Capitulo 3

975 62 13
                                    

Te quiero.

Eliza.

Podría estar todo el día abrazada a él, no sé si deba decirle que desde hace unos días mi corazón dejó de verlo como mi mejor amigo solamente, me estaba enamorando de él...

-Tengo algo que confesarle a su Majestad- me encontraba temblando y titubie al pensar que se enfadaría conmigo.

Baldwin. - Adelante, te escucho- dijo en un tono un tanto preocupado- ¿Ocurre algo malo?-estaba tan nerviosa que no me di cuenta que mi respiración estaba elevada.

Eliza. -Yo... no se cómo decirlo,su Majestad sabe que guardo en mi corazón un gran cariño hacia él- dije con temor.

Baldwin. -Lo sé- respondió con su voz un poco ronca y en un tono intranquilo, separándose de mi- ¿Pero? -preguntó dirigiendo su mirada hacia mis ojos.

Eliza.-No sé si a considerado la propuesta que le han hecho anteriormente- suspiré- usted debe saber que yo no lo hago con intensiones de formar una alianza- dije haciendo que ladeara un poco su cabeza confundido- yo...- cuando iba a continuar fui interrumpida.

Baldwin.- Sobre eso, ya lo pensé y no aceptaré ninguna propuesta o acuerdo que haga sentirte incómoda, después de todo lo entiendo; quién se casaría con un leproso cómo yo- desvíe la mirada y camine hacia la mesa donde jugaba ajedrez- puedes retirarte- dije haciendo una señal hacia la puerta.

Eliza.

No pude ni siquiera moderar una palabra, hice una reverencia y me dirigí a la puerta, justo cuando iba a salir, la culpa por no decirle lo que sentía me invadió haciendo que volviera adentro.
-Te quiero- solté con los ojos viendo hacia abajo, pude notar como el Rey estaba confundido.

Baldwin.-¿Que has dicho?- levanté la mirada para comprobar lo que decía nuevamente.

Eliza. -Te quiero - sus palabras provocaron que caminara en dirección a ella, quitando la máscara que ocultaba mi deformado rostro para poder besarla.

Eliza.

El Rey se levantó y caminó hacía mí al escuchar aquello que salió de mi boca hace unos segundos,quitó la máscara de plata que siempre lleva consigo y después me besó, no le tomé importancia al estado físico en el que se encontraba,haciéndole saber que mi amor iba más allá que un Reino e incluso que una enfermedad.

-Mi Rey- dije en medio del beso, él sonrió,lo que hizo que mi corazón explotará de emoción y mis mejillas enrojecieran.

Baldwin.

Sonreí al ver que ella no ponía resistencia y que al parecer no le importaba como la lepra iba dejando estragos en mi persona, haciendo que perdiera un poco de mi nariz y una parte del labio, cuando reaccioné a tal acción,quise alejarme,pero no podía dejar de pensar en el sabor de sus labios, el volver a sentirlos,pero tenía miedo de contagiarla y que tuviera que pagar por el castigo que era destinado únicamente para mi.

Baldwin.- Lo siento Eliza- la solté y volví a ponerme la máscara cayendo en cuenta a lo que rondaba por mi cabeza -sabes que yo también te quiero y mucho,pero por mi enfermedad,me temo que ésta será la primera y última vez que pueda besarte- no quería hacer eso y menos cuando ella empezaba a tener dicho interés en mi- estoy muriendo poco a poco y no quiero ser un impedimento para que puedas estar con alguien que pueda corresponderte como se debe- la amaba tanto que podía sentir como mi corazón se rompía al ver que trataba de aguantar sus lágrimas- Por favor no te enfades conmigo, mañana tendré una sesión con la corte para pedir que se rechace una unión entre nosotros-.

Eliza.

Aguanté mis lágrimas lo más que pude, pero no lograba entender como aquel hombre cuya fe acabo con un ejército completo ahora es derrotado por un sentimiento, no se que me causa más dolor sí su seguridad al mencionar su muerte o el hecho de que acababa de romper mi corazón.

-Su Majestad-antes de que pudiera decir algo más, se levantó y llamó a Tiberias para que me condujera hacia la puerta.

Lo último que escuche fue como le pidió a Tiberias no dejar que volviera acercarme a sus aposentos a menos de que se tratara de algo con referencia a un tema importante.

Salí de ahí con el alma rota de tan solo pensar que mi atrevimiento con él, después de hacerlo sentir bien lo hizo incomodarse.

Baldwin.

Eliza. -Su Majestad- dijo antes de interrumpirla para levantarme y llamar a Tiberias para que la acompañara abandonar mis aposentos no sin antes dejarle claro que no podía permitir que volviera acercarse a menos de que fuera algo de suma importancia...

Levanté la mirada y vi como Eliza caminaba caviz baja, disimulando sus lágrimas,ella llevaba un vestido blanco con decoraciones de oro que sin darme cuenta hacia juego con mi túnica y un peinado sujetado con una diadema floral,no podía creer que había alejado a la única persona que me amaba por miedo a contagiarla y peor aún a dejarla después de mi muerte, la estaba protegiendo sin importarme que nos había lastimado y probablemente me había ganado el odio de mi querida y muy amada Eliza...

-Perdóname- dije casi en un susurro.

El Último Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora