Cap. 2 Ojos hipnotizantes

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«Un alma fuerte no nace de un paraíso, nace de un infierno»

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«Un alma fuerte no nace de un paraíso, nace de un infierno».
Antonio Porchia.

Bradley/Agnis Savill's

Un mes antes...

— ¿No eres Agnis? — insiste en preguntar lo mismo.

Se pone de pie y me observa con cuidado, y siempre alerta.

— ¿Qué pregunta más absurda es esa, Bessie? — frunzo el ceño —. No sé de qué me hablas o a qué te refieres, la verdad.

Sí, lo sé. ¿Y?

— No. Tú no eres Agnis, él no me llama por mi nombre — me dice con desconcierto.

Sonrío con malicia.

— ¿Y si no soy Agnis, quién soy, según tú? A ver, dime. Sácame de esta incertidumbre.

Bessie mira el cuerpo de Dareck, sus ojos se tornan tristes y melancólicos.

— No puedo creer que le hayas hecho esto a tu mejor amigo.

— Si hubiera sido mi mejor amigo se habría puesto a mi favor, no en contra.

— Estás mal de la cabeza. Dareck fue un buen mejor amigo y lo sabes.

Tal vez sí, pero ese no es el caso.

— Todos vamos a morir, así que no sé por qué tanto escándalo por su muerte.

— ¿Por qué me odias? — preguntó.

— ¿Deberías saberlo? — miré a Bessie y luego a Klein —. Corrección, ambos deberían saberlo.

— No sé nada, por eso mismo te pregunto a ti — me dice.

Klein solo me mira.

— ¡Hum! Ahora resulta que ninguno de los dos sabe nada. ¡Vaya!, pero qué conveniente.

— Sé más específico — me pide Klein.

— ¿Y si no quiero? ¿Qué harás?

— No quiero pelear contigo, Agnis.

— Pero yo contigo sí, Klein.

— ¿Me odias a mí o la odias a ella? — pregunta.

— Te odio a ti, Klein. Bessie solo es el arma con la que puedo herirte fácilmente.

— ¿Qué quieres decir? — Bessie habla.

EL CORAZÓN DE LA EMPERATRIZ © [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora