capítulo ¹⁵

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Un mes después.

­­­­­­­­­­­­—Felicitaciones Sana.

—Gracias Tae, no sabes lo feliz que estoy de que te haya gustado la campaña.

—¿Cómo no va a gustarme? Eres un genio, necesitaste más tiempo de los debido, pero valió la pena.

—Sabes muy bien porque lo necesite. —La japonesa bajo la mirada por un momento. —Pero aun así... —volvió a mirar a su hermano. —El crédito no es solo mío, Minari esta vez me ayudo casi en su totalidad.

—Lo sé, sé que esa caliente japonesa tuvo mucho que ver. —alzo sus cejas de manera seductora. —Es una lástima que no se deje querer. —suspiro tristemente y la japonesa sonrió negando con la cabeza.

—Dudo mucho que Mina quiera meterse contigo, en primer lugar porque eres igual a Momo y en segundo lugar porque no le gusta lo que llevas en medio de las piernas.

—Ni me lo recuerdes. —Taehyung se hizo el ofendido. —Hablando de Momo, sí que se está esforzando. —señalaba a la otra japonesa que estaba con la cabeza agachada al parecer escuchando lo que su madre le decía.

—Eso parece. —también veía a su hermana. —¿Qué puesto está ocupando ahora? —Casi ni se enteraba de la vida de su hermana.

—Recepcionista, al principio tuvo problemas, pero después se acostumbró.

—Creo que el hecho de que mamá le quitara todos sus privilegios le ha dolido mucho.

—Tú y yo sabemos que eso es lo que menos le ha dolido, en realidad no es eso lo que le duele. —Taehyung le dio un beso en la cabeza a su hermana y camino hasta donde estaba su madre y su otra hermana, dejando a Sana pensativa, cuya mirada se encontró con la de Momo que le sonrió, pero ella simplemente desvió la mirada.

Una semana después.

—¿Qué esperas para firmar Momo? ¿No piensas hacerlo? —Jihyo estaba frente a la japonesa, con sus abogados una al lado de la otra.

—Sí, pero antes necesito hablar contigo, necesito que me escuches.

—Mi hermana ya dejo claro que no quiere hablar contigo. —hablaba el hermano de Jihyo, quien era quien representaba a la coreana.

—Ya lo sé, pero no voy a firmar este papel hasta que no me escuche. —se cruzaba de brazos y Jihyo rodaba los ojos.

—Bien, tú ganas. —suspiraba Jihyo con frustración aceptando lo que Momo proponía.

—Bien. —Momo sonreía victoriosa. —Pero necesito que sea en privado.

—¿Podrías dejarnos solas? —Le pidió la coreana a su hermano.

—¿Segura? —Pregunto el muchacho, no se fiaba de Momo.

—Totalmente, espérame afuera, no tardare mucho. —el muchacho asintió y salió junto con el abogado de Momo. —Bien, soy toda oídos.

—En primer lugar quiero pedirte perdón por todo el daño que te cause, si ya sé que me di cuenta muy tarde, pero él que lo haya hecho y que asumiera mis errores cuenta ¿no?

—Ya he escuchado miles de veces esto Momo, no es necesario que lo repitas una vez más.

—Es necesario pedir perdón las veces que sean necesarias y más si vale la pena.

—Bien, lo que tú digas. —dijo Jihyo suspirando incomoda y se sobo la nuca aburrida de la situación.

—Mi hermana te ama...

—Ya sabía yo por donde venía esta conversación. —Jihyo se levantó exasperada.

—Eres una cobarde Jihyo.

—¿Qué has dicho? —le pregunto muy enojada, no iba a aceptar que alguien, mucho menos Momo la tratara de cobarde.

—Lo que escuchaste. —Momo mantenía su posición. —Estas consciente de que tienes a alguien a tus pies, que te ama, que puede darte lo que nadie más puede, ni siquiera yo y te ciegas por ese orgullo estúpido que no te lleva a ningún lado. —continuo hablando sosteniéndole de manera desafiante la mirada a Jihyo. —Todos cometemos errores Jihyo, creo que en mi lugar serian horrores, pero eso no quiere decir que seamos malas personas.

