Capitulo Diez: Disparos en la ceremonia

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Mi padre continúa hablando sobre los preparativos que hará para las olimpiadas. Menciona el gran campo de agua infestado de pirañas que se encuentra en construcción, el pantano, las arenas movedizas y unas cuantas cosas más. Habla como si no le preocupara cuántos chicos morirán en el país. Lo más preocupante es la forma en que está financiando todo, no es barato, aunque recibirá apoyo económico de Inglaterra, España, Francia, Alemania del Este, Rusia y Estados Unidos para que pueda completar los preparativos.

—Antes de finalizar, me enorgullezco de llamar al frente a mi hijo Javica, para jurar su compromiso de unificar los reinos de Esmerza, Ferza y Verza —dice mi padre.

Me pongo de pie, empiezo a subir escalones. Me siento muy nervioso, espero que no me de mi tic. No quiero que vean mi cabeza golpeándose contra mi hombro. Subo los escalones muy lento. Me coloco al lado de mi padre. Miro con atención todos los pares de ojos que me observan. Antes de que pueda decir algo, se escucha un fuerte disparo.

Una de las balas viaja en dirección hacia mi padre, la veo en cámara lenta; él tropieza antes de que se impacten en su cuerpo, en su lugar, lo hace en su capa. Los diamantes funcionan como una barrera impenetrable y repelen las balas hacia el público; se escuchan gritos. Una de las que rebotan se impacta en el pecho del rey de Polonia. Una de ellas alcanza mi hombro derecho; siento como gira dentro de mi carne, me arrojo al suelo adolorido. Escucho a las personas alejarse, correr y gritar. Hay llamas quemando algunas personas envueltas dentro de las mismas. Mi padre me toma del brazo y me levanta, me coloca su capa roja que traen sus ayudantes y nos escoltan fuera del salón principal. Observo el hueco que tengo en el hombro, toco la herida, es horrible. Nunca había sentido algo así. Joey se acerca a mí.

—Te cubriré el hombro para detener el sangrado. Te dolerá un poco —dice él.

Emito un grito fuerte, que se pierde entre los sollozos alrededor. Él hace un amarre a presión. Camino apoyando mi brazo alrededor de su cuello. Volteo mi vista a la izquierda, la hija del emperador chino está en el suelo, en un charco de sangre, una de las balas perdidas se insertó en su corazón; a su lado están su madre y hermanos llorando. Algunas personas se encuentran en el suelo tiradas, parece que han sido aplastadas por otras desesperadas por salir.

Escucho una explosión al final del salón. La onda expansiva, nos arroja al suelo.Levanto la mirada, contemplo como desaparecen unos individuos al instante, susatuendos son de color negro con un símbolo extraño; como una rosa blanca. Lamujer es rubia, el hombre que estaba junto a ella tiene el cabello castaño; eslo que alcanzo a distinguir. Creo que estoy delirando a causa de la herida enmi brazo, no pudieron desaparecer de un momento a otro tan rápido. Me percatode que estoy perdiendo mucha sangre; todo es color gris y borroso.

Las Olimpiadas del Dolor (Distopia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora