Capitulo 32

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- ¿Enserio quieres ir a Francia? Digo, puedes huir ahora.

"Di que no"

- Está bien, podemos divertirnos, ¿no?

- ¡Claro!¿Por que no?

- Excelente

- ¡Nos vamos a Francia! -fingí alegria-

Después de una hora nos encontrábamos en camino hacia al aeropuerto.
Todo esto me ponía los nervios de punta ¿Cómo iba a funcionar esto? ¿Nam y mis papás en la misma casa? Mi abuela, ¿qué iba a pensar mi abuela? Estaba que quería salir corriendo.

- ¿te encuentras bien cariño? -comentó mi madre-

- Claro, ¿Por qué no lo estaría?

- Dinos tú Kenny -comentó Alexandre maliciosamente-

Chat con Alexandre

- Voy a matarte 😡

- ¿Quieres ir a la cárcel tan joven?

- ¿esto fue tu idea?

- Quizás

- Sabía que estabas aquí. Así que, si me obligaban a ir, tú también irías.

- pero no creí que tendrás compañía

- Eso fue tu culpa

- 😡😡😡😡

- Tranquila, ¿Qué puede salir mal?

- Solo es tu "amigo" ¿no? 😏

- 🙄

Después de una hora 1 y 30 minutos logramos aterrizar en Francia, después iríamos a la estación de tren que nos llevaría directo a Marsella, donde vivía mi abuela. 

Esta ciudad se encontraba al sur de Francia, así que tan solo nos tomaría 3 horas y 30 minutos llegar hasta allá.

Mis papás se divertían con la presencia de Nam, yo seguía enojada por el hecho de estar aquí los 5, pero supongo que yo solita me había puesto en esta situación. 

Después de 3 horas y 30 minutos de viaje en tren, finalmente llegamos.  Salimos de la estación del tren y afuera de esta se encontraba una camioneta esperando por nosotros, para llegar a la casa de la abuela nos tomaría quizás 30 minutos.

- Madre planeaste todo esto, ¿verdad?

- ¿A qué te refieres Kenny? -preguntó mi madre-

- Vino una camioneta a buscarnos, y eso solo sucede cuando el viaje es planeado. 

- Nos atrapo cariño -comentó mi Padre-

- ¡Lo sabía! -bufé-

Procedimos todos adentrarnos a la camioneta mientras mi padre,  Alex y Nam acomodaban las maletas, al terminar se adentraron en el coche para así salir en dirección a casa de la abuela.

- X: Llegamos -comentó el Chofer-

Todos procedimos a bajarnos del coche y así a bajar las maletas. La casa seguía igual, nada había cambiado, todo se veía igual que hace unos años. 

Cada uno tomó sus maletas y empezamos a subir las escaleras para entrar a la casa cuando mi abuela apareció, seguida de mi abuelo.

- ¡Kenny! ¡Alexandre! -comentó mi abuela

SI PUDIERAMOS ESTAR JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora