capítulo ²⁰

653 74 14
                                    

—Sana...

Horas antes.

Jihyo se empezaba a estirar sobre la cómoda cama de la habitación del hotel, estaba con los ojos cerrados y con sus manos tanteaba el cuerpo de la japonesa, pero su lugar estaba vacío, se sentó de golpe y frunció el ceño. Rápidamente se levantó y camino hacia al baño esperando encontrarla, pero no fue así, eso la descolocó un poco.

¿Sana se había ido?

¿Había salido sin ella?

—¿Dónde estás Sana? —Se preguntaba, no creía que se hubiera ido sin avisarles, sus dudas quedaron a un lado cuando diviso sobre la cama una nota y una rosa rosa junto al papel, rápidamente se acercó hasta ella y la leyó.

"Seguramente te preguntaras donde estoy y probablemente estés enojada por no encontrarme a tu lado, pero tenía cosas que hacer ;) No podré regresar al hotel así que termina de levantar ese hermoso trasero que tienes, te espero en mi casa, no te tardes mucho"

Te amo.

Sana.

—¿En serio Minatozaki? —Fruncía el ceño y se cruzaba de brazos. —Me traes a esta hermosa habitación solo para dormir y ahora me dejas tirada, te vas y encima quieres que yo vaya a tu casa ¿En serio? —Estaba enojada.

Aun con el enfado agarro la rosa, se dio una ducha, se alisto y salió rumbo a la casa de Sana, tendría que explicarle muchas cosas.

—¿Cómo que no puedes mamá? —Hablaba por el celular mientras esperaba impacientemente que el taxi llegara a su destino.

—Jihyo no estoy en casa y realmente tengo cosas muy importantes que hacer.

—¿Cosas más importantes que tu hija? —aunque su madre no podía verla, tenía alzada una ceja de manera acusatoria.

—Por esta vez, digamos que es así.

—¡Es increíble! Ahora resulta que hay cosas más importantes que Jihyo. —se acordaba nuevamente de la nota de Sana y su enfado crecía mas.

—No seas dramática Jihyo, sabes muy bien lo importante que eres para las personas que te amamos.

—See... see, sabes que mamá también tengo cosas que hacer, ¡Adiós! —Cerro la llamada y resoplo aún más molesta. —¡Apúrese! —Le grito al taxista que la miraba curioso por el retrovisor y el hombre rodo los ojos negando con la cabeza.

No tardó más de diez minutos en llegar a la casa de la japonesa, prácticamente le tiro el dinero al taxista y salió del auto a pasos agigantados hacia la puerta, iba a tocar pero alguien se le adelanto abriéndola.

—Hola Jihyo.

—No tengo tiempo Momo, ¿Dónde está tu hermana? —hizo un lado a su ex esposa y entro a la casa.

—Yo estoy bien gracias. —dijo de manera irónica Momo.

—¿Dónde está Sana? —volvió a preguntar Jihyo ignorando lo que su ex esposa le decía.

—Está afuera en el jar... —ni siquiera dejó terminar a Momo, camino directo al jardín y al mismo tiempo se llevaba la sorpresa de su vida.

—Hasta que llegas. —una sonriente Sana se acercaba a ella, mientras escondía algo tras su espalda.

—Sana, ¿que es esto? —su corazón latía a mil por hora, mientras varias personas la miraban sonrientes.

—Sé que no te gusta que te mientan y durante las últimas horas es eso lo que he estado haciendo, pero ha valido la pena y no me arrepiento si ahora tienes esa expresión en tu rostro y...

—Sana...

—No digas nada por favor, déjame hablar ¿sí? —Jihyo asintió con los ojos llorosos, ya sin saber que decir. —Sé que nuestra historia no es muy larga y comenzó de una manera algo rara. —sonrió y Jihyo hizo lo mismo. —Pero en ese corto tiempo me enamore de ti, me enamore no sé si como lo había hecho antes, pero puedo asegurarte que lo que siento por ti es tan grande que estoy completamente segura que nada puede igualársele, siento aquí en mi corazón que eres el amor de mi vida, que te amo tanto y que eso nunca va a cambiar, es por eso que yo...

—¡Por Dios Sana! —Jihyo tenía abierto sus ojos como platos y apenas podía formular palabras, la japonesa se había agachado frente a ella, le mostraba una cajita roja, la abría y le dejaba ver un hermoso anillo de diamantes blancos.

—¿Quieres casarte conmigo? —Hizo la pregunta del millón. —Aquí en el jardín de mi casa, junto a nuestras familias ¿Quieres, mi amor?

—Muévete coreana tetona que no tengo todo el día. —Mina comenzaba con sus comentarios fuera de lugar. —¡Dile que si por Dios! ¿No ves la cara de pánfila que tiene?

—¡Myoui! —Sakura llamaba la atención de la mejor amiga de su hija, aunque también estaba nerviosa por no oír la respuesta de Jihyo.

—No piensa responder ¿O qué? —Jimin también estaba desesperado.

—Conmigo no se demoró tanto. —comento Momo ganándose la mirada desaprobatoria de su madre, Mina, Jimin e incluso la de Taehyung. —¿Qué? —lo antes mencionados rodaron los ojos y ella solo sonrió divertida

—Jihyo me estas desesperando. —Sana estaba con el corazón a punto de salírsele por la boca, sentía que Jihyo iba a decirle que no.

—Yo... —finalmente reaccionaba y miraba a las personas que estaban frente a ella, al parecer Sana había preparado todo, ahora entendía el misterio de las llamadas y el repentino viaje. En el lugar se encontraba toda su familia, la familia de Sana, unos amigos y el padre que por la cara que tenía parecía estar impaciente. —Yo... lo siento Sana... —apenas pudo formular y salió corriendo, dejando a la japonesa con el rostro desencajado y a los presentes con la boca abierta.

las gemelas minatozaki | sahyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora