Capitulo 27

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Aviso: El siguiente capítulo tiene contenido+18 leer bajo su propia responsabilidad...

Baldwin. Han transcurrido unas cuantas semanas desde el día que ejerci mi castigo hacia los rebeldes que amenazaban con propinarme la muerte si fuese necesario desatando murmullos dentro y fuera del reino...

Estaba seguro que poniendo mi Reino en manos de Eliza me ganaría su perdón pero no fue así ya que se me hizo la invitación a celebrar su unión con Zahir, en Francia la situación al querer desposar a una Reina no necesitaba hacer un compromiso altamente formal pero los más allegados debían estar al tanto de que existía...

Me prepare lo mejor que pude ya que mi enfermedad comenzaba a brotar más con cada día que pasaba pero no podría faltar al momento con mayor importancia para Eliza pues aunque sabía que me afectaría mi hermana insistió para que nos presentaramos allá.

Coloque mi túnica blanca con decoraciones en plata, la misma con la que solía pasar el tiempo en su mayoría y todo lo necesario para cubrir mi repentino deterioro.

Me dirigí al jardín donde Sibyla me esperaba, prepararon lo necesario para que el viaje me resultara menos agotador dejando a cargo de la regencia a mi primo Felipe, el cual no me provocaba la confianza suficiente derivado de su gusto desenfrenado por el mundo del libertinaje pero quedó pactado que en el tiempo que me encontrara ausente no caería en la tentación que el vino y las mujeres ejercian sobre él. Le ordene que por ningún motivo dejara que Leonor saliera del palacio ya que era más notorio el embarazo.

El viaje resultó agotador por lo que descanse un par de horas antes de que se diera inicio al acto...

~Narra Eliza~

Eliza. Los días han pasado y la fecha que se fijo para mi boda con Zahir estaba cada vez más cerca, por lo que le escribí una carta a Sibyla pidiéndole que se encargará de los preparativos y que todo resultara cómo se había acordado.

Envío una carta con recomendaciones para que estuviese listo para cuándo fuese tiempo, algunas cosas las orquestó desde Ascalon y otras las preparo cuando llegó a Francia.

El lugar era un sueño echo realidad, mezclo ambas religiones pues no deseaba que Zahir olvidara su origen, trajeron infinidad de flores de las cuales reconocí unas cuantas pues eran como las que recibí por mucho tiempo llegando de color cada rincón.

Mi padre trajo consigo el vestido con el que se casó con mi madre, el cual acompañe con una corona de flores blancas...

Nos dirigimos al templo y ahí se encontraba Zahir de pie al lado del trono donde lo coronaran como Rey Consorte y así poder darle un título real para después convertirse en mi esposo, entre la multitud de gente que nos acompañó se encontraba el Rey,podría jurar que estaba molesto pues si mirada se situaba fija en el joven frente a nosotros.

~Narra Zahir~

Después de tantos años guardando rencor infinito por Jerusalén por lo despiadado que fue sometiendo a mi familia a la desgracia, estar al servicio de Mi señor me estaba otorgando la más grande de las dichas al permitirme estar cerca de la joven que con sus ojos azules como el mismo cielo robo cientos de suspiros y encendió infinidad de sentimientos en mi persona…

Hoy me casaría con Eliza de la cual hace un tiempo fui solo su guardia personal pero que Allah me permitió poder tomar su mano y probar la delicadeza de sus labios, ella no solo se había vuelto la soberana de Francia si no también era mi Reina.

Mis costumbres dictaban que debía usar ropaje oscuro y debajo de esta una armadura con la que estaré dispuesto a protegerle de cualquier situación que la pusiera en peligro, pero también debía incluir la costumbre que la religión de Eliza demandaba, por lo que pedí que mis ropajes fuesen de un tono rojizo con decoraciones en plata.

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