Estrías - Stony

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Anthony Stark lo aceptaba, era vanidoso. Le gustaba tener un físico perfecto, no podía negarlo, desde que era joven siempre se había esforzado por tener el cabello y la piel intacta.

Por eso, después de experimentar los primeros cambios en su cuerpo durante el embarazo realmente la empezó a pasar mal. No era algo que exteriorizara pues además de vanidoso era de igual manera orgulloso.

Las primeras incomodidades ocurrieron durante su cita en el médico, era su segundo ultrasonido y cuando el doctor le pidió descubrirse el vientre un repentino nerviosismo y vergüenza lo abordo. Lo disimuló lo mejor que pudo y el doctor pareció no notarlo, sin embargo Steve fue otra historia pues claramente vió que algo ocurría.

A partir de ese momento las cosas empezaron a empeorar.

Tony comenzó a evitar que Steve lo viera sin camisa, tomando duchas cuando el rubio salía a correr o cambiándose cuando su esposo se encargaba de acostar a Peter.

Un día por la noche, al fin Steve lo confrontó.

— Tony, por favor dime ¿Qué ocurre?— habló el rubio de pronto. Había llegado en silencio y tomó desprevenido a Tony que estaba apunto de iniciar a ponerse una pijama.

Anthony detuvo sus acciones, siendo consiente de que lo estaban viendo y volviendose incapaz de quitarse su ropa.

— Nada, todo está bien. Voy al baño— respondió el castaño fingiendo demencia y tomando sus cosas para refugiarse en el baño.

— Tony— Steve se interpuso en su camino— no te voy a dejar escapar. Quiero saber si estás bien, no soporte verte sin saber que sientes y nada más preocuparme.

— Yo...— Tony no supo que responder. Estaba acorralado y no podia escapar de nuevo.

— Estoy aquí, puedes confiar en mi— aseguró el más joven y guió a su esposo hacia la cama para que tomarán asiento.

— Me encanta saber que estamos extendiendo nuestra familia, me encanta la idea de volver a ser padre. Pero la verdad es que no me siento bien— confesó Tony, pero tuvo que aclarar al ver la cara de espanto de su esposo después de que dijo lo último— mentalmente, Steve, mentalmente; físicamente estoy bien. No me gustan los cambios que estoy teniendo en mi cuerpo, me siento horrible.

— Amor...— el rubio se acercó a abrazarlo— no sabía que te sentías así, lamento no haberme dado cuenta antes. Pero yo siempre te amare, no me importa tu físico, mientas sigas siendo tú yo te amaré.

Los ojos del castaño se cristalizaron y se dejó abrazar. Fue como si un peso se le quitará de sus hombros.

— ¿Qué es lo que te molesta de tu aspecto? Quiero saber en qué puedo ayudarte— cuando el ambiente estuvo más calmado, al fin el rubio pregunto.

— Las estrías— susurró, aún le daba vergüenza decirlo en voz alta.

— Estoy seguro que hay tratamientos para ellas, no te estreses— consoló Steve— solo estarán algunos meses más, después de que nazca nuestro bebé podrás recuperar tu cuerpo deseado.

Tony rió por lo último. Realmente agradecía la decisión de haber empezado su familia con ese hombre, alguien que lo quisiera y apoyara en esos momentos.

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