XI

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Joseph

Observo a la mujer que me acompaña, aún hay lágrimas bañando su rostro, paso el trago amargo con un poco de agua, el paso por la frontera fue algo caótico pero se logró, y el camino al castillo es silencioso

Voy a conseguir lo que quiero, pero no sé siente bien, como si estuviera haciendo las cosas mal, además que Alaia está afectada, tanto, que puedo ver sus ojeras marcadas, y hasta esta un poco más delgada

Muerdo mi labio inferior, y sostengo su mano, ella levanta la mirada y me mira, sus ojos brillan y su comisura se eleva, algo en mi se tranquiliza al saber que conmigo está tranquila, que sonríe

Observo las líneas de su nuca y me inclino a lo que ella se pone tensa, me acerco lo suficiente para observar unos dedos marcados sobre su nuca

—¿Quien fue? — expreso despacio — quien se atrevió a ponerte una mano encima — gruño, la rabia fluyendo por mi sistema — dime el puto nombre para hacerle pagar por eso

—Fue mi padre — susurra, exhaló con ira, y ella acaricia mi brazo, trayendo la atención a su rostro — no es nada, no le des importancia

Se acerca dónde estoy dejando un beso en mi mejilla, abro la boca sutilmente, y ella sonríe

»—Creo que ya llegamos — parpadeo y asiento, bajo del auto y le extiendo la mano que ella toma con algo nerviosismo, pero baja y sonríe abiertamente, los empleados le bajan la cabeza a modo de respeto, mira el este del palacio — te dije que ahí se vería bien un jardín de rosas

Asiento

—Serás la reina, podrás hacer lo que quieras con este lugar — murmuró, me ve subiendo una ceja y asiente

—¿Hasta contigo? — pregunta de repente y sonrió bajando la cabeza

—Hasta conmigo — le confirmo y eso la hace ampliar la sonrisa

Seguimos avanzando, y todos bajan su cabeza, saludandola cuando ella lo pide, caminamos hasta subir los escalones y llegar al último piso donde se encuentran las habitaciones, la suya hasta que sea mi esposa se encuentra frente a la mía

—¿Es mi habitación? — pregunta cuando entramos

—Si, el sastre vendrá en unos minutos, saldremos en unas horas, toma tu tiempo para adaptarte — suspiró y me acerco a dejar un beso en su cabeza, alejándome cuando quiero darle un beso a sus labios cereza — espero que disfrutes tu estancia y te acostumbres, ya que vivirás aquí toda una vida

O por lo menos es lo que espero, asiente y me alejo cuando suelta un suspiro, entro a mi habitación y solo quiero adelantar el tiempo para que pueda tomarla como esposa, para decir oficialmente que es mía

Que esa hermosa mujer de cabello dorado, es mía, mi esposa

* * *

No sé cómo luce Alaia ya que me adelante, y estoy algo ansioso, quiero ver qué vestido habrá escogido, no le dije que haríamos pero ella debe sospecharlo

El auto donde viene por fin se detiene en la plaza del pueblo, y las puertas se abren para que ella baje, lo primero que veo es la corona sobre su cabeza, son de mi madre y a ella le quedan igual de bien, su cabello dorado siendo libre

Sus hombros desnudos y su escote recto, en un vestido que es color rosa o tal vez lo estoy viendo mal, es un vestido tan acordé a ella, pero aún así me sorprende, ella es hermosa

Jodidamente hermosa

Sus mejillas se tiñen de rosa cuando se detiene frente a mi, los habitantes de mi pueblo tan ansiosos como yo, me aclaro la garganta y saco el cofre colocándome sobre mi rodilla, ella se lleva las manos a la boca

Sus ojos llenandose de lagrimas

—Alaia Rinaldi — hablo — te metiste en mi pecho desde el primer momento que observé tu dulzura, tu belleza, lo que sentí desde que te ví, me llevo a darme cuenta que no quería una vida donde tú estuvieras, dónde esa forma de ser este en cada paso, a cada minuto — tomo aire —, Alaia Rinaldi, princesa de Salísbury, ¿Quieres ser mi esposa, mi mujer y mi reina?

—Si, si, si, mil veces si — responde, estirando la mano para que coloque el anillo en su dedo, me levanto del sueño y la abrazo sintiendo mi corazón palpitar acelerado

—Pueblo de Olive, como acaban de presenciar, ya no seré un rey solitario, dentro de menos de un mes una mujer estará a mi lado, una mujer que conocen por su carácter y dulzura — tomo aire — Alaia Rinaldi será su reina,  mi esposa y la futura madre de mis hijos — ella tose disimulando lo que ocasionan mis palabras — Larga vida al Reino de Olive

—¡Larga vida al Reino de Olive! — expresan — ¡Salud, amor, poder, honor! — recitan a coro, mientras tomo la mano de Alaia y la elevó

Aún siento que algo saldrá mal, peor espero estar preparado para enfrentarlo, y seguir defendiendo mi pueblo de los ataques del rey de Cortona, y ahora que se entere que Alaia será mi esposa vendrán más letales

Su Majestad [Tronos #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora