vii. lord restimar

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄
𝐋𝐎𝐑𝐃 𝐑𝐄𝐒𝐓𝐈𝐌𝐀𝐑

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄𝐋𝐎𝐑𝐃 𝐑𝐄𝐒𝐓𝐈𝐌𝐀𝐑

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Las chicas no tenían mucho más que hacer, así que decidieron simplemente irse a dormir. Las chicas estaban cansadísimas y más aún después de las fuertes emociones por las que habían pasado ese día, así que se durmieron rápidamente. Se podría pensar que ni siquiera soñarían, teniendo en cuenta lo agotadas que estaban, pero no fue así en absoluto porque, en medio de la noche, Reagan escuchó a Lucy gritar el nombre de Aslan, lo que la hizo abrir los ojos rápidamente temiendo que le hubiera pasado algo a su amiga.

—Lucy, ¿estás bien?—,preguntó preocupada.

—Sí, fue... fue sólo una pesadilla—,explicó Lucy.

—Yo también las he tenido toda la noche—,admitió la princesa levantándose de la cama,—¿crees que es por las espadas?—.

—Quiero decir... Coriakin dijo algo sobre que nuestros más oscuros temores se harían realidad... pero ya no hay vuelta atrás, tenemos que encontrar a los Señores perdidos—.

—Sí, pero... ¿y si pasa algo peor? ¿Y si alguno de nosotros sale lastimado?—inquirió Reagan. Lucy suspiró, sabiendo que lo que decía su amiga era cierto, pero no podían retroceder ahora, estaban tan cerca. Lucy se limitó a levantarse también de la cama y salir de la habitación, aunque regresó apenas un par de minutos después con Edmund a su lado. Gael estaba durmiendo con su padre, también a causa de las pesadillas.

—¿Pesadillas, señoras?—Preguntó Edmund a las chicas sentadas en la cama ahora vacía.

—¿Tú también?—

—La Bruja Blanca ha decidido hacerme una visita esta noche—,explicó riendo, restándole importancia al asunto,—pero son sólo sueños. Sólo es algo que se mete en nuestras mentes y lo sabemos, así que podemos luchar contra ella—.

No pudieron volver a dormirse, así que se quedaron despiertos hasta que salió el sol y salieron a cubierta. Avistaron tierra no mucho después de que Caspian se uniera a ellos, así que montaron en los botes y llegaron a la orilla de lo que parecía una isla desierta: todo estaba tranquilo y no había otros barcos o botes a la vista. El Rey asignó a cada grupo una tarea, ya fuera buscar comida y agua o explorar la isla: los Pevensie y Reagan estaban en ese segundo grupo, mientras que Eustace estaba en el primero junto a Reep.

—Mira, no somos los primeros en esta isla—,observó Caspain,—podrían ser los Señores—.

Había una cuerda atada a una roca que se adentraba en una cueva muy profunda y, aunque Reagan no estaba segura de entrar en ella, todos los demás parecían estar ansiosos por descubrir más sobre lo que había ocurrido ahí, así que no dijo nada. Edmund fue el primero en bajar, seguido de Caspian, lo que dejó a Lucy y a Reagan solas durante un rato.

—¿Estás bien?—Preguntó Lucy, mirando preocupada a Reagan,—pareces distraída—.

—No estoy muy segura de esto—,admitió sabiendo que Lucy no la juzgaría de ninguna manera,—¿y si pasa algo malo ahí abajo?—.

—Entonces, estaremos juntas para derrotarlo—,la Reina de la Antigüedad sonrió poniendo una mano en los hombros de Reagan,—ve, yo te seguiré—.

Reagan se agarró a la cuerda con manos temblorosas y comenzó a descender a la cueva, sólo para descubrir que era más grande de lo que cualquiera de ellos había esperado al principio y, aparentemente, estaba vacía. No había secuestradores a la vista, ni piratas, ni... nada. Todo lo que pudieron encontrar fue una estatua de oro sumergida en un pequeño estanque de agua, así que, para averiguar más, Edmund tomó un palo y lo introdujo en el agua, sólo para descubrir que se convertía en oro, lo que le hizo arrojarlo al líquido antes de que el color brillante tocara su piel desnuda.

Así que el estanque estaba embrujado.

—Debe de haberse caído—,dedujo Caspian agazapado junto a la estatua dorada. En realidad, era (o había sido) una persona, que había sido extremadamente egoísta o extremadamente descuidado y confiado en lo que realmente era el estanque.

—Pobre hombre—.

—Querrás decir pobre señor—, corrigió Edmund a su hermana. Dentro del agua, había una cresta y una de las espadas restantes, que Edmund tomó con la suya. No se convirtió en oro, sin embargo, porque ambas espadas eran mágicas, como explicó Caspian tomando el arma.

—No debe haber sabido lo que lo golpeó—,habló Reagan por primera vez desde que estaban ahí abajo.

—Tal vez—, respondió Edmund, —o tal vez estaba en algo—.

—¿De qué estás hablando?—

—¿Qué estás mirando?—

Edmund había tomado una concha y la había sumergido en el agua, haciendo que se convirtiera en oro, y la había dejado junto al estanque.

—Quien tuviera acceso a este estanque podría ser la persona más poderosa del mundo—,explicó sin dejar de mirar la concha,—Lucy, seríamos muy ricos. Nadie podría decirnos qué hacer... o con quién vivir—.

—No puedes sacar nada de Narnia—,le advirtió Caspian. Fue entonces cuando se desató el infierno: Caspian y Edmund comenzaron a discutir, Lucy no sabía qué hacer y Reagan, odiando verlos así, se puso en medio de los dos hombres.

—Chicos, vamos, el estanque los está afectando—.

—No eres nadie para hablar, Reagan—,Edmund dirigió su atención hacia ella,—¿recuerdas cómo casi matas a mi hermano? Sí, así que no te metas en esto—.

La cara de Reagan cambió por completo y era evidente que el comentario de Edmund la había afectado terriblemente. Pero ella lo entendía, ya había pasado por eso y sabía que, una vez que te hechizaban, no tenías la culpa ya que no podías hacer nada contra los efectos que el hechizo tenía en ti. Aquel lugar les había tentado (como declaró Lucy poco después) y consiguieron sacar a los chicos de ahí y salir de aquel lugar lo más rápido que pudieron.

—Reagan yo...—Edmund trató de excusarse, caminando junto a la princesa.

—No te preocupes, Ed. Sé cómo es, ¿sí? No estoy enojada contigo—,admitió ella con sinceridad. Edmund, aún arrepentido por lo que había dicho, besó rápidamente a la chica y continuó caminando junto a ella.

Unavez que llegaron al resto de la tripulación, recibieron dos de las peoresnoticias posibles: no había comida (ni agua) en la isla y Eustace no aparecíapor ningún lado.

     Unavez que llegaron al resto de la tripulación, recibieron dos de las peoresnoticias posibles: no había comida (ni agua) en la isla y Eustace no aparecíapor ningún lado

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𝐒𝐀𝐈𝐋𝐎𝐑 | ᵉᵈᵐᵘⁿᵈ ᵖᵉᵛᵉⁿˢⁱᵉ ⁽ˡᵃˢ ᶜʳᵒⁿⁱᶜᵃˢ ᵈᵉ ⁿᵃʳⁿⁱᵃ⁾ ² ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora