VIII

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6:00 am sala de interrogatorios

Los 4 oficiales miraban detrás de el espejo al sospecho y aparentemente líder de ese grupo de hombres. Habían recopilado toda la información de él, al parecer confío demasiado en su poder y dinero por lo que tiene bastante cosas sucias en sus manos. Pero lo principal era hacerle confesar sobre la violación, el mismo si no confiesa no tendrán material más concluyente y evidencia más fuerte.

—Michio ve a interrogar al sospechoso—. Ordenó el sargento al oficial, sin dejar de mirar al sospechoso

—Entendido—. Toma la carpeta con toda la información, entrando al lugar donde interrogaria al sospechoso.

Con calma el se sienta delante de él sospechoso, abriendo la carpeta sin cambio de expresión cómo si lo que fuera a leer sería un simple periódico de noticias. No había extendido la carpeta en la mesa y no se le veía que quisiera hablar con el sospechoso. El ya hombre que aparentaba por los 40 se sintió inexplicablemente nervioso, sentía que sus cálculos no iban a lo acordado o él oficial no seguía el camino común.

—Hiroshi Mifune, un rico y influyente hombre de negocios—. Leía en voz alta cómo si no le importará que otros escucharán el contenido— en la superficie todo parece estar bien, no hay nada malo pero—. Con una sonrisa burlona pone la carpeta en la mesa.

Michio pone sus piernas en la mesa con una sonrisa burlona y astuta en su rostro, mirando al contrario con cierto desprecio no se veía por ningún lado la conducta de un oficial de policía, su apariencia lo hacía ver cómo un hombre de pandilla y mafia.

—Claramente lavas dinero sucio y tratas a tú negocio cómo tapadera—. Su tono era muy casual cómo si el tema de conversación no tuviera nada de malo— así que puedo decir con seguridad que la mayoría de tú dinero viene de ese sucio negocio con políticos y criminales—. Su sonrisa se ensancha al ver con cierto placer el pánico interior de el sospechoso

—No tienen pruebas de lo que me acusan—. A pesar de el pánico que sentía no iba a cooperar con ellos— quiero a mi abogado—. Pide sin querer hablar con él, obviamente no era tan tonto

Michio chasquea la lengua con cierto fastidio, al parecer es no iba a cooperar. Aún así no se rendirá tan fácilmente, si cree que es un oficial común está equivocado. Se enderaza a su posición normal, con un manotazo a la mesa revela informes.

—Aquí están las pruebas de corrupción de dinero, soborno y tratado de crimen—. Mira con frialdad al hombre no tendría piedad contra personas cómo él.

—Pido a mi abogado—. A pesar de ver el documento aún mantuvo la boca cerrada y no admitió nada, mientras seguía insistiendo en ver a su abogado.

Michio estaba a punto de querer golpearlo, se forzó a calmarse no era tiempo de ser impulsivo. Mirando al hombre con expresión fría, con su cerebro ideando miles y más de estrategias para sacarle evidencia y una confesión.

—Retirate—. Ordenó Hideo con calma.

—Bien—. Susurra al oír la orden por el pequeño aparato de comunicación en su oído

El oficial sin ninguna palabra recoge la carpeta, se para de su asiento y sale de ahí sin más. Dejando la carpeta en un mueble cercano, hace una mueca acercándose a los tres.

—Cómo vieron al parecer no querrá abrir la boca— Mirando de mal humor al sospechoso a través de el cristal.

—Entonces deberíamos idear otra estrategia—. Él también se sentía bastante molesto de no poder conseguir nada.

—¿Quizás usar métodos especiales?—. Sugiere la única mujer entre los cuatros.

La sugerencia parecía bastante buena, aunque por otro lado eso traería problemas con la corte. Necesitaban un método que pudiera hacerle hablar sin tener que dañarlo. Pero ese era el punto, lo difícil era dañarlo.

Camino Diferente #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora