Cuando Raquel se mudo a Japón tras terminar sus escuela secundaria pensó que todo seria fácil como en los anime que tanto le gustaba, con muchisimo esfuerzo y dedicación había conseguido una beca para estudiar farmaceutica en Kitasato universidad en el barrio Minato de Tokio nunca penso que no solo no tendría tiempo para salir a explorar Tokio si no que tambien viviría en un lugar tan pequeño como una caja de fosforos donde tendría que sobrevivir con una arrocera y una pequeña sandwichera.
Aquella mañana la rubia estaba acomodando su maquillaje para poder ir a la universidad, al ser becada no se quedaba en el campus si no que había tenido que arrendar un pequeño apartamento de nueve metros cuadrados en una de las zonas baratas de Minato, lo cual significaba no podía hacer ruido en la noche o siquiera hablar fuerte y ni pensar en poner música eso estaba prohibido, agradecía que al menos tenia un baño privado dentro de su casa una oportunidad rara en la vivienda japonesa común.
—Mierda... voy demasiado tarde.
La chica se recogió su cabello y se miro en el espejo, a sus ojos se veía bien con aquel vestido de verano color blanco con flores naranjas, sabia que más tarde haría un calor del demonio aunque su habitación estuviese totalmente helada ¿Y como no estaría helada si aquel chico de trenzas seguía durmiendo en su cama con el aire acondicionado a todo dar.
Ella ya estaba lista y solo debía tomar su laptop que estaba justo a un lado de la cama, solo debía ir, tomar el dispositivo y salir de ahí sin hacer ruido para que esa bestia no se despertara ¿por que estaba nerviosa? Muy fácil aquel chico que había conocido en una de las pocas fiestas a las que pudo ir desde que llego a Japón no dejaba de ir a su apartamento una y otra vez y hacerla suya cuando se le venia en gana.
No podía negar que la primera noche que estuvieron juntos había sido de ensueño, el le había hecho tocar el cielo tantas veces que no paro de gemir hasta el amanecer, incluso recibió quejas de los vecinos pero estos al ver a aquel chico salir a recibir los gritos de quienes no habían podido dormir bien simplemente se iban y pedían disculpas. Si hubiese sido una sola vez no tendría problema alguno, pero no, ahora cada vez que el queria entraba a su casa y la hacía suya sin importar si ella estuviese limpiando o cocinando o estudiando, eran incontables las veces en las que ella tuvo que aguantar sus gemidos mientras intentaba mantenerse en una posición estable para seguir estudiando mientras el de ojos violetas arremetía fuertemente contra ella.
La noche anterior fue una de esas ocasiones en donde no tenia animos para nada más que estudiar y comer algo de arroz con jamón que era de lo poco que aún tenia en su despensa. Pasaban las ocho de la noche y ella iba a salir a buscar algo mas para comer, podía jurar que desde que estaba en Japón había bajado unos cuantos kilos al no poder alimentarse como lo hacia en su país ¡Ay! como extrañaba las empanadas, los quesos, la comida frita y con diferentes profundidades, venir a japon cuando ella odiaba tomar sopa había sido la decision más estúpida de su vida ya que eso limitaba enormemente la comida que podía encontrar barata en la calle.
Raquel se encontraba poniéndose los zapatos en la entrada de su casa cuando vio la perilla girar y a Ran Haitani entrar a la casa ya que este se había robado una copia de las llaves hace unos meses.
—¿Raku chan? ¿Puedo saber a donde va mi linda gatita a esta hora? Ya es muy tarde...
Esta vez no llevaba sus tipicas trenzas si no una simple cola de caballo con algunos mechones sueltos, lo que significaba que probablemente había discutido con Rindou y el decidio ir en busca de Raku (Rakueru es el japones para el nombre Raquel) el era así, solo necesitaba una excusa para ir a la casa de ella y pasar uno o dos días hasta que Rindou llamaba preocupado a la chica y esta convencía a Ran de volver a casa y así ella podía volver a tener paz, pero esta vez era diferente, el no había venido sin nada, en su espalda llevaba una mochila algo grande.
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Saudade - Tokyo Revengers [Oneshots]
FanficSaudade es extrañar lo que alguna vez tuviste y ya no puedes tener, las historias de este One shot. No todas las historias tienen un final feliz y no todo los príncipes son azules, Tokyo Revengers nos muestra personajes humanos y he querido reflejar...