Historias y One- Shot de Ironwidow

Aborrecer

Tony no podía cerrar los ojos.

Quemaron, regando y nublando su visión, pero Tony se golpeó las mejillas con fuerza, obligándolas a abrirse de par en par. Se tragaría el whisky escocés; le escocía la garganta y la somnolencia desaparecía. Su reactor zumbaba en el silencio, una calma relajante.

Luego, los ojos de Tony se cerrarían de nuevo, la oscuridad momentánea frente a él lo engulliría por completo como el agujero de gusano, y Tony sentiría el puro vacío del espacio presionando contra él. El negro perpetuo e interminable, la soledad entre el terror de un mundo completamente diferente esperando para atacar. Y Tony no pudo hacer nada. Un pinchazo en un universo tan grande. Sin valor Cayendo, cayendo hasta que su conciencia se desvaneció. Porque Tony cerró los ojos.

Tony se despertó de golpe con una fuerte inhalación, el shawarma casi convertido en pulpa en su agarre. La cocina estaba iluminada con una luz tenue que brillaba sobre su cabeza e iluminaba la mesa. La botella estaba medio vacía, las esquinas de la etiqueta se doblaban. Un reloj hizo tictac en el silencio. Una de las cámaras de JARVIS parpadeó en verde. Una seguridad para Tony, que él estaba allí. Alguien.

Tony trató de volver a introducir los tomates y el pollo y les clavó los dientes. Salsa manchada alrededor de su boca. Su estómago protestó, hinchado y abultado con el quinto rollo, pero Tony continuó masticando, con las mejillas hinchadas. Chomp, chomp, chomp , haciendo que le doliera la mandíbula. Se convirtió en goma, demasiado seco y amordazándolo y Tony automáticamente presionó el vaso contra sus labios y el líquido lavó la picadura.

Joder, nunca había pensado que volvería a probar esto. Se sentía celestial, como una bendición estar de regreso y disfrutar de las pequeñas cosas que harían los humanos. Comiendo. Bebiendo. Saboreando el sabor de la rica bebida bajando por su garganta cruda. Pepper finalmente respondiendo a su llamada y la punzada ante el sonido de su voz. Las divagaciones constantes, Tony, Tony, Tony, lo siento, ¿estás bien, estás loco? Y la forma en que Tony de repente se sintió distante de ella. El pequeño aleteo que su corazón hacía por ella, se quedó quieto.

Una ola de aturdimiento lo golpeó y Tony gimió. Se golpeó la sien, buscando a tientas otro trago con las extremidades tan cansadas, tan jodidamente cansadas que solo quería dormir, enterrado en las suaves sábanas.

no _

Tony apretó los dientes y bebió un poco más.

Un débil chasquido de botas resonó en algún lugar a su derecha. Tony miró hacia arriba, con los ojos inyectados en sangre y la vio entrar por la puerta. Tranquilo. Mortal. La luz de la lámpara creaba sombras alrededor de su rostro. Natasha le sostuvo la mirada, con el rostro impasible mientras lentamente rodeaba la mesa. Todavía estaba en su equipo, correas para sostener pequeñas pistolas y bastones estirados contra los muslos y la cintura cubiertos de cuero. Tony le dio un juicio una vez más, pero tampoco se había molestado en cambiarse la camiseta ajustada del traje.

Se miraron el uno al otro sin pestañear, Natasha paseando por la cocina luciendo más relajada de lo que Tony jamás había visto. El equipo se había separado sin decir palabra después de cenar juntos en ese acogedor restaurante. Incluso después de pasar poco tiempo, Tony aún sabía dónde había ido cada uno de ellos para refrescarse. Rogers para correr, Bruce durmiendo, Barton en los brazos de la dama con la que tenía esas llamadas secretas, con la mano protegiéndose la boca.

Pero Natacha. Tony nunca pudo averiguarlo. Y aquí estaba ella, en su torre. Completamente solo con él.

Natasha acercó una silla a él, sus patas chirriaron contra las baldosas y en el tenso silencio. Se posó sobre él y arrojó una pierna sobre la otra. Tony obtuvo extrañamente la imagen de una cobra negra. Una cobra negra con pequeños ojos pequeños y brillantes que miran dentro de tu alma y te paralizan con su veneno.