capitulo 38

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Pasé el resto de la tarde con jeongin en el local. El  me ayudó a atender a los clientes. Pusimos música, charlamos de todo y de nada. No tocamos el tema de hyunjin ni una sola vez después de aquella charla. 

Tampoco fui capaz de preguntarle qué planeaba hacer. Lo conocía perfectamente y sabía que no perdonaría tan fácil a hyunjin.

Minho entró al local con una sonrisa pintada en el rostro. Besó la mejilla de jeongin y lo abrazó con fuerza contra su pecho. Noté como mi amigo se tensaba ante su gesto y entonces, escuché cómo él le murmuraba al oído—: El jodido hijo de puta tiene su merecido. Ya me he encargado de eso.

Mi boca se abrió con sorpresa y jeongin se apartó de él para mirarlo a la cara. —¿Q-Qué? —dijo asombrado.

Minho sonrió con suficiencia. —Ya lo sabrás —dijo guiñándole un ojo.

Luego la soltó suave y me sonrió radiante. Envolvió sus brazos en mi cintura, acercándome a su cuerpo y besó mis labios con fuerza. Yo enredé mis brazos en su cuello y me aparté de él para mirarlo a los ojos. —¿Cómo está la persona más hermosa del planeta entero? —el tono de su voz era meloso.

— triste y con un idiota por ex novio —bromeé.

Jeongin soltó una risita boba y se sentó en el banquillo mientras rodaba los ojos. —Ustedes son tan cursis que podría vomitar —se burló.

Minho me abrazó más fuerte y rozó su nariz contra la mía, con una sonrisa en el rostro. —Me importa una jodida mierda. Lo amo.

Yo sonreí ante sus palabras y lo besé suavemente en los labios.

—Como sea, los dejo hacer... Lo que sea que vayan a hacer —dijo jeongin y me volví entre los brazos de Minho, sólo para mirar cómo se levantaba y tomaba su mochila.

—¿No quieres quedarte un rato más? —ofrecí.

—¿Con ustedes en plan romántico?, no gracias —hizo una fingida mueca de asco y yo reí—. Mejor paso.

Lo acompañamos hasta la entrada, no sin preguntarle si estaría bien. El  accedió a llamarme si se sentía mal de cualquier modo y yo me quedé un poco más tranquilo.

Minho y yo entramos al local de nuevo, el cual estaba vacío. Él me acorraló contra la vitrina del mostrador y yo gemí al sentir cómo mordisqueaba la piel sensible de mi cuello. Una risa brotó de mi garganta y cerré mis ojos al sentir mi carne poniéndose de gallina. —¿Q-Qué estás haciendo, Lee? —me las arreglé para decir.

—Seduciéndote, ¿estoy mejorando? —tarareó contra la piel de mi hombro y un estremecimiento violento se disparó por mi cuerpo.

—D-Definitivamente sí —susurré.

Alguien se aclaró la garganta y Minho se apartó de mí de golpe. Yo sentí el rubor subir a mis mejillas y corrí detrás del aparador. La señora que había entrado a la tienda nos miraba con expresión severa, pero Minho no paraba de sonreír y yo no podía sentirme más humillado.

La señora salió con sus compras y entonces, nos echamos a reír.

—Creo que esa no fue buena idea —masculló él, sin dejar de reír.

—Me parece que no —acordé sonriendo.

Minho me ayudó a cerrar el local y, cuando entramos a la casa, descubrí a mi madre luchando contra su cabello, intentando hacerse un moño, sin mucho éxito.

—Déjame ayudarte —dije quitándole el cepillo de las manos.

Mi mamá dejó que le hiciera el moño y, a los pocos minutos, llegó Ji Woo Ambas salieron de la casa, dejándonos a Minho y a mí completamente solos. Él no perdió tiempo y se abalanzó sobre mí en un beso urgente y apasionado.

Sus manos se enredaron en mi cintura, levantándome del suelo. Yo enredé mis piernas en sus caderas casi por instinto, mientras él nos llevaba hasta el sillón. Me dejó caer de golpe y yo reí contra sus labios mientras sus manos exploraban la piel caliente de mis costados. Él enterró la cabeza en mi cuello y tiré de su cabello suavemente, mientras lo sentía besarme sin clemencia. De pronto, me encontraba con el torso desnudo. Minho tampoco llevaba camisa y podía sentir el calor de su piel contra la mía, enviando escalofríos por todo mi cuerpo. Se deshizo de mis jeans de un tirón y yo me incliné hacia él para deshacerme de los suyos.

Mi vista volvió a nublarse por completo. Ésta vez, no podía distinguir otra cosa que no fueran siluetas y colores borrosos. Apreté mis ojos con fuerza y detuve mis acciones, haciendo que Minho se detuviera también.

—¿Muy rápido, cierto? —jadeó y yo negué con la cabeza, sin abrir los ojos.

—¿sung? —su voz se tornó preocupada y yo tomé varias inspiraciones.

"Esto no está bien" dijo una voz en mi cabeza.

—Jisung, ¿Estás bien? —la urgencia en la voz de Minho me obligó a abrir los ojos.

Poco a poco mi vista se enfocó en su rostro. La expresión asustada y aterrorizada de sus facciones hizo que mi corazón se estrujara. El entendimiento surcó sus facciones. —¿Volvió a suceder, verdad? —preguntó. Ésta vez, sonaba aterrorizado.

Yo asentí.

—Prométeme que iremos mañana al médico —urgió— Promételo.

Yo lo miré, ansioso y nervioso. —No es nada...

—¡Claro que es algo, Jisung!, ¡Prométemelo! —noté la gravedad en sus palabras.

Un suspiro me asaltó y sentí el miedo invadirme el pecho. —De acuerdo. Iremos mañana. Lo prometo

aunque puedas verme|#2| minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora