Durante una lluviosa tarde de invierno, después de una clase, el chico de rubios cabellos se queda solo en el salón tocando una hermosa melodía en el piano. Las notas retumban armoniosamente en las paredes del salón y hacen eco por los pasillos cercanos a él. Jeon Jungkook, un malhumorado y displicente paciente que ingresó ese mismo día por la mañana, escucha el sonido de las melodiosas notas que extrañamente, solamente para él, son estridentes y le causan dolor de cabeza.
Jungkook sale de su habitación y recorre los pasillos buscando el lugar de donde provienen los sonidos que perturban su tranquilidad.
Ve las puertas del salón que están abiertas de par en par y entra con una actitud descomedida.
—¡Hey! —vocifera en un tono agresivo.
El joven pelirrubio detiene el movimiento de sus dedos sobre las teclas y voltea sorprendido.
—¿Podrías... tocar más despacio? —le dice en un tono un poco menos vehemente esta vez.
—Sí, claro. Lo siento, no quise ser impertinente.
Jeon Jungkook se acerca al joven mientras lo escucha con atención. Se para al lado del piano, en frente del rubio y lo observa atentamente.
—Um... tocas muy bien, es solo que acabo de llegar hoy y no me he acostumbrado aún a estar aquí.
—Lo entiendo. En todo caso ya estaba por irme —le dice mientras se pone de pie.
—¿No vives aquí?
—No —le dice sonriendo.
—¿Viene alguien por ti? Es tarde.
—Sí, llamé a mi papá para que venga por mí. Hasta mañana —se despide Jimin.
—Hasta mañana... —se despide ya sosegado.
Jeon Jungkook de veintisiete años, es adicto a las apuestas, bohemio y tiene mal temperamento, aunque una linda sonrisa. Pertenece a una millonaria familia cuyos padres lo han obligado a internarse a cambio de no ser despojado de sus privilegios económicos, o peor aún, a ser desheredado.
Esa noche, Jeon Jungkook, el hombre del carácter infernal, se duerme con la imagen de la tierna sonrisa del joven pianista en su mente.
Durante los días siguientes, el apuesto hombre de cabellos oscuros y cuerpo atlético, no sale de su habitación. El período de adaptación es difícil y su mal humor se ha desbordado. Varios empleados y profesionales del lugar se han quejado con la directora del centro, pero ella, por alguna razón, ha hecho caso omiso a esos reclamos.
Luego de casi una semana, Jeon Jungkook va al salón donde está el piano, el mismo día y a la misma hora en que vio al joven rubio aquella vez, pero no lo encuentra allí. Es su lugar, hay otra persona y así también ocurre los días que siguen. El pelinegro no quiere preguntar por el chico del piano, le avergüenza mostrarse interesado, así que espera pacientemente a que él aparezca.
Muchos días después, cuando Jeon Jungkook camina por el pasillo, ya resignado a su suerte, inesperadamente escucha la misma melodía que el joven pianista había interpretado antes. Se acerca al salón y ahí está, tocando las teclas tan elegantemente que le es imposible dejar de observarlo. Jungkook queda nuevamente embelesado ante el hermoso rostro del chico y se deleita al escuchar la música. Luego de un rato, ve a una hermosa joven de largos, oscuros y ondulados cabellos, acercarse al joven rubio y sentarse a su lado, en la pequeña banca. El chico de la hermosa sonrisa, toma las manos de ella para colocarla sobre el teclado mientras le habla muy cerca del rostro y ella le sonríe.
Jimin permanece con la joven mucho rato, casi una hora, mientras Jeon Jungkook lo espera impaciente para hablar con él. Finalmente, cuando ella se aleja, el alto hombre de mirada intensa, inmediatamente se aproxima con sigilo y busca la mirada de Jimin, pero no la encuentra, pues está concentrado leyendo una libreta que acaba de sacar de su bolso.
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NO ME DEJES CAER EN LA TENTACIÓN - Kookmin
FanfictionJimin tiene un plan para su vida: cuando cumpla la mayoría de edad, ingresará al seminario para ser sacerdote, pero dos meses antes de su cumpleaños número 18, conoce a un hombre diez años mayor, quien hará hasta lo imposible para convencerlo de aba...