Cap. 10 El secreto de la corona

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Bessie Markness

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Bessie Markness

Húmedo.

Oscuro.

Un hedor a moho invade mi sentido del olfato.

Cadenas. No puede ser. Las cadenas me traen muy malos recuerdos. Otra vez me mantienen prisionera. Pero, ¿quién...? No es el mismo calabozo. Si él no lo hizo... Entonces, ¿quién, y con qué fin lo ha hecho?

Lo último que recuerdo es... ¡Oh, mierda, ese hombre!

Hago una señal para que la criada que Klein me asignó se retire. Sigo peinando mi cabello por unos minutos más. Me miro al espejo y no sé de quién es este reflejo tan destruido, porque de la antigua Bessie no es. Supongo que es de la actual.

¡Oh, pero qué desdicha la mía el lucir así!

Me levanto y me sirvo un poco de té. Mis nervios se han descontrolado hasta el punto de ser como pirañas hambrientas en una bañera recién preparada.

Las cicatrices en mis muñecas son la prueba del infierno que viví. No importa cuánto quiera olvidar ese horrible y trágico pasado, estás cicatrices, nunca me lo permitirán.

— Así que tú eres la razón por la que él lo hizo, eh — escucho una voz profunda provenir de la ventana. Un hombre alto, de piel pálida, de cabello azul oscuro, largo, está sentado junto a la ventana, observándome —. Para ser humana no estás de mal ver. Dime, ¿quién eres tú, linda pelirroja?

Fruncí el ceño, confundida. Miré a ese hombre, absorta por su rara belleza. Sus ojos eran muy diferentes a los de un humano, su pupila estaba en una forma vertical. Vestía elegantemente, como si fuera de alto estatus.

— ¿Y bien, estoy esperando una respuesta, linda pelirroja? — dice sacándome de mi concentración.

— ¿Quién eres?

— Yo pregunté primero, así que tú responde.

Tragué saliva, nerviosa.

Intenté que el fuego fluyera, pero no lo conseguí. No podía usar magia, ¿por qué?

— Estoy bloqueando tu magia, querida. Será mejor que respondas, mi paciencia tiene un límite muy pequeño. Y no me gusta que me hagan esperar — me explica, amable y serio.

— Mi nombre es Bessie. Bessie Markness de Savill's — sentí una ola de orgullo recorrer mi cuerpo luego de soltarlo de manera altiva y segura —. Y soy...

EL CORAZÓN DE LA EMPERATRIZ © [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora