v. edmund

1.5K 119 12
                                    

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎
𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎𝐄𝐃𝐌𝐔𝐍𝐃

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪₪

     Fue un beso inocente. No más de tres segundos, pero esos tres segundos fueron suficientes para ellos. Edmund se moría de ganas de besarla desde que se acercaron por primera vez a Narnia y Reagan... ni siquiera sabía que quería besarlo hasta que sintió sus labios sobre los suyos. Incluso cuando él rompió el beso, ella no fue capaz de abrir los ojos durante unos segundos, aún procesando lo que acababa de suceder.

Su mano estaba ahora ahuecando la cara de Reagan, enredándose en su pelo, mientras la de ella seguía en la pierna de Edmund.

—Lo siento, Reagan. Yo sólo...—

—No te disculpes, por favor. Me ha gustado, Edmund. Sólo que no lo esperaba. Pero fue agradable, tal vez si durara un poco más...—le miró, aunque algo avergonzada. Quería que sus labios volvieran a estar en los suyos, ni siquiera le importaba que estuvieran un poco agrietados. Edmund sonrió de lado y, poniendo una mano en su cintura, se inclinó de nuevo.

Esta vez sus labios estuvieron pegados durante diez segundos más y Edmund incluso se sintió lo suficientemente confiado como para mover un poco sus labios y no dejarlo en un simple picoteo largo. Sabía perfectamente que la chica no tenía experiencia con los besos, así que no quería hacerla sentir incómoda, razón por la que fue despacio y con cuidado. Reagan puso su mano libre, la que no estaba en su pierna, en su brazo, sin saber si eso estaba bien. Pero, por una vez, no pensó en ello, simplemente se fundió en el beso y lo disfrutó como se disfruta de ver a las dríades bailando por los pasillos del castillo o como se disfruta de un festín después de una larga guerra.

Una vez que se separaron, desviaron su mirada hacia el océano, sin saber qué decirse. Durante una hora más, ambos adolescentes permanecieron ahí, con la espalda apoyada en el suelo del barco y la mirada puesta en las estrellas.

—¿Ves ese grupo de estrellas?—,le preguntó ella señalando con el dedo unos puntos por encima de ellos. Edmund asintió y la chica continuó hablando,—es el Fauno. Una de las constelaciones más grandes de Narnia. Y si te fijas bien, también puedes ver el Hada. Yo solía pensar que el Hada estaba formada por hadas reales que se quedaban bastante quietas durante toda la noche hasta que mi profesor me rompió el sueño y me dijo que no eran hadas sino estrellas como cualquier otra constelación.—

Su discurso fue interrumpido por un bostezo que hizo que Edmund la mirara.

—Bueno, es hora de ir a la cama. Ya es tarde— se levantó y ofreció su mano para que Reagan la tomara y se levantara también,—duerme bien. Hasta mañana—.

La chica estaba tan cansada que ni siquiera tuvo fuerzas para contestar, así que en su lugar se limitó a asentir y tras abrazar a Edmund, comenzó a caminar hacia su habitación. Ahí estaba Lucy, completamente despierta y esperándola. En cuanto la princesa entró en la habitación, la chica Pevensie encendió las luces, haciendo que Reagan saltara de la sorpresa.

𝐒𝐀𝐈𝐋𝐎𝐑 | ᵉᵈᵐᵘⁿᵈ ᵖᵉᵛᵉⁿˢⁱᵉ ⁽ˡᵃˢ ᶜʳᵒⁿⁱᶜᵃˢ ᵈᵉ ⁿᵃʳⁿⁱᵃ⁾ ² ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora