Baldwin.-Eliza que gusto verte- dije con nerviosismo -ven acércate- extendí mi mano e indique que me acompañará hacia una mesa donde solía jugar ajedrez -¿Quieres jugar un poco?- pregunté mientras nos sentábamos.
Eliza.-Su Majestad, para mí también es un placer verle -tomó mi mano, estaba temblando -no sé jugar señor- dijo bajando la mirada para después sentarse -pero me gustaría aprender- me regaló la más bella de las sonrisas.
Baldwin.-Con gusto puedo enseñarte, a decir verdad llegué a considerar que tu padre lo hiciera, eres su única hija entonces...- suspiré moviendo la primera pieza -bueno, mira las piezas se mueven conforme quedan vacíos algunos espacios así van avanzando, cada uno tiene una función diferente -dije tratando de que no fueran demasiadas claras mis intenciones.
Continuamos hablando y moviendo piezas, por un momento llegué a pensar que mentía sobre no saber jugar, no me molestaba pero me parecía algo tierno, tal vez lo hacía para tener tiempo juntos.
-Eliza me gustaría hablar contigo sobre lo que ocurrió ayer por la noche- dije provocando una mirada de asombro en ella -yo no se que pasó conmigo pero entiendo si te sentiste o te llegue a poner incómoda- solté pensando que ella se iría -no volverá a suceder te lo puedo asegu...- me interrumpió poniendo su cálida mano sobre la mía haciendo que mi corazón latiera con fuerza.
-No me ha echo sentir incómoda Majestad- me volvió a sonreír -pero me temo que debido a su enfermedad y los cuidados que usted toma es mejor no permitir que pase nuevamente- bajó su mirada y quitó su mano.
No pude decir más, sabía que tenía razón yo mismo había puesto ciertos límites con ella, pero lo que sentía iba más en aumento y no podía evitarlo, quería decirle que olvidará lo que dije y se abalanzara hacia mí para después unirnos, quedé tan inmerso en mis propios pensamientos pero su voz hizo que volviera a prestarle atención.
-Tengo que irme,mis padres quieren regresar hacia Acre, dicen tener asuntos pendientes y requieren mi compañía, como sabe a pesar de que no nos casaremos tengo que aprender a sobrellevar las obligaciones que yacen allá- dijo poniéndose de pie -nos veremos pronto Majestad- hizo una reverencia y se dirigió a la puerta.
-Eliza espera, ¿Como que se van? Tus padres pudieron notificarme- dije poniéndome de pie lo más rápido que pude -no te vayas aún, quédate un poco más por si mañana ya no puedo verte- masculle con la voz algo temblorosa -por favor solo será un momento- extendí el brazo para que tomara mi mano.
Eliza. El Rey mandó a llamarme pero no sabía con que intención lo había echo, entré y nos saludamos, me pidió que me acercara y me preguntó si sabía jugar ajedrez, tomé su mano con cuidado para no hacerle daño -no se jugar señor-me senté en una silla bajando la mirada -pero me gustaría aprender- le sonreí pero a decir verdad mi padre nunca me enseñó,decía que guardaría esos momentos por si llegaba a tener un hermano.
Sin darme cuenta llegamos al punto de hablar de lo sucedido entre nosotros la noche anterior, creyó que me hizo sentir incómoda a lo que acompañada de mi respuesta puse una de mis manos sobre la suya pero debido a lo reservado que era, quite mi mano y bajé la mirada explicando que por los cuidados que tenía era mejor evitar que sucediera nuevamente.
Continuó explicándome acerca de como jugar, aprendo rápido o eso parece, a veces solía no entender el siguiente movimiento ganando así tiempo con él,ya que debido a todo lo ocurrido anteriormente mis padres habían decidido volver a casa y yo iría con ellos al no ser desposada por el Rey, no era una opción ya que por tratar de llegar a una alianza mis padres habían dejado juntar sus pendientes en Acre y yo también tenía obligaciones por allá.
ESTÁS LEYENDO
El Último Rey
Fiksi PenggemarUna pequeña luz de esperanza para el Rey apareció,pero a cambio debía entregar lo que una vez fue todo para él. 1177 Ahí se encontraba el joven Rey de Jerusalén, Baldwin IV, luchando contra el ejército del sultán de Egipto Salahadin, se encomendó a...