-Capitulo 5-

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Hyunjin se encontraba en la sala de espera, sentado en esas sillas incomodas que tienen los hospitales, esperando a que saliera alguien a decirle cual era el estado de Minho y si todo estaba bien. Mordía sus uñas, era lo único que encontraba para calmar los nervios.

Inevitablemente sus pensamientos viajaron 3 años atrás cuando, junto a su madre, fueron al hospital luego de que aquel incidente pasara. Un frio helado recorrió su espalda y un pequeño estornudo de su parte corto el hilo de pensamientos, internamente lo agradeció ya que no quería recordar más el pasado.

Se incorporó cuando vio a una enfermera acercarse hacia donde él se encontraba.

-Dejaremos al señor Lee aquí esta noche por seguridad. –Le mostró una dulce sonrisa para tratar de tranquilizarlo.

- ¿Qué le ha pasado?

- Sus síntomas son estables. No se preocupe. –Hyunjin seguía intranquilo- Le haremos algunas pruebas mañana.

-Entiendo, gracias.

La enfermera se retiró y al ver que nada podía aportar a la situación decidió volver a casa, ya casi oscurecía y debía tomar el tren aún.

Las gotas del suero caían una tras otra lentamente, el hombre en la camilla tenía un aspecto bastante demacrado.

-Ese chico esperó durante horas, preocupado por usted. – Informó la enfermera mientras tomaba sus signos vitales- Quizás debió haberle dicho unas palabras de agradecimiento.

Minho la ignoró, ni siquiera se movió un centímetro. Tal vez debió haberle dicho algo a Hyunjin, pero ya era tarde y dudaba que volviera a ver a aquel rubio en su vida otra vez.

*

Un estornudo interrumpió su conversación.

- ¿Te resfriaste Hyunjin? – Preguntó Seungmin a su lado. Se encontraban todos como de costumbre en el departamento del rubio.

- ¿Estás bien? - Quiso saber Felix.

-Tranquilos, no es nada. - Tomó su celular, billetera y llaves antes de empezar a caminar hacia la puerta- Bien, ¿nos vamos al trabajo?

-Sí. – Dijeron al unísono el resto y tomando sus cosas en mano salieron del departamento.

-Eres bonito. –Decía su cita de esa noche. No siempre salía con hombres mayores y casados, a veces salía con adultos jóvenes vírgenes y sin vida social como el chico de gafas a su lado.

Pero no podía negar que, si se veía bien, siempre lo hacía. Llevaba un pantalón de pinza negro, una camisa color beige y zapatos náuticos negros. Su cabello lo llevaba en un pequeño moño dejando libres un par de mechones al frente, logrando un efecto casual pero pulcro.

-Gracias. – Su brazo se soltó del agarre del chico al escuchar sonar su celular- Discúlpame un segundo. – Sin esperar respuesta contestó la llamada- ¿Hola? –Sus pasos se detuvieron y su cita al darse cuenta que ya no iba a su lado se volvió.

- ¿Qué? ¿Sucedió algo?

Hyunjin cortó la llamada -Me ha surgido una emergencia.

-Te has puesto nervioso, ¿eh? –Reía, Hyunjin lo encontró repulsivo- No te preocupes. Seré amable contigo. –Lo tomó bruscamente de la mano, pero el menor logró zafarse rápido.

-Lo siento. Tengo que irme.

Caminó un par de metros hasta que frenó un taxi y se subió a él, dándole la dirección a donde debía de ir. Al llegar pagó lo más rápido que pudo y salió corriendo a su destino.

- ¿Por qué estás aquí? - Mentiría si dijera que no le sorprendía verlo otra vez.

-No lo sé. – Respondió el rubio con la respiración un poco agitada parado frente a Minho. Se encontraban en la sala de espera del vestíbulo del hospital, mismo lugar donde Hyunjin estuvo esperando hace dos días atrás.

Minho lo miraba asombrado y sin despegar su mirada de los ojos marrones de aquel joven que apareció frente a él apenas después de haberle agradecido por celular las molestias del otro día. ¿En serio se había tomado las molestias de visitarlo a esa hora de la noche? No iba a negarlo, se sentía alagado. Hyunjin tomó asiento a su lado.

- ¿Por qué has venido?

-No lo sé. Estaba preocupado.

- ¿Preocupado de qué? - Rio incrédulo a la vez que negaba con la cabeza- Ni siquiera me conoces.

Hyunjin miraba la pared blanca frente suyo- Mide un metro ochenta, es sangre tipo O...y un poco asocial. –La comisura derecha de Minho hizo el amague de elevarse en una corta sonrisa- Triste y distante. Alguien que ha perdido la esperanza. ¿Me equivoco?

-Casi uno ochenta y cinco. –Dijo después de unos minutos en silencio. Hyunjin giró a verlo.

- ¿Qué? – Minho también giró a verlo.

-Mi altura.

-Casi acierto. –Una pequeña mueca que hizo con su boca al no acertar en su suposición hizo sonreír a Minho de lado.

-Asocial es correcto. –El menor rio al escucharlo y Minho lo imitó con una sonrisa más tímida.

- ¿Acabo de ver una sonrisa? –Se tapó su boca en asombro- Así que es posible.

-No lo hice. –Su cara volvió a ponerse neutral y sin rastro de emoción- No sonreí.

-Mentiroso. Si lo hizo.

Largó un suspiro antes de hablar- La gente no se me da bien. Y creo que...

-No se preocupe. – Lo interrumpió Hyunjin- En eso soy un experto.

Siguieron hablando un rato más hasta que se hizo demasiado tarde, Hyunjin se despidió de Minho y se pidió un taxi para regresar a casa. En el transcurso del viaje el astuto rubio ideaba un nuevo plan.

*

-Enséñeme matemáticas. –Minho observaba al joven estudiante frente a su escritorio. Ya habían pasado dos semanas desde que se habían visto en el hospital. Hyunjin había descubierto la escuela donde trabajaba el mayor y había decidió ir a visitarlo luego de que sus clases en la mañana terminaran.

La primera semana Minho lo echaba de su oficina apenas lo veía. A partir de la segunda se resignó y dejaba que el menor hiciera su tarea en un pequeño escritorio que tenía sin uso al fondo de la habitación.

- ¿Qué? ¿Por qué yo?

- ¿Cómo que por qué? –Preguntó un poco indignado cruzándose de brazos y ladeando la cabeza hacia un lado mirándolo con las cejas fruncidas- Le he salvado la vida, ¿no es cierto?

Minho cerró los ojos y suspiró sonoramente antes de dejar caer la cabeza hacia el frente. Hyunjin sonrió victorioso, aunque no haya recibido una confirmación verbal sabía que había ganado. Siempre conseguía lo que quería.

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My rainy days - [Hyunho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora