qué?
—Estás de vacaciones. No quiero que levantes un dedo —dijo, levantando
sus manos entrelazadas y presionando un dulce beso en la parte posterior de su mano. Cuando ella sintió que se empezaba a derretir se recordó lo que él hizo la última noche y por qué.

Después de un último intento inútil de tirar de su mano, Sakura suspiró y se
recostó en su asiento, mirando mientras pasaban pequeñas casas, complejos de apartamentos, pequeños negocios. Diez minutos después pasaron por un centro comercial y entraron en una pintoresca carretera escénica que los llevó más allá de
varios grandes hoteles a lo largo de la playa.
Sakura estaba a punto de quedarse dormida cuando Sasuke dijo—: Creo que esto es.
Se obligó a abrir los ojos y vio que se dirigían a varias pequeñas cabañas. Un minuto más tarde estaban en el largo camino de entrada de una pequeña cabaña de un nivel.
—¿Tienes la llave? —le preguntó Sasuke, dejando el auto parqueado y
apagándolo.
Reprimiendo un bostezo, ella asintió. Sin decir palabra, se bajó del auto y
caminó hasta el pasillo corto con conchas trituradas y entró en la casa, decidiendo que se encargaría de Sasuke más tarde. En este momento estaba demasiado cansada para hacer nada más que tomar un baño y una siesta. Miró alrededor de la
casa y observó que era más lindo que en las fotos que el agente de bienes raíces de su abuela le envió.

Los muebles de mimbre en la sala de estar eran pequeños, pero parecían
sorprendentemente cómodos, observó mientras caminaba a través de la puerta abierta hacia la pequeña cocina-comedor y miró por las puertas dobles de cristal.
Frunció el ceño mientras observaba el choque de las olas contra la playa de arena suave.
No había manera de que una cabaña en una playa privada sólo costara mil
dólares de alquiler por una semana.
—Maldita sea —maldijo Sakura, pisando fuerte con el pie. Una vez más, su abuela la había engañado. Cuando Sakura le preguntó a la abuela si su agente de bienes raíces podría mirar propiedades de alquiler para ella, debería haber sabido
que la abuela no sería capaz de evitar precipitarse y encargarse de ello.
Nadie en su familia entendía por qué quería hacerlo por su cuenta, y mucho menos la abuela.
Sakura sabía que su abuela tenía buenas intenciones y que estaba
preocupada por ella pero realmente deseaba que dejara de tirar trucos como éste.
No había absolutamente ninguna duda en la mente de Sakura de que su abuela había pagado más de la mitad del precio del alquiler.
Bueno, no había nada que pudiera hacer al respecto ahora mismo. Más
importante aún, estaba demasiado malditamente cansada para estar enojada.
En algún momento de esta semana iría a la ciudad y preguntaría por ahí para saber lo que valía una propiedad de alquiler en esta zona. Entonces le enviaría a su abuela la diferencia.
—¿Estás segura de que este lugar sólo cuesta mil dólares? —le preguntó
Sasuke, colocando una docena de bolsas de comestibles en medio de la mesa.

EL VECINO INFERNAL (Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora