capitulo 44

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La sonrisa de Minho, la mirada de Minho, los besos de Minho, los abrazos de Minho, ir de la mano con Minho, las palabras de amor de Minho... Si me hubiesen dicho hace un mes, que llegaría el punto de mi vida en el que tendría que decirle adiós..., habría memorizado todas y cada una de sus palabras. Habría memorizado la forma en la que sus manos grandes ahuecaban mi cara cuando me besaba, el sabor de sus besos, los lunares de su espalda, el aroma de su piel... Me habría aferrado a cada momento. A cada "te amo". A cada palabra susurrada y a todas aquellas promesas implícitas entre nosotros.

No paraba de llorar. No paraba de lamentarme lo que había hecho. No paraba de desear correr a su casa y decir que había mentido. Que todo había sido por mantenerlo lejos de mí, porque ni siquiera podía mantenerme a mí mismo.

Estaba cayendo de tan alto que no quise arrastrarlo conmigo. ¿Cómo pretendía hacer feliz a alguien si ni siquiera podía darme un motivo para sonreír?...

No me había levantado de la cama en dos días. Mi mamá me había llevado algo de comida que apenas he tocado. Había mantenido el móvil apagado y escondido para no llamarle, y estaba muriendo.

Sentí un peso junto a mí en la cama, pero no me moví. No me interesaba saber quién es. No me interesaba hablar con nadie. No quería hacer nada. No quería ver a nadie...

—¿Cómo estás? —la voz jeongin hizo que el nudo de mi garganta se volviera inmenso. Envolvió sus brazos en mi cuerpo y me apretó con fuerza.

No pude evitarlo. Comencé a sollozar inconteniblemente una vez más.

—Está bien, Estoy aquí... Llora todo lo que necesites llorar. Estaré aquí siempre —susurró y yo me giré para abrazarlo.

Me permití sollozar con fuerza. Me estaba quebrando. Estaba cayéndome a pedazos. Me estaba desbaratando y no había nadie aquí para sostenerme. No podía hacer esto. No quería hacerlo. ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí?...

—Lo amo tanto—balbuceé entre lágrimas.

—Lo sé, Jisung Sé que lo amas. Él sabe que lo amas.

—¡No!, ¡No lo sabe!, ¡No sabe cuánto...! —no pude continuar. No podía dejar de llorar.

—Él te ama. Te ama muchísimo. No ha dejado de preguntarme por ti. Él te ama.

—innie no puedo tenerlo cerca. ¡No puedo!

—¿Por qué no?

—Tienes que prometer que no se lo dirás —susurré intentando tranquilizarme.

—Lo prometo.

Me aparté para mirarlo. Estaba seguro de que lucía como mierda, pero no podía importarme menos. No podía importarme ni siquiera un poco.

Tomé una inspiración profunda y comencé a hablar—: ¿Recuerdas que estaba teniendo problemas de vista cansada?

—Sí —su ceño se frunció ligeramente.

—Se volvió peor —un nudo se instaló en mi garganta—. Fui al médico y... —tragué duro—.jeongin.. me estoy quedando ciego —mi voz apenas fue un susurro, pero noté cómo toda su expresión se transformaba.

—Oh, Dios mío... —susurró mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—, ¡Oh, Dios mío!, ¡Oh, Dios mío!

Yo me sentí incapaz de hablar, mientras las lágrimas caían por mis ojos. —N-No pude decírselo. No tuve el valor de hacerlo. No quiero que pase por esto. No quiero que me vea quedarme ciego sin que pueda hacer nada por impedirlo. No lo merece. No merece sufrir de esa manera yo... ¡Yo lo hice por él!

Jeongin abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró.

Nos quedamos en silencio durante un momento que pareció eterno. Entonces, comenzó a preguntarme acerca de las opciones. Yo le hablé del tratamiento, del porcentaje de probabilidades de que funcione, de la cantidad de dinero que debería tener y del poco dinero que en realidad tenemos.

—Debe de haber una forma —susurró con la voz entrecortada.

—No la hay... —susurré de vuelta.

—¿Eso es todo, Jisung?, ¿Te vas a rendir así de fácil?, ¿vas a dejar de luchar sólo así? —sonó exasperado.. molesto.

—¿Qué hago? —Lo miré a los ojos—, dime tú, ¿qué hago?, ¿Qué puedo hacer para hacerme el tratamiento sin dejar a mi mamá en la calle?, no tenemos a nadie. La única tía que tengo vive en Busan y vive en una granja que está cayéndose a pedazos.

Jeongin guardó silencio, mirándome con impotencia. —No puedo creer que esto esté pasando. No puedo creer que esto esté pasándote a ti —susurró, acariciando mi cabello—. Es tan injusto.

Tragué duro, intentando aminorar mis ganas de echarme a llorar una vez más. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que me sentí de ésta forma...

—Vamos a encontrar la forma —prometió, pero sabía que ni siquiera el sabía si iba a ser capaz de hacer algo por mí

aunque puedas verme|#2| minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora