capítulo ¹⁷

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El aire era fresco y el clima era perfecto, sabía que había elegido el mejor lugar para despejarse de su alborotada y desastrosa vida, pero por sobre todo para olvidarla, para olvidarse de esa coreana de ojos hermosos, perfecta sonrisa y cuerpo sexy, que había robado su corazón y que se lo había devuelto de la manera más dolorosa.

La arena se sumergía entre los dedos de sus pies dándole una cálida sensación de paz y tranquilidad, sabía que Montevideo era una de las ciudades más bullosas, pero por lo menos estaba alejada de todo el dolor que le provocaba estar en la misma ciudad que Jihyo y a la vez separadas por su estúpido orgullo.

Suspiraba sintiéndose libre, mirando hacia al mar y nuevamente Jihyo se adueñaba de sus pensamientos, lo que daría porque ella estuviera abrazándola y diciéndole al oído que todo estaría bien, sacudía su cabeza, estaba allí para olvidarla, no para recordarla a cada segundo.

Siguió caminando por la arena mojada, sin darse cuenta que una chica venia corriendo hacia a ella y se la llevaba por delante.

—¿Pero qué...

—Lo siento, lo siento. — se disculpaba la chica levantándose y le brindaba en seguida una mano. —Venia corriendo y no me di cuenta.

—No hay problema. —la japonesa aceptaba el gesto de la chica, que ahora podría apreciarla mejor, era más o menos de su estatura, no mayor que ella y rubia. —Yo también venia distraída.

—Que susto me he dado. —dijo la chica suspirando cansadamente. —Por cierto, soy Tzuyu. —movía de arriba abajo la mano de Sana que aun sostenía.

—Soy Sana.

—¿No eres de aquí cierto? —Soltaba la mano de la japonesa y la miraba sonriente. —Lo digo por tu acento.

—No soy de aquí. —respondió la pregunta sin entrar en detalles

—Entiendo, una vez más lo siento, no es la primera vez que me pasa, pero por lo menos esta vez no me arrepiento. —esta vez su sonrisa cambio a una coqueta y Sana fue consciente de aquello.

—Eh claro. —murmuro la japonesa sintiéndose incomoda. —Bueno yo creo que mejor me voy.

—Está bien. —sonrió. —Oye... ¿No tienes que hacer nada esta noche?

—¿Por qué? —preguntó Sana confundida.

—El bar de mi mamá dará una gran fiesta esta noche, se llama Laguna Azul y me preguntaba si te apetecía ir, no digo que sea obligatorio, solo si quieres.

—Eh... —la japonesa lo medito por un momento, quería excusarse pero no quería sonar mal educada. —Lo pensaré. —fue su única respuesta.

—Me parece perfecto, bueno nos vemos, te estaré pensado Sana. —le guiño un ojo y se alejó contoneando sus caderas.

—¿Pero que fue eso? —se preguntó así misma Sana negando con la cabeza y sonriendo.

Camino un poco más hasta que decidió que era hora de regresar a su hotel, solo quería llegar y acostarse, pasó por recepción y giro su rostro para sonreírle a la recepcionista, sin saber que al mirar hacia al frente,
nuevamente se llevaría un buen golpe.

"¿Pero qué mierda?"

—Lo siento no me di cuenta, venia distraída...

"Esa voz, reconozco esa voz, no esto no me puede estar pasando...

—¿Qué haces aquí Jihyo? —Preguntó Sana sorprendida, nadie sabía que ella estaba en Uruguay y ahora Jihyo estaba allí, como si nada.

—Dios mío... —susurro Jihyo con los ojos abiertos como platos.

las gemelas minatozaki | sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora