XLI

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Alaia

El viento sopla con fuerza mientras las ramas de los árboles crujen, se acerca el otoño, lo sé, se que pronto las hojas de los árboles caerán para darle paso al frío invierno, el invierno donde Phillip cumplirá dieciocho y ascenderá pronto al trono

Cossimo no murió, y por ende Phillip aún no es el rey de Cortona, y lo sé porque me envió una carta donde decía que está más cerca su venganza de como lo pensaba, escucho una caravana de autos, y caballos acercarse

Y abro las persianas para ver de que trata, doce autos, o tal vez más entran a mi pequeño jardín, la gente del pueblo se mantiene en alerta, y miro al príncipe que se baja con una sonrisa que me hace verlo confundida

Hace una reverencia, la gente del pueblo se tensa y a mi me pone peor, pide que abran las puertas y lo veo entrar, seguido de sus guardias que abren un montón de cajas con miles de vestidos en el

—¿Que se supone que estás haciendo? — pregunto, y el hace una mueca, se aclara la garganta antes de continuar

—Resulta que tienes una hija demasiado inteligente — sonrío ante la mención de mi pequeña — y aunque mi padre cree que vamos a firmar una unión cuando lleguemos a Olive, no será así

»—Y ya que no puedo hablar mucho de ello, solo escoge lo que más te guste, Olive nos espera, tu reino, majestad — suspiro sin poder creer lo que dice

Sale dejando los vestidos a un lado y yo lo sigo, queriendo saber más de lo que dijo, pero se gira para verme confundido, regreso al interior de la casa tomando un vestido color oliva, con un encaje que deja mi espalda al descubierto, bajo al sótano, tomando el cofre y el anillo que lo abre, desmontó el retrato de Hannah

Ya que ahora tengo un nombre para ella

Y la fotografía de Phillip, para meterlas dentro del cofre, y salgo, el príncipe espera recostado en la puerta y sonrie, abriendo la puerta para que suba, el se sube del lado contrario y ordena algo que me hace mirarlo con una sonrisa sarcástica

Lo sigo cuando nos detenemos en la joyería real, aún se escucha el anuncio que da por terminado, mi exilio, ya no soy un fantasma, aún cuando deje de ser la princesa de Salisbury, y ahora soy una ciudadana más en este país, ya dejarán de verme con rabia y podrán acercarme a saludarme

—¿Alguno de sus padres sabe lo que hará? — el rueda los ojos abronedome la puerta de la joyería para que pase y empiece a seguirme

—No — responde seco, diciendo que es lo único que sabré por el momento, le entregan un anillo de compromiso que me resulta fascinante, y más para el que es quien lo va a entregar

Me regala el collar que no he dejado de observar desde que bajamos del auto y después de ayudarme a colocarmelo, subimos de nuevo al auto, rumbo a Olive, mi nación

* * *

Aún cuando no es la habitación que deje cuando me fui, me sorprende que este tan bien cuidada, el retrato de una Alaia que fue estúpida y enamorada reluce sobre la cama y observó las coronas, buscando entre todas la que indica mi regreso

—¿Que planean los príncipes? — pregunto con ansiedad, queriendo saber a qué acuerdo llegaron, pero el príncipe solo se encoge de hombros, sonriendo

Su Majestad [Tronos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora