capítulo ²¹

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—No puedo creer que Jihyo se haya ido así. —Sana se lamentaba sentada en el piso a un lado de su cama. —¿Hice algo mal?

—Claro que no hermanita, seguro Jihyo no quiso casarte contigo.

—¡Cierra la boca! —le grito Jimin enojado.

—Si no te callas juro que uso tu cuerpo como trapeador. —esta vez fue el turno de Mina.

—Ya lo siento, no debí decir eso. —se disculpó Momo bajando la mirada avergonzada.

—Seguro no me ama lo suficiente para casarse y pasar el resto de su vida conmigo. —varias lagrimas rodaban por sus mejillas.

—No digas eso Sana, Jihyo tiene que tener una buena explicación. —Mina la consolaba.

—Quizás solo está asustada. —acoto Jimin.

—No me ha llamado, ni siquiera un mensaje me ha enviado, eso me demuestra que no le importa lo que hizo.

—Debe tener miedo por tu reacción. —finalmente Momo decía algo coherente. Mina y Jimin la aplaudían internamente.

—¿Qué reacción? ¿Cómo se supone que debo reaccionar después de que la mujer que amo me dejara plantada sin ninguna explicación? —la rabia de Sana crecía y eso no era bueno pensaba Mina.

—Lo mejor que puedes hacer es tranquilizarte y no tomar decisiones apresuradas. —Mina temía por lo que fuera hacer la japonesa. —¿Verdad Jimin? —Buscaba la ayuda del chico.

—Sí, Sanita, piensa con la cabeza fría por favor.

—Estoy de acuerdo. —apoyaba Momo.

—¡Al diablo! —Sana se levantaba y ferozmente limpiaba sus mejillas. —No me voy a echar a morir por esto. Jihyo no se quiere casar conmigo ¡Pues bien! Ella se lo pierde.

Ante la atenta mirada de sus dos amigos y hermana se arreglaba y salía disparada de la habitación, a pesar de las suplicas de Mina.

—Esto no me gusta nada. —Jimin salía corriendo tras Sana, pero ya había sido demasiado tarde, ya se había ido. —Mierda. —suspiro frustrado.

El ánimo de Sana le duro poco, porque inmediatamente se dio cuenta que estaba manejando en dirección a la casa de Jihyo.

No soportaba no saber nada de ella y a pesar de que en este momento la odiaba por lo que le había hecho, necesitaba verla, sentía que merecía una explicación.

—¡JIHYO! —apenas llego a su destino, se bajó del coche y empezó a llamar a la coreana. —¡Jihyo sal ahora mismo! ¡Jihyo! —no dejaba de gritar y finalmente se abría la puerta dejando ver a una temerosa coreana y con cara de haber estado llorando.

—Sana...

—¿Que paso Jihyo? —su corazón latía con mucha fuerza del solo verla. —¿Por qué no quieres casarte? ¿No me amas? ¿Es eso? —Le preguntaba Sana desesperada.

—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no! —aclaraba Jihyo inmediatamente.

—¿Entonces por qué saliste corriendo? —estaba muy dolida

—Porque... porque, no estaba vestida para la ocasión. —se excusó y Sana abrió la boca sin creerse lo que escuchaba.

—¿Estás hablando en serio? —La pobre japonesa estaba atónita.

—Bueno no, un poco sí, es decir... ¡Me cogiste desprevenida! —alzo la voz exasperada.

—Jihyo solo tenías que decir sí o no, no tenías que salir corriendo y dejarme como idiota delante de todos.

—Lo lamento Sana, pero es que tengo miedo, después de lo que paso con Momo...

—¿Crees que te voy hacer lo mismo que Momo? ¿Crees que soy igual a ella? —le pregunto incrédula

—No mi amor claro que no, pero entiéndeme, acabo de divorciarme y tengo miedo de que las cosas no funcionen si nos casamos...

—No soy Momo, Jihyo entiende eso, yo no sería capaz de mandarla a ella a terminar contigo.

—Pero la ayudaste a lastimarme.

—Entonces es eso ¿no? Aun no me perdonas y crees que soy igual a Momo. —estaba más que dolida y a la vez ofendida.

—No es eso Sana. —volvía a repetir. —Pero ya... —Sana no la dejo terminar, porque se giró y comenzó a caminar hasta su auto. —Sana ¡Sana! —Quería detenerla, pero la japonesa inmediatamente arrancaba el auto.

—Tengo miedo, me importas demasiado como para perderte... —susurro sabiendo que Sana no iba a escucharla.

las gemelas minatozaki | sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora