Saray
—¡Buenos días!, ¡good morning!, ¡guten morgen! —mi hermano entró gritando en mi habitación.
Abrí los ojos lentamente y me quejé.
—¿Resaca? —rio —, un poquito de agua y bicarbonato, como en "Los Serrano"
—Cállate la boca —espeté, lanzándole un cojín.
—Menudo humor de perros, Lisita, ayer estabas mucho más contenta.
De repente, recordé la noche anterior.
Mierda. El beso.
Me levanté con brusquedad y abrí los ojos como platos.
—Parece que has hecho memoria.
—Fuera —ordené.
—Oye, que estaba de cachondeo, no te lo tomes a malas.
—Álvaro, vete.
—Vale, pero sólo si luego me lo cuentas.
Le lancé una mirada asesina que entendió al instante.
—Adiós, hermanita —dijo mientras salía, cerrando tras de sí la puerta.
Me mantuve unos instantes callada, recordando todo lo de ayer.
—Mierda, mierda y mierda —metí un puñetazo al colchón.
Había besado a Marco. Y no sabía si me sentía bien o mal. Pero sentía algo.
Algo que me daba muy mala espina.
Me estaba empezando a agobiar. Me levanté y me dirigí al baño para mirarme en el espejo.
—¿Qué has hecho, Saray? —me froté la cara.
Me había dejado llevar completamente, sin pensar en lo que aquel beso podría causar.
Sin pensar en que estaba empezando a sentir algo por Marco, y que ese beso iba a empeorar las cosas.
Ya las había empeorado. No podía pensar en otra cosa que no fuera en sus labios sobre los míos.
Una sonrisa amenazaba con escaparse.
—¡JODER!
Salí de mi habitación frustrada, volví a entrar al baño, y así una infinidad de veces.
Cuando me tranquilicé un poco, me lavé la cara y me cambié de ropa, iba a bajar al Río Shopping con mis amigas para comprar las cosas que necesitaba para la protectora. Tras eso, cogí el móvil.
Abrí los ojos como platos cuando vi que tenía dos mensaje sin leer de Marco, uno a las cinco y veinte, y otro a las once y cuarto. Eran las doce y veinte.
"has llegado bien a casa?"
"buenos días :)"
Me quedé procesando, confusa. Me había hablado. Después de besarnos. No me había ignorado. Y se había preocupado por mí.
Fruncí el ceño. No me lo esperaba.
De pronto, unos nervios se me instalaron en el cuerpo. Tenía que responderle.
Saray: buenos días :) llegué bien jejeje.
Dios mío. Que patética.
Rápidamente, me metí en el grupo que tenía con mis amigas, y mandé un audio diciendo que Marco me había escrito.
Estela: AHHHHHHHHH, SABÍA QUE LE GUSTABAS
Alba: Saray, le tienes en el bote.

ESTÁS LEYENDO
El despertar de la pasión (Déjate llevar, 1) TERMINADO
Novela JuvenilTodos sabemos que el amor es incontrolable, al igual que es incontrolable elegir de quién nos enamoramos. Saray nunca antes se había enamorado, y no tenía pensado hacerlo. Siempre había visto a sus amigas sufrir y no quería pasar por lo mismo. Marco...