Capitulo 9

811 60 7
                                    

Baldwin.-Eliza que gusto verte- dije con nerviosismo -ven acércate- extendí mi mano e indique que me acompañará hacia una mesa donde solía jugar ajedrez -¿Quieres jugar un poco?- pregunté mientras nos sentábamos.

Eliza.-Su Majestad, para mí también es un placer verle -tomó mi mano, estaba temblando -no sé jugar señor- dijo bajando la mirada para después sentarse -pero me gustaría aprender- me regaló la más bella de las sonrisas.

Baldwin.-Con gusto puedo enseñarte, a decir verdad llegué a considerar que tu padre lo hiciera, eres su única hija entonces...- suspiré moviendo la primera pieza -bueno, mira las piezas se mueven conforme quedan vacíos algunos espacios así van avanzando, cada uno tiene una función diferente -dije tratando de que no fueran demasiadas claras mis intenciones.

Continuamos hablando y moviendo piezas, por un momento llegué a pensar que mentía sobre no saber jugar, no me molestaba pero me parecía algo tierno, tal vez lo hacía para tener tiempo juntos.

-Eliza me gustaría hablar contigo sobre lo que ocurrió ayer por la noche- dije provocando una mirada de asombro en ella -yo no se que pasó conmigo pero entiendo si te sentiste o te llegue a poner incómoda- solté pensando que ella se iría -no volverá a suceder te lo puedo asegu...- me interrumpió poniendo su cálida mano sobre la mía haciendo que mi corazón latiera con fuerza.

-No me ha echo sentir incómoda Majestad- me volvió a sonreír -pero me temo que debido a su enfermedad y los cuidados que usted toma es mejor no permitir que pase nuevamente- bajó su mirada y quitó su mano.

No pude decir más, sabía que tenía razón yo mismo había puesto ciertos límites con ella, pero lo que sentía iba más en aumento y no podía evitarlo, quería decirle que olvidará lo que dije y se abalanzara hacia mí para después unirnos, quedé tan inmerso en mis propios pensamientos pero su voz hizo que volviera a prestarle atención.

-Tengo que irme,mis padres quieren regresar hacia Acre, dicen tener asuntos pendientes y requieren mi compañía, como sabe a pesar de que no nos casaremos tengo que aprender a sobrellevar las obligaciones que yacen allá- dijo poniéndose de pie -nos veremos pronto Majestad- hizo una reverencia y se dirigió a la puerta.

-Eliza espera, ¿Como que se van? Tus padres pudieron notificarme- dije poniéndome de pie lo más rápido que pude -no te vayas aún, quédate un poco más por si mañana ya no puedo verte- masculle con la voz algo temblorosa -por favor solo será un momento- extendí el brazo para que tomara mi mano.

Eliza. El Rey mandó a llamarme pero no sabía con que intención lo había echo, entré y nos saludamos, me pidió que me acercara y me preguntó si sabía jugar ajedrez, tomé su mano con cuidado para no hacerle daño -no se jugar señor-me senté en una silla bajando la mirada -pero me gustaría aprender- le sonreí pero a decir verdad mi padre nunca me enseñó,decía que guardaría esos momentos por si llegaba a tener un hermano.

Sin darme cuenta llegamos al punto de hablar de lo sucedido entre nosotros la noche anterior, creyó que me hizo sentir incómoda a lo que acompañada de mi respuesta puse una de mis manos sobre la suya pero debido a lo reservado que era, quite mi mano y bajé la mirada explicando que por los cuidados que tenía era mejor evitar que sucediera nuevamente.

Continuó explicándome acerca de como jugar, aprendo rápido o eso parece, a veces solía no entender el siguiente movimiento ganando así tiempo con él,ya que debido a todo lo ocurrido anteriormente mis padres habían decidido volver a casa y yo iría con ellos al no ser desposada por el Rey, no era una opción ya que por tratar de llegar a una alianza mis padres habían dejado juntar sus pendientes en Acre y yo también tenía obligaciones por allá.

El Último Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora