capitulo 22

629 91 22
                                    


Cuando bajé por las escaleras, el sonido familiar de la risa de Minho me hizo sentir un nudo en el estómago y, por un momento, me sentí tentado a volver sobre mis pasos y encerrarme en la habitación. No me había dado cuenta de qué tan afectado estaba por nuestra charla hasta ese momento. Me obligué a tomar una respiración profunda y bajé las escaleras.

—¿Planeas irte a dormir ya? —preguntó jeongin en cuanto me vio entrar a la sala.

El vestía una camisa roja y usaba unos jeans oscuros , y unas botas que lo hacían verse un poco más alto y una gabardina color beige . Hyunjin estaba enfundado en unos jeans oscuros, una camisa de botones y una chaqueta que se veía bastante cálida.

Minho estaba sentado en la mesa, vestía unos jeans oscuros y una gabardina negra que le llegaba a la rodilla.

—¿Ustedes planean salir? —pregunté, mirándolos con confusión.

De pronto, me sentí ridículamente desarreglado. Llevaba mi vieja pijama térmica y una sudadera que me quedaba bastante grande.

—Queríamos ir a cenar a un restaurante de comida local e ir al bar del pueblo —respondió hyunjin reprimiendo una sonrisa al verme.

—Oh... —dije, sin saber qué otra cosa podía decir. Me rasqué la cabeza incómodamente—, creo que paso. Tengo muchísimo frío y no quiero salir.

Jeongin me fulminó con la mirada y yo me encogí ante su mirada amenazante. —Sube esas escaleras y cambiate, Jisung Tienes veinte minutos. —espetó.

Yo abrí la boca para replicar pero la mirada de mi amigo me hizo saber que no importaba lo que dijera, terminaría yendo a cenar con ellos de cualquier modo. Apreté los dientes fuertemente y subí las escaleras pesadamente. Rápidamente me enfundé en unos jeans, me puse una sudadera de color azul y unas botas negras.

Apliqué un poco de rubor a mis mejillas antes de poner brillo en mis labios, acomodé mis cabello lo mejor que pude y me puse una bufanda para el frío.

Alguien tocó la puerta de mi habitación y yo rodé los ojos al cielo, sabiendo que se trataba de jeongin —Ya voy —dije, dándome una última mirada en el espejo.

La puerta de la habitación se abrió y me di la vuelta para encarar a mi amigo, pero me congelé al instante. Minho estaba parado al pie de la puerta, con las manos en los bolsillos y expresión nerviosa.

—Hola —dijo tras un momento de silencio.

—H-Hola —tartamudeé, sintiendo mi corazón latiendo a una velocidad impresionante dentro de mi pecho.

Él se revolvió incómodo un segundo y luego sacó una de las manos de su bolsillo, mostrándome una pequeña cajita de terciopelo rojo. Mi corazón dio un vuelco y miré el objeto en su mano y luego a él.

Una sonrisa nerviosa bailó en su boca y dijo—: Tengo esto desde hace tanto tiempo..., es tuyo. Sólo... Nunca tuve oportunidad de dártelo.

Mi boca se secó cuando lo vi acercarse a mí. Se detuvo cuando las puntas de nuestros zapatos se tocaban y me entregó la caja. Yo la tomé, dudoso, pero la abrí con dedos temblorosos. Una pequeña cadena de plata apareció delante de mí. Pequeños intrincados y florituras de plata brillaban de una manera espectacular y había una pequeña placa en el centro.

Tomé el delicado material entre mis dedos, con mucho cuidado. Era una pulsera. La pequeña placa tenía algo escrito en ella. La tomé cuidadosamente y leí la inscripción:

"Te amaría mil vidas si fuera posible. Te amaría aunque pudiera verte. Te amaré siempre.   –M."

Mi corazón se estrujó dentro de mi pecho y sentí las lágrimas agolpándose en mis ojos. Tragué saliva, intentando deshacer el nudo de mi garganta, pero fue inútil. Alcé mis ojos hacia los suyos y una sonrisa triste se deslizó por sus labios.

—Lo mandé hacer antes de que todo se fuera a la mierda. Te pertenece. Quiero que lo tengas.

–M-Minho, yo... —susurré con un hilo de voz.

—Por favor, Sung Quédatelo. Por favor. —noté la súplica en el tono de su voz. Él tomó la cadena de entre mis dedos, cuidadosamente, y deshizo el broche de un movimiento. Yo extendí mi muñeca hacia él, sin apartar la vista de sus ojos.

Enredó el material en mi muñeca con sumo cuidado y cerró el broche. La cadena me quedaba a la perfección. Miré mi muñeca y mi corazón se estrujó dentro de mi pecho. Una parte de mí quería echarse a sus brazos y besarlo, y otra ni siquiera podía moverse.

—E-Es hermosa —tartamudeé casi sin aliento.

—Y es más hermosa en ti —dijo, con la voz enronquecida.

Alcé la vista y nuestros ojos se encontraron. Su cabeza estaba inclinada hacia adelante, su frente casi tocaba la mía y sus  cabellos alborotados me hacían cosquillas en la frente y la nariz. Podía sentir su aroma fresco y varonil invadiendo todos mis sentidos. Su aliento cálido me rozaba la mejilla y sus ojos se habían oscurecido varios tonos.

Mis ojos se posaron en sus labios mullidos, rojos y entreabiertos y cuando alcé la vista a sus ojos, me di cuenta de que él miraba mis labios.

Cerré mis ojos y sentí su frente pegándose a la mía.— Pídeme que me detenga —suplicó en un susurro ronco.

Yo abrí la boca, pero las palabras no salieron de mis labios. No quería que se detuviera. —M-Min...—fue lo único que pude pronunciar.

Su nariz rozó la mía suavemente sentí su aliento mezclándose con el mío. —E-Esto no está bien... —tartamudeé.

—Lo sé —respondió él, con la voz cada vez más enronquecida—. Pídeme que me detenga, Jisung No podré detenerme si no me lo pides.

—N-No —gemí, sintiendo como toda mi mente se drenaba de pensamientos coherentes y sensatos.

—Bonito... —susurró en una súplica, pero sus labios rozaron los míos. Apenas fue perceptible. Apenas si sentí el pequeño roce y todo mi cuerpo se tensó en respuesta. Mis labios hormigueaban por su contacto y quería más. Quería mucho más.

—¡Jisung!, ¡Apresúrate! —la voz de jeongin en la planta baja me hizo soltar una maldición y Minho desvió la mirada, recomponiéndose.

—L-Lo siento —masculló y se dirigió a la puerta.

Yo me quedé un segundo sin aliento antes cerrar mis ojos con fuerza y regañarme mentalmente por lo que había estado a punto de hacer. Tenía novio. Él tenía una novia.

Y lo que más me preocupaba era una cosa: no había pensado en Soobin ni un segundo. No había tenido remordimiento de conciencia alguno... ¿Por qué no sentía ninguna clase de remordimiento?...

aunque puedas verme|#2| minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora