i. el viajero del alba

1.5K 124 2
                                    

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎
𝐄𝐋 𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐁𝐀

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎𝐄𝐋 𝐕𝐈𝐀𝐉𝐄𝐑𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐁𝐀

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪

     Hacía dos semanas que Caspian, Reagan y toda la tripulación habían embarcado en el Viajero del Alba para intentar encontrar a los Siete Señores perdidos de Telmar, pero aún no habían tenido suerte y Reagan estaba desesperada, realmente quería volver al castillo.

La vida en cubierta no era tan dulce como parecía desde fuera. Uno se imaginaría que el constante balanceo del barco junto con los calmantes sonidos del mar harían una vida perfecta, pero la realidad distaba mucho de eso.

El balanceo mareaba a Reagan y los sonidos del mar apenas se oían debido a los constantes gritos y los -horribles- cantos de la tripulación. Además, se aburría muchísimo porque no había mucho que hacer. Caspian no la dejaba ayudar mucho con los planes y lo único que podía hacer era escribir en su cuaderno o estudiar los libros que Caspian había traído para ella.

Uno en particular había atrapado la atención de la muchacha en el castillo: La Edad de Oro de Narnia. Ya había leído ese libro muchas veces (lo conocía de principio a fin), le encantaba leer sobre sus amigos y sobre cómo era Narnia. Ese era el Narnia que ella quería lograr, y se esforzaba al máximo con lo que le daban. Pero incluso su libro favorito la aburría en ese momento.

Estaba en su cama, mirando al techo, como había estado haciendo las últimas dos horas. Imaginando que sus amigos estaban ahí una vez más, Peter, Susan, Lucy... Edmund. Fuera de su habitación, la tripulación gritaba, cantaba y se divertía. ¿Por qué la chica no estaba con ellos? No la aceptaban tanto. Es sabido que una chica a bordo da mala suerte, así que todos se sentían incómodos a su alrededor y ella podía sentirlo, aunque fuera la princesa. Como no quería que nadie se sintiera incómodo, se retiró a su habitación y se quedó ahí.

No pasó nada.

Y como si Aslan hubiera escuchado sus plegarias, la tripulación comenzó a gritar,pero un grito diferente, no divertido, sino más bien apresurado y preocupado. Lasvoces se mezclaban entre sí, haciendo imposible saber lo que decían. Emocionadapor alguna aventura, Reagan salió de su habitación y se asomó al balcón, sólopara ver lo que más deseaba.

 Emocionadapor alguna aventura, Reagan salió de su habitación y se asomó al balcón, sólopara ver lo que más deseaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐒𝐀𝐈𝐋𝐎𝐑 | ᵉᵈᵐᵘⁿᵈ ᵖᵉᵛᵉⁿˢⁱᵉ ⁽ˡᵃˢ ᶜʳᵒⁿⁱᶜᵃˢ ᵈᵉ ⁿᵃʳⁿⁱᵃ⁾ ² ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora