Saray
—¡Ares, a por ella! —tiré la pelota con toda la fuerza que pude, mi perro salió corriendo tras ella.
Era por la mañana, casi no había podido dormir. Me había pasado toda la noche llorando y dando vueltas a la cabeza.
Estaba muy confusa. Estaba empezando a sentir algo por Marco y no quería hacerlo.
Una semana atrás, en la discoteca, cuando estuvo a punto de besarme, fue como si el cabreo que llevaba encima se disipase. Me daba mucha rabia que eso pasara.
Por ello llevaba cuatro días evitándole completamente.
Mi perro me sacó del ensimismamiento en el que estaba metida poniendo su patita en mi rodilla.
Le acaricié la cabeza y le puse la correa.
—Vámonos —dije.
Salimos por la puerta del parque canino, que estaba vacío, y nos dirigimos a casa.
Quedaba un poco lejos, pero saqué mis auriculares, abrí Spotify y puse mi playlist favorita.
La primera canción que escuché fue "Yellow" de Coldplay. Me sacó una sonrisa escuchar las primeras notas, era mi favorita de ese grupo.
Fui tarareando distintas canciones hasta llegar a mi casa.
—¡Ya estoy aquí! —grité al entrar. Ares salió corriendo hacia el salón. Le seguí.
Allí estaba mi hermano, viendo una serie mientras se comía un bol de palomitas.
—Ey, Lis —me saludó.
—Enserio, ¿palomitas a las once de la mañana? —reí.
—¿Qué más da palomitas que arándanos?, es comida —se encogió de hombros.
—Bueno, me subo.
Se limitó a asentir y a seguir comiendo.
Abrí la puerta de mi habitación y entré, Ares tras de mí.
Recogí la ropa de ayer y un par de cosas que andaban por ahí descolocadas y me tumbé en mi cama con el móvil.
No sé cómo acabé stalkeando a Marco, pero ahí estaba. Viendo su perfil de Instagram.
Tenía pocas fotos destacadas. Una en la que salía de espaldas en el espejo, otra boxeando con Adri, un par de ellas de fiesta y otra en la que salía el solo, sin camiseta.
Me sorprendió que saltase a otras historias, y aún más que fueran de mejores amigos.
Me había metido en mejores amigos.
En cuanto la sonrisa se asomó por mi cara, la borré.
Eso éramos, amigos. Nada más.
Esas historias eran en la protectora. Tenía varias fotos.
Me detuve en una en la que salía sonriendo mientras sostenía a un cachorrito en brazos. Esa vez, la sonrisa la mantuve.
Fui pasando fotos, en las que salía él, salía sonriendo. No como en las anteriores. Aquella sonrisa era de verdad.
Me interrumpió una llamada de Lara. La cogí de inmediato.
—Hola, Lara, dime.
—Buenas, guapa, ¿estás ocupada a las cuatro y media?
—No.
—Vale, es que ha llamado Verónica, la adoptante de Lana, ¿sabes quién es?
—Sí, claro, ¿qué quería?

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El despertar de la pasión (Déjate llevar, 1) TERMINADO
Ficção AdolescenteTodos sabemos que el amor es incontrolable, al igual que es incontrolable elegir de quién nos enamoramos. Saray nunca antes se había enamorado, y no tenía pensado hacerlo. Siempre había visto a sus amigas sufrir y no quería pasar por lo mismo. Marco...