Historias y One- Shot de Ironwidow

Desarmado

Natasha tropezó con la barandilla del balcón y aterrizó de un bulto frente a la puerta corrediza de vidrio de la habitación de hotel de Tony en el octavo piso, y probablemente fue la cosa más torpe que jamás la había visto hacer. Sin embargo, había estado atento a esos ganchos de agarre, así que estaba listo para ella.

"Qué entrada", dijo a modo de saludo. "Realmente atascaste el rellano allí, diez de diez".

Ella no le respondió de inmediato, y cuando empujó lentamente sus manos y rodillas, el estómago de Tony se encogió de alarma. "Mierda", mordió y se arrodilló con ella. "Te dije que esto era una mala idea. Le dije: 'Nat, te arrestarán en cuanto entres en ese edificio. No puedes ser un espía una vez que todo Internet sabe quién eres. ¿No te lo dije?

"UH Huh. Lo hiciste." Su voz era extraña y apagada detrás de su máscara. Nunca antes había tenido que cubrirse la cara para una operación. Él mismo había diseñado la máscara ceñida como una adición a su traje de sigilo, y cuando ella se tambaleó al volver a ponerse de pie, Tony alcanzó el cuello y tiró de él. Algo bueno le había hecho.

"¿Estás golpeado? ¿Dónde te golpean?

Nat negó con la cabeza, y la tela oscura del catsuit no reveló nada cuando Tony la miró. Sus anteojos del VIERNES estaban adentro; Mierda, debería haberlos agarrado.

"No lo soy", respondió ella.

"Estas seguro."

Podemos asegurarnos, si quieres. Habían regresado a trompicones a su habitación, y ella tiró de la máscara para quitarse el resto del camino, revelando la nube salvaje de su cabello. Lo tenía recogido en un pequeño nudo en la base de su cráneo, pero las piezas cortas se habían soltado y se encrespaban alrededor de su cara. Se detuvo con una mano en la cremallera de su traje. "¿Está Pepper aquí contigo?"

Tony resopló una risa corta. "Dios no. Está en un avión de regreso a Nueva York. Nat había pedido un favor, y Tony había necesitado la ayuda de Pepper para entregarlo, por lo que habían hecho su aparición SI en la conferencia de tecnología de defensa, pero ella y Tony no estaban en los mejores términos en estos días. Los términos en sí estaban bien. Estuvo bien. Simplemente eran términos diferentes. Términos de regreso en un avión a Nueva York.

"Bueno." Sus labios se presionaron en una línea firme y frunció el ceño, como si no hubiera querido que eso se le escapara.

Tony tiró de las cortinas opacas para cerrarlas. "¿Conseguiste a tu chico?" preguntó, y apartó la mirada mientras ella desabrochaba el traje hasta la cintura y se lo quitaba.

"Si, lo hice." Ella asintió. "Él me atrapó primero, sin embargo".

"Te tengo, ¿cómo? Pensé que no te habían golpeado. Al diablo con el decoro, cogió sus gafas de la mesita de noche, se las puso y escaneó sus signos vitales: temperatura y frecuencia cardíaca elevadas. Mierda. Respiraba lenta y profundamente, controlándola. Luchando contra algo. Tony conocía la reputación de su objetivo, sabía de lo que era capaz.

Ella se giró y lo miró a los ojos. Y había aprendido hacía mucho tiempo cómo mirar a Natasha Romanoff; una vez que ella reveló la mentira de Natalie Rushman, aprendió muy rápido. Todo en ella era un arma, y ​​tras superar su relación amorosa con las armas después de unos meses en una de las mejores cuevas de Afganistán, Tony la trató con la misma sensatez.

Pero luego, hace seis meses ella se subió a su regazo y lo folló para evitar que su corazón se detuviera, y eso lo había jodido un poco. Jodido con la forma en que la miraba. Ella no había sido un arma entonces. Lo que ella había hecho por él no... No sabía muy bien cómo pensar en lo que ella había hecho por él. Y no estaba seguro de lo que haría si lo mismo estuviera sucediendo en este momento.