Necesito ir al baño, por lo que me retiro unos minutos. No puedo evitar sentir un poco de pena al ver que las personas observan con atención mi vestimenta. Al salir del baño me encuentro con un chico, que me mira con cara de disgusto.
—Que traje más feo, pareces una princesita —dice y se ríe—. Seguro tu ridículo padre es peor que tú.
—Cierra la boca, enano —le contesto.
Se acerca hacia mí, me mira con odio y se aleja. No recuerdo haberlo visto antes; sin duda es mayor de edad que yo, tiene la piel bronceada y los ojos pardos; sí es hijo de algún gobernante, seguro detesta mi país. Camino en dirección hacia una mesa llena de postres; mi debilidad. Tomo un pedazo de pastel de chocolate blanco, un brownie, una bola de helado de menta. Esto está tan delicioso; nunca imaginé semejante combinación. Alguien me tira de la manga de la camisa. Es mi hermano pequeño Ardo.
—¿Puedes jugar conmigo? —pregunta con una gran sonrisa. Me da un poco de pena, es mi hermanito y tiene cinco años, así que lo cargo sobre mis hombros. Lo llevo a la mesa de los postres y le doy un pedazo de pastel de chocolate.
—Llévale un poco a mamá —le digo.
Ardo sujeta la bandeja de plata pequeña y la lleva consigo. Las personas dicen que nos parecemos mucho, por el color de cabello castaño y los ojos color hazel, creo que hasta ahí somos semejantes, él tiene facciones de mi padre, yo las de mi madre. Antes de que pueda regresar a mi lugar, me encuentro con Fardha, la hija de los reyes de Ferza.
—Me gusta tu ropa —dice ella.
—Si supieras, que me avergüenza un poco.
Ella ríe ante mi comentario. Conversamos durante unos minutos. Nunca imaginé que fuese una gran chica, me cae muy bien. Tal vez volvamos a reunirnos dentro de poco.
Regreso de nuevo a mi lugar junto a Bentla. Se encuentra comiendo una especie de comida deshidratada, parece una especie de barra integral. Aparece Fausto delante del podio y comienza a hablar de nuevo.
—¡Apreciado público, brindémosle un gran aplauso al nuevo emperador: Abel de Herza!
Los presentes empiezan a aplaudir justo cuando sale mi padre portando una capa roja, se ve brillosa, un tanto sólida; hecha con rubíes. Unos ayudantes la retiran, revelando otra debajo de color blanco; hecha de polvo de diamantes. Cuando camina parece como si se encontrara una tormenta de nieve dentro de la misma. Cada paso que da, es una hermosa ventisca blanca. Se nota que es de un material sólido tan fuerte como lo es el diamante, tan maleable para adaptarse a la forma deseada. Sin duda cuesta una fortuna y fue elaborada por mentes innovadoras.
—Gracias a todos por su gran recibimiento —dice mi padre—. Siendo las...—Mi padre retrae la manga de su traje y deja a la vista siete relojes sobre su brazo. Me tapo la cara al ver semejante ridiculez. No puedo creer que tenga tantos relojes sobre su brazo, uno para cada huso horario del mundo—. Las tres de la tarde —continúa—. Es un honor ocupar el puesto de emperador, precedido por el gran Bentlo, que en paz descanse. Tengo cosas importantes que decir, pero antes debo de recibir mi corona. —Dice y prosigue a sentarse en la silla real. Fausto le coloca la corona, la cual brilla en exceso que lastima la vista. Es un poco difícil acostumbrarse a ella, todos hacemos un esfuerzo por complacerlo—. Mi padre dejó un testamento importante. No les leeré todo porque les aburrirá, solo mencionaré lo más importante. Él me encomendó unificar al imperio Herza, dijo que la juventud traerá de nuevo la paz, por ello Javica tendrá que empezar a actuar como un soberano. Por lo que deberá ir a los países aliados para resolver los problemas internos relacionados con el imperio. —Finaliza su discurso por el momento.
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Las Olimpiadas del Dolor (Distopia)
Science Fiction¿Te gusta Divergente, Battle Royale, Los Juegos del Hambre y The Maze Runner? Esta novela es para ti. Llena de batallas a muerte entre concursantes de diversos paises para ganar agua y petroleo para sus habitantes.