—No quiero seguirte escuchando.

—Sana es la persona más increíble que conozco en mi vida y no lo digo porque sea mi hermana, es así, tú no sabes cuantas personas desearían estar con ella, pero ella te eligió a ti para entregarle su corazón, de la manera equivocada, pero lo hizo, no dejes que tu orgullo acabe con eso. —Momo hizo una pausa y continuo. —Sé que soy la persona menos indicada para decirte esto y para tratarte de cobarde, pero no soporto ver como esta Sana, apagada, como si no existiera y eso me duele porque sé que es por mi culpa, pero solo tú puedes cambiar aquello. —termino de decir, agarrando la pluma y firmando el divorcio que tanto deseaba Jihyo. —Adiós Jihyo. —La japonesa sonrió de medio lado y salió dejando a la coreana totalmente descolocada por sus palabras.

En otro lugar Sana intentaba parar el interrogatorio de Jimin y Mina, sin ningún éxito, estaba a punto de tirarse por las escaleras o por la ventana.

—¿A dónde piensas ir? —Jimin pregunto por enésima vez y la japonesa ya estaba fastidiada.

—Ya les dije que no lo sé, así que dejen de fastidiarme. —respondió Sana de mala gana.

—Jihyo sí que te ha pegado duro. —acoto Mina, ganándose una mirada asesina de Sana. —Deja de mirarme así, sabes que tengo razón. —Myoui se encogió de hombros. —Antes te han dejado pero nunca has querido ir a refugiarte a una cueva.

—¡No me iré a una cueva! —se defendió Sana con el ceño fruncido.

—Como decía... —continuaba Mina con su explicación. —Antes no ibas refugiarte a una cueva... —Sana rodo los ojos entendiendo que no iba a convencer a Mina de nada. —Todo lo contario, te tomabas todo como algo positivo y como una experiencia más de la cual.

—La diferencia es que antes no había aparecido en su vida una mujer como Jihyo. —Jimin interrumpió a Mina y esta le alzaba el dedo índice en señal de estar de acuerdo con lo que decía.

—Ustedes están dementes. —murmuro Sana no queriendo escuchar más. —Además Jihyo esta con el tal Daniel, así que mucho no me quería. —solo de recordar la escena de Jihyo con su amigo en su oficina, se le revolvía el estómago y se le encogía el corazón.

—Yo sigo creyendo que ella sabía que ibas a entrar como sea a verla y lo beso para ponerte celosa. —dijo Jimin.

—Yo creo que fue más por hacerte sufrir, es normal después de lo que le hicieron tú y Momo, de alguna manera tenía que hacerte pagar. —dijo Mina ganándose la atención de Sana, su deducción era mucho más razonable que la de Jimin. —Aunque ella también te utilizo, así que estarían un poco a mano, pero igual, si yo hubiera estado en su lugar, hubiera pateado tan fuerte tu trasero y el de Momo, que no podrían pararse en todo lo que les queda de vida.

—Gracias, eso me hace sentir mejor. —dijo Sana con sarcasmo y suspiro pesadamente.

—Admite que mi teoría es más convincente que la del gay.

—Mina... —Jimin miraba a Myoui con los ojos entrecerrados y ésta simplemente le sacaba la lengua infantilmente.

—Puede ser... —susurraba Sana pensando que quizás un poco, solo un poco, Mina tenía razón.

—En fin... ¿Cuándo te vas? —Pregunto Mina interesada.

—Después de ir a ese evento de caridad que mi madre quiere que vaya. —respondió Sana encogiéndose de hombros.

—¿Podemos ir? —Pregunto Jimin con la mejor de sus sonrisas.

—Así les dijera que no, igual irían, así que no sé porque preguntan.

—Touché. —dijeron al mismo tiempo y se echaron a reír, lo que provoco que Sana rodara nuevamente los ojos.

las gemelas minatozaki | sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